El limbo legal de la defensa militar

La baza oculta de Sánchez con Biden: la OTAN para proteger a Ceuta y Melilla

La cita con el presidente de los EEUU busca simbolizar el apoyo de la organización militar más importante del mundo y en la que Marruecos, Ceuta y Melilla estarán presentes tanto en papel como en espíritu.

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La baza oculta de Sánchez con Biden: la OTAN protegería a Ceuta y Melilla
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La europeización del choque entre España y Marruecos ha tenido un claro vencedor: España ha conseguido sacar de Estrasburgo el respaldo necesario para mostrarle a Rabat que de nuevo las fronteras de la UE comienzan en Ceuta y Melilla. Como contrataque, el reino alauita ha reaccionado señalando la bilateralidad del problema diplomático. La máxima del divide y vencerás parece ser la estrategia de la diplomacia marroquí. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que, si se echa un pulso a un miembro de la Unión, hay que asumir que se le echa también al resto de sus socios.

Una vez garantizada la voz única en Europa, el Gobierno, al menos su versión socialista, acude dispuesto a dar el salto y garantizarse el músculo que proporciona la OTAN. Ese parece el objetivo del Presidente del Gobierno, que acudirá mañana a una cita que puede suponer un punto de inflexión en la crisis con Marruecos, quizá definitivo. La cita con el presidente de los Estados Unidos, además de suponer el debut en las nuevas relaciones entre ambos países, desde que Joe Biden llegara a la Casa Blanca, busca simbolizar el apoyo de la organización militar más importante del mundo y en la que Marruecos, Ceuta y Melilla estarán presentes tanto en papel como en espíritu.

La realidad ha hecho que Marruecos se haya convertido, de facto, en el principal aliado de la organización en el norte de África, especialmente de Estados Unidos, y este es un factor que desde el primer momento Biden ha puesto encima de la mesa cada vez que se le ha preguntado por el desencuentro que viven Madrid y Rabat. Es una situación complicada en la que Ceuta y Melilla han estado siempre en la encrucijada diplomática y jurídica. Pese a ser dos territorios españoles y europeos, como ha demostrado la reciente crisis, la protección militar de la Alianza sobre estas dos ciudades autónomas se sitúa en un limbo legal que podría ser despejado este lunes.

Desde un punto de vista estrictamente jurídico, la literalidad del Tratado del Atlántico Norte excluye a Ceuta y Melilla, pero no lo hace de una manera explicita, sino simplemente reconociendo en el artículo 6 que la protección militar en respuesta a un ataque armado contra un o varios aliados tendrá lugar cuando este se produzca “contra el territorio de cualquiera de las Partes en Europa o en América del Norte, contra los departamentos franceses de Argelia (ya obsoleto), contra el territorio de Turquía o contra las islas bajo jurisdicción de cualquiera de las partes en la región del Atlántico Norte al norte del Trópico de Cáncer”.

De esta afirmación se desprendería, sin lugar a dudas, que la OTAN no debería prestar la asistencia necesaria en caso de que tanto Ceuta como Melilla lo requirieran. Por desgracia, su condición de pertenencia geográfica a otro continente distinto del europeo juega en su contra. La OTAN, sin embargo, sí recoge la insularidad como una excepción a este principio, amparando a los archipiélagos de Canarias o Madeira, dejando en una situación de continua incertidumbre histórica a las dos ciudades autónomas.

La operación ‘Active Endeavour’ sirvió para que la OTAN fuera responsable de la vigilancia del Mediterráneo oriental para la detección de amenazas terroristas. Su ámbito fue posteriormente ampliado e incluyó implícitamente a Ceuta y Melilla.

Ahora bien, la cuestión no es pacífica ni académica ni diplomáticamente. La evolución de la OTAN en el campo estratégico le ha llevado a operar en escenarios muy distintos al originalmente concebido en territorio europeo o norteamericano. Basta recordar la misión multinacional de la ISAF en Afganistán, operación que fue liderada por la OTAN y que posteriormente y de manera reducida mutó a la misión ‘Apoyo Duradero’. Por su parte, la operación ‘Active Endeavour’ sirvió en un principio para que activos navales de la OTAN fueran responsables de la vigilancia del Mediterráneo oriental para la detección de amenazas terroristas. Su ámbito fue posteriormente ampliado a todo el Mediterráneo, incluyendo implícitamente a Ceuta y Melilla.

A la evolución militar de la Alianza se le une la heterogeneidad de sus miembros. Bosnia Herzegovina o Georgia son candidatos a adherirse al Tratado. Ucrania también llama a sus puertas, mientras que Colombia goza de la condición de socio global, en la que es una clara demostración del derribo de las fronteras que anteriormente definían claramente el ámbito de actuación de la Alianza al territorio de Europa occidental.

En la reunión del lunes entre Sánchez y Biden la protección militar de Ceuta y Melilla estará en el ambiente. No es una cuestión que el nuevo presidente norteamericano ignore en absoluto. En 2016, como vicepresidente de los Estados Unidos bajo el mandato de Barack Obama, conoció de la polémica originada por un numeroso grupo de congresistas americanos que protestaron ante España por la presencia y atraque de navíos rusos en el puerto de Ceuta. Por aquel entonces, la respuesta española pasó por recordar que, en principio, Ceuta y Melilla quedaban fuera del paraguas de la Alianza. Estados Unidos pasó de soslayo esta situación, al considerar que, de facto, se estaba en un territorio de un aliado militar y, por lo tanto, cualquier tipo de apoyo a una potencia extranjera no podía tolerarse, máxime cuando la asistencia técnica se prestaba a escasos kilómetros de Gibraltar, es decir, frente a las narices de un socio atlántico como Reino Unido.

Sánchez acude a Brulesas dispuesto a arrancar un compromiso de la Alianza para reforzar el apoyo de la Unión Europea en el flanco sur de Europa

Pese a que la polémica cayó en el olvido, junto al hecho de que el Reino de España nunca ha reclamado formalmente modificar el Tratado del Atlántico Norte para incluir a Ceuta y Melilla, nada impide que una interpretación extensa del mismo pudiera incluir a los dos enclaves europeos bajo la protección del brazo armado de los Estados Unidos en Europa. El propio artículo 4 autoriza a los países a consultarse cuando, a juicio de cualquiera de ellos, por supuesto incluido España o cualquier otro socio, tanto “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes fuese amenazada”. Esta integridad territorial incluiría el episodio del asalto a las fronteras exteriores sucedido en Ceuta, ciudad que forma parte de la unidad territorial española, hace apenas unas semanas.

Esta será la gran baza diplomática del presidente del Gobierno español, que acude a Brulesas dispuesto a arrancar un compromiso de la Alianza para reforzar el apoyo de la Unión Europea en el flanco sur de Europa… y quizá, a partir del lunes en el de la OTAN. La situación se vive en Rabat con toda preocupación al afectar directamente al que, a día de hoy, es su máximo socio estratégico en la zona: los Estados Unidos de Joe Biden.

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