La campaña electoral se avinagra en Brasil a un mes de la cita con las urnas

  • La campaña electoral en Brasil se avinagró hoy, cuando falta un mes exacto para la cita en las urnas, con constantes ataques que tienen como blanco a la favorita en las encuestas, a la opositora y ecologista Marina Silva, y quien ha puesto en duda la reelección de la presidenta Dilma Rousseff.

Río de Janeiro, 5 sep.- La campaña electoral en Brasil se avinagró hoy, cuando falta un mes exacto para la cita en las urnas, con constantes ataques que tienen como blanco a la favorita en las encuestas, a la opositora y ecologista Marina Silva, y quien ha puesto en duda la reelección de la presidenta Dilma Rousseff.

Marina Silva ha pasado en tres semanas de ser nombrada candidata, tras la muerte del líder socialista Eduardo Campos en un accidente, a liderar los sondeos, que le otorgan una victoria en la segunda vuelta, y a convertirse en el centro de la campaña electoral, en torno a la que giran todas las atenciones y todas las polémicas.

Ante la intensidad de los ataques, la abanderada del Partido Socialista Brasileño (PSB) afirmó hoy que sus principales rivales, la presidenta Rousseff y el socialdemócrata Aécio Neves, viven una "situación de casi desespero" y por ello han emprendido "una verdadera persecución a todos los niveles" para arañar su imagen.

"Es interesante. Ahora el (ex) gobernador Aécio y la presidenta Dilma hacen un frente contra mí. Realmente es un frente contra la sociedad brasileña, que se está movilizando conmigo", dijo hoy Silva en una entrevista a la radio CBN.

El Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff pidió el jueves a la justicia electoral que investigue las cuentas de Marina Silva, para averiguar si cometió alguna irregularidad y no declaró al fisco los ingresos que recibió en los últimos años por dar discursos sobre ecología, algo que ella niega.

Las campañas de Rousseff y de Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), también han acusado a Silva de "plagiar" en su programa electoral tramos de documentos usados por los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso.

Sus adversarios políticos señalan a Silva por la supuesta vaguedad de sus ideas y de propuestas; le echan en cara el carecer del apoyo de una amplia coalición de partidos y han intentado retratar su opción como una "aventura" política, frente a la que se presentan como las únicas opciones de Gobierno seguras.

También han usado como munición la reciente retirada de apoyo al casamiento homosexual del programa de Gobierno del PSB, que ha sido sustituido por un respaldo a la unión estable.

Los ataques directos contra Silva se han multiplicado en los últimos días en los anuncios televisivos de sus adversarios, que disponen de mucho más tiempo en pantalla debido a la mayor dimensión de sus bancadas en el Parlamento.

La ecologista fue designada candidata hace tres semanas, después de la muerte en un accidente de avión del entonces candidato del PSB, Eduardo Campos, y se ha disparado en las encuestas, con lo que ha desplazado a Rousseff, que era la favorita hasta antes del siniestro.

Dos encuestas publicadas el pasado miércoles, coincidieron en que Silva y Rousseff empatarían en la primera vuelta y en que la opositora ganaría el pleito electoral en la segunda cita con las urnas con siete puntos de ventaja.

Con el objetivo de darle la vuelta a las encuestas, Rousseff y Neves trataron de recabar hoy apoyos en el poderoso sector agroindustrial, que tiene un considerable peso electoral en los estados del interior y del sur de Brasil.

Para ello acudieron, en distinto horario, a la importante feria agropecuaria Expointer, en la ciudad meridional de Esteio (Río Grande do Sul), que ayer fue visitada por Silva.

Neves prometió a los agricultores "declararle la guerra al costo Brasil" simplificando los impuestos y la burocracia, dos antiguas reivindicaciones del sector productivo.

Durante su discurso en la feria, Rousseff fue abucheada por una treintena de funcionarios judiciales que están en huelga en demanda de subidas salariales, según medios locales.

A pesar del escaso tamaño de la protesta, esta fue muestra de los elevados índices de rechazo que arrastra la mandataria brasileña y que podrían suponer un lastre en un eventual segundo turno de las elecciones, que se celebraría si, como indican las encuestas, ningún candidato supera la mitad de los votos el próximo 5 de octubre.

Según el sondeo más reciente de Datafolha, el 35 % del electorado no votaría a Rousseff bajo ningún concepto, mientras que el rechazo a Silva se sitúa en un 16 %, lo que, según analistas significa que la opositora tiene más capacidad para capitalizar los votos de los electores que opten por otro candidato en una primera vuelta.

Silva ganó hoy un nuevo apoyo inesperado y polémico, el de los militares retirados, un club de nostálgicos de la dictadura que siempre se ha opuesto firmemente a Rousseff.

La actual jefa de Estado estuvo presa entre 1970 y 1972 y fue torturada por su militancia en grupos armados de izquierdas durante la dictadura y actualmente usa una foto de su ficha policial en los años setenta como material de campaña.

Los militares dijeron en un comunicado que Silva es "un hilo de esperanza" aunque dudaron de si el cambio que supondría sería para mejor o para peor, a la vez que la calificaron como una "figura mesiánica" y "misteriosa".

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