La "coronación" política de Romney también da juego en los pasillos

  • Para el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney esta Convención Republicana de Tampa es esencial para su victoria presidencial, pero para otros miembros del partido es una oportunidad para recaudar fondos, mostrar posturas críticas o dar algo de espectáculo.

Jairo Mejía

Tampa (EE.UU.), 30 ago.- Para el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney esta Convención Republicana de Tampa es esencial para su victoria presidencial, pero para otros miembros del partido es una oportunidad para recaudar fondos, mostrar posturas críticas o dar algo de espectáculo.

El Tampa Bay Times Forum, donde se celebra la Convención Nacional Republicana, ha reunido a un gran número de miembros del partido en una fiesta de exaltación del ideario conservador, que se sazona con disfraces patrios y sombreros de "cowboy" y en la que la improvisación la ponen las protestas.

Desde el primer día, la rebelión de los seguidores de Ron Paul, un político que predica un menor peso del Gobierno y cuyo mensaje antibélico y ácrata ha calado entre los jóvenes del partido, ha dado color y voces disidentes a un cónclave de aclamación para Mitt Romney.

Paul, que no se retiró de la contienda de las primarias pese a no tener posibilidades, visitó por sorpresa el centro de reuniones de los delegados y fue recibido con aplausos y agasajado con los collares de flores que han traído los representantes de Hawai, que visten sus coloristas camisas.

"Esto es una coronación, no una verdadera convención", indicó a Efe David Boyer, un delegado de 23 años seguidor de Ron Paul que critica que las nuevas reglas de elección les han restado más de una veintena de delegados.

Durante la jornada del martes, en la que cada estado presentó sus delegados, los descontentos seguidores de Ron Paul corearon su nombre y protestaron cada vez que un estado atribuía menos delegados al senador de Texas de lo que ellos consideraban justo.

Estos días al menos dos activistas no afiliadas al partido republicano han conseguido confundirse entre los miles de asistentes a la convención e irrumpir en el estadio de Tampa Bay Times para gritar consignas contra las políticas del partido conservador.

Una de ellas consiguió el miércoles interrumpir el discurso del candidato a vicepresidente, Paul Ryan, al grito de "¡bienestar, no guerra!" y con un cartel rosa en el que se leía la palabra "vagina", en referencia a las propuestas del partido sobre el aborto, los anticonceptivos y la reforma sanitaria.

Los pasillos son el escenario secundario en el que se toma el pulso a la convención, en ellos, mientras saborean un "hot dog", delegados como Christopher Haley, de Texas, pertrechado con botas, sombrero "cowboy" y una camisa con la bandera de su estado, comparten impresiones.

"Desde luego se nota más entusiasmo por Paul, pero Romney también ilusiona a la gente, ganará las elecciones y hará algunos cambios, no muchos seguramente", opinó Haley, que deja entrever las dudas que algunos tienen con respecto al historial "poco conservador" del exgobernador de Massachusetts.

La convención republicana echa mano diariamente de lemas patrióticos, del himno, de Dios y de banderas, algo que tampoco falta en la tienda que vende recuerdos y camisetas del partido y del binomio Romney-Ryan y en la que todo es "made in USA".

Pero las principales fuentes de recaudación no llegan por la compra de fundas de iPhone o chapas de Romney, ésas se gestan en eventos paralelos a la convención en los que se reúnen grupos de presión, empresarios y organizaciones afines, como los todopoderosos comités de acción política (super PAC), que pueden recibir donaciones sin límites.

El partido republicano, al igual que sucederá en la Convención Demócrata, aprovecha estas conferencias para sumar millones de dólares para la campaña y políticos en alza ganan apoyos que pueden relanzar sus carreras.

David Koch, que junto con su hermano Charles es responsable del Super PAC "Americans for Prosperity", vinculado a los ultraconservadores del Tea Party, transita por corredores y salas privadas, mientras que los periodistas especulan sobre sus contactos, que pueden preparar, con el respaldo de millones de dólares, el camino para un nuevo presidente de los Estados Unidos.

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