La conformación del Congreso facilita el camino a PSOE y UP para convencer a ERC

Gabriel Rufián, a su llegada al Congreso para la constitución de las Cámaras
Gabriel Rufián, a su llegada al Congreso para la constitución de las Cámaras
EFE

La lucha por los sillones que facilitan controlar la actividad parlamentaria ha supuesto una gran victoria para la izquierda. La alianza entre todos los grupos de ese espectro han permitido que PSOE y Unidas Podemos se hicieran con una mayoría en la Mesa del Congreso que incluso supera el mínimo de la mayoría absoluta. Seis asientos de nueve que responden a la alianza para hacer un 'cordón sanitario' a Vox. Y que han servido a socialistas y morados para allanar el camino que han emprendido para convencer a ERC de que se abstenga en la investidura de Pedro Sánchez.

Ese rechazo a que Vox pudiera conseguir hasta dos puestos en el órgano de gobierno de la cámara baja rememorado un pacto similar al de la moción de censura a Mariano Rajoy. De hecho, Gabriel Rufián ya aseguró hace unas semanas que la formación independentista no se podrían de perfil ante "la extrema derecha", en referencia al gran peso que tendrán los de Santiago Abascal en esta XIV legislatura. Esta posición ha facilitado que tanto Esquerra como Junts per Catalunya apoyaran a los candidatos a vicepresidencias y secretarías de la Mesa, como admitieron fuentes de ambas formaciones. A lo que se sumaron otras como Bildu, CUP o Más País. 

Los contactos para la investidura de Sánchez continuaron este martes tras la constitución de Cortes. Pero no se han producido grandes novedades. Aunque ERC ya ha conseguido que los socialistas repitan que la situación de Cataluña es un "conflicto político" que se debe solucionar a través de vías políticas, como admiten los socialistas en su comunicado posterior a la reunión. También hay coincidencias en cuestiones de ámbito social, especialmente en las que tienen que ver con revertir reformas y recortes del gobierno de Mariano Rajoy. Una disposición por ambas partes que se ha reflejado aún más en las votaciones del primer día de la nueva legislatura.

El problema sigue siendo que los republicanos independentistas no pierden de vista que una abstención en Madrid les puede salir cara en toda Cataluña. El adelanto de las elecciones catalanas amenaza de manera muy notable las posibilidades de Esquerra de sacar un buen resultado. Si el Govern no logra aprobar los Presupuestos por no contar con el apoyo del PSC o porque Quim Torra prefiere ir a unos comicios que le favorezcan, los de Oriol Junqueras saben que afrontarán problemas. El principal es el que les llega por el lado del independentismo más radical, representado por la CUP. Y cuyo electorado podría castigarles por pactar con Sánchez apenas dos meses después de la sentencia del procés. Esto es lo único que mantiene alejadas las posturas públicamente. Pero las negociaciones seguirán. Ya hay una reunión convocada para el día 10 en ese sentido.

Las fisuras entre PP y Vox

Pero esta jornada también ha hecho patentes los desacuerdos en el otro sector ideológico. Los protagonistas de la refriega son PP y Vox, que desde la constitución de las Cortes de esta XIV legislatura han marcado un antes y un después en su relación. El empeño en que Ciudadanos lograra un puesto por un lado y que Vox tuviera dos por otro han provocado esas fisuras. Lo que se ha traducido en palabras muy duras destinadas de una parte a otra en los pasillos de la cámara baja.

Las horas previas al inicio de la sesión en el hemiciclo para constituir la cámara ya estuvieron cargadas de nervios y reproches por los disensiones entre ambas partes. Por el lado del PP, por su negativa a ceder parte de sus votos a Vox si estos no colaboraban con que Ciudadanos pudiera tener una secretaría a pesar de contar con solo 10 escaños. A la vez, los de Santiago Abascal no querían favorecer al partido naranja, y ponían sobre la mesa que los ‘populares’ les apoyaran para evitar así que PSOE o UP se quedasen con otro asiento más. Especialmente cuando el ‘cordón sanitario’ que les querían aplicar iba a fracasar por el rechazo de Pablo Casado a sumarse al mismo.

Pero nadie cedió. Esto ha provocado un gran enfado varios diputados del PP consultados por este diario. Algunos de ellos decían no entender “esta actitud de querer poder a toda costa” o que “pongan en riesgo el no entrar en la Mesa solo por no querer a Cs”. Los mismos parlamentarios consultados señalaban que no podían dar de lado a los de Inés Arrimadas, debido a que “es nuestro socio en Madrid, Murcia, Castilla y León o Andalucía”. Y recordaban que lo que querían sacar adelante era “la fórmula de España Suma” para que así todos tuvieran, al menos, una parte del pastel de la Mesa.

“Es incomprensible. Es querer poder por quererlo. Aquí se viene a ser compañero. En la tribuna se discute. Pero en los pasillos todos nos tratamos como iguales. ¿También quieren romper eso?”, explicaba otra fuente parlamentaria del PP, que se quejaba de que Vox “no tenga en cuenta la importancia de la etapa que se abre ahora”. Otras voces del Grupo Popular anticipaban lo que finalmente ha ocurrido: que Abascal y los suyos saldrían beneficiados de la decisión del PSOE de mantener la vicepresidencia primera para evitar que recayera en la conservadora Ana Pastor. Aunque también asumían desde el principio que se tendrían que conformar con dos puestos por el apoyo de formaciones minoritarias a Unidas Podemos, ejerciendo así ese contrapeso a los más de 50 diputados de extrema derecha.

"Les hemos apoyado a cambio de nada"

Desde los escaños de Vox no se veían las cosas de la misma manera. Los lamentos por la decisión del PP se dejaron escuchar desde temprano. Varios de sus diputados mostraban su decepción por lo que consideraban un rechazo que no se correspondía con los acuerdos que ambos han firmado. Con el ejemplo del pato por el gobierno andaluz, del que precisamente se cumplía un año el pasado 2 de diciembre. “Les hemos apoyado en todos lados en los que hemos podido. Y no hemos pedido nada. Ni una dirección general. No tenemos nada. Y ahora se niegan a apoyarnos”, explica uno de los parlamentarios del grupo más reforzado tras el 10-N.

La elección de Ignacio Gil Lázaro como vicepresidente cuarto fue un bálsamo, ya que las fuentes consultadas de esta formación admiten que pensaron que se iban a quedar fuera del órgano de gobierno de la cámara. Pero la decepción final llegó con la elección de las secretarías. El PP cumplió con su advertencia y solo votó a su diputado Adolfo Suárez Illana y apoyó en parte al aspirante de Ciudadanos, José Manuel Espejo-Saavedra. Vox tan solo respaldó a su candidato, José María Figaredo. La brecha provocó que solo Suárez Illana pudiera hacerse con el sillón, pero como secretario cuarto, el último en el escalafón. Y fue ahí cuando se confirmó que la relación entre quienes han sido socios durante un año se ha resquebrajado.

Santiago Abascal no tardó en transmitir por Twitter que “tomamos nota” de la postura del PP respecto a su grupo en esta jornada. Lo mismo hizo Espinosa de los Monteros, que acusó a Génova de “participar en el cordón sanitario”, además de achacarles que han “favorecido a la izquierda”. Está por ver cómo reacciona Vox en esas comunidades donde mantiene a los gobiernos de PP y Ciudadanos. De hecho, los de Abascal ya avisaron de que no admitirían “pasteleos” en el Congreso si luego se les pedía su apoyo en situaciones en las que son clave. Lo que hace que los focos se vuelvan ahora hacia Murcia, donde los Presupuestos dependen de su voto favorable.

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