Cultura del fuego o cambio climático... ¿qué se esconde tras el terror de Galicia?

  • Cártel del fuego, pirómanos, brigadistas frustrados, terroristas incendiarios. Los expertos se alejan de conspiraciones y dan otras claves.
La UME mantiene 367 militares en las tareas de extinción del fuego en Galicia
La UME mantiene 367 militares en las tareas de extinción del fuego en Galicia

Terrorismo incendiario, el cártel del fuego de las empresas que los extinguen, pirómanos, brigadistas que quieren mantener su puesto de trabajo... todo tipo de teorías circulan, mientras el humo aún recuerda la catástrofe. La última ha acabado con la vida de cuatro personas, ha arrasado en un solo fin de semana en Galicia 35.500 hectáreas, lo que supone casi el triple de lo ardido en todo el año, unas 12.600, y deja el número total en 48.100 hectáreas. Las chispas de la indignación siguen brillando, pero los que día a día luchan porque el fuego no sea una amenaza y porque el medio ambiente se tome en serio no creen en conspiraciones.

Los expertos reconocen la existencia de un cártel del fuego que, en teoría, amañaba contratos públicos, un hecho que investiga la Audiencia Nacional. También son conscientes de que hay pirómanos, (pero solo provocan un 9% de los fuegos) e incluso hay brigadistas que se convierten en potenciales asesinos de compañeros... pero eso no explica lo que se esconde tras el fuego. En el noroeste, hasta el 70% de los incendios es intencionado frente al 55% nacional. Es una realidad, como también lo es que antes del año 2075 la superficie quemada podría triplicarse en la Península Ibérica como consecuencia del cambio climático.

"Es condenable y criticable que un cártel de empresas dedicadas a la extinción se haya podido corromper y amañar el sistema de contratos, o que brigadistas sean al final autores de los hechos, pero en todas las investigaciones, al final, esa mente criminal tras el fuego no es más que el ejército de Pancho Villa. La cultura del fuego es lo que predomina en la mayoría de los casos, eso y la negligencia", señala Miguel Ángel Soto, de Greenpeace, cansado del uso político del horror y de las conspiraciones con escaso fundamento.

De la misma opinión es Francisco Senra, analista de incendios de Junta Andalucía. "Es cierto que se está investigando un cártel del fuego por amañar contratos, también se habló siempre de brigadistas. Pero antes se decía que era por el trabajo temporal de estos, ahora no es así. Y estamos ante un trabajo vocacional que muchos hacen por 1.000 euros al mes, y se juegan la vida", confirma.

"Este último incendio recuerda al ocurrido en 2006. Y se dijo lo mismo. Lo que no decimos es que el abandono de lo rural es un problema, que en el noroeste de España hay una biomasa espectacular, que el tiempo y la falta de prevención convierte el campo en una bomba", señala Soto. Senra coincide: "Galicia siempre ha protagonizado más de 50% de los incendios porque se dan todas las condiciones para ello, clima, vegetación...". En los últimos 20 años, aunque se han ralentizado, el fuego ha quemado una superficie equivalente a la de la Comunidad Valenciana.

De los votos al cambio climático

Cuidar el medio ambiente no da votos, coinciden. Es una política a largo plazo, un estigma para nuestros políticos. Medioambiente siempre es la hermana pobre de los presupuestos. El gasto estatal en actuaciones para la prevención de la contaminación y el cambio climático cayó en 2017 un 45,6% en comparación con 2016, y retrocede a niveles no vistos desde 2007. También cayeron otras partidas relacionadas con el medio ambiente, como protección y mejora del medio natural (-13,7%), gestión e infraestructuras del agua (-12,4), calidad del agua (-12,0), protección y mejora del medio ambiente (-10,5) y actuaciones en la costa (-7,4).

Las condiciones del cambio climático, la falta de planificación y gestión y el abandono rural, y la cada vez más borrosa frontera entre lo urbano y lo forestal, nos está condenando a sufrir “superincendios”, deja claro WWF en su informe 'El fuego a las puertas'Otro informe, 'El cambio climático en España, 2033. Hacía una economía baja en carbono' ya pronosticaba una mayor intensidad, frecuencia, magnitud y duración del peligro de incendios forestales. Los hechos lo confirman.

Gráfico de incendios en España
Gráfico de grandes incendios en España/ Nerea de Bilbao/WWF.

Hablar de terrorismo incendiario no es nuevo

En la Semana Santa de 1995, días después de que una ola incendiaria con 600 focos en sólo tres días dejara 2.000 hectáreas calcinadas, el entonces Presidente de la Xunta de Galicia, Fraga Iribarne, afirmó que “lo que no se puede evitar es que haya algún terrorista, unos políticos, y otros medioambientalistas que aprovechen estas circunstancias". ¿Les suena? Nada ha cambiado, al parecer. Y sí lo ha hecho. "Ahora estamos en pleno cambio climático, las temperaturas han subido un grado, en 100 años por primera vez una tormenta tropical se convierte en un huracán... ¿es imaginable un huracán en Galicia? Ya sí. Y no estamos en eso", destaca Soto.

"No creemos que haya realmente un negocio económico como tal, sino el uso del fuego como herramienta agricoganadera en todo Galicia, Zaragoza, Zamora, Asturias... El cóctel explosivo es esto, junto a la falta de gestión, a campos llenos de maleza que no se limpian. Los datos son claros, el 55% de los incendios son provocados, de ellos el 22% se producen al quemar para intentar generar pastos, el 15% por quema de residuos, el 9% por pirómanos, el 0,12% por venganzas y el 0,015% por la madera, otro de los mitos que circula, concreta Lourdes Hernández, responsable de la campaña de incendios de WWF España: "Es cierto que se ha hablado mucho del cartel del fuego, pero entre el 35% de los incendios sin resolver no se percibe esa trama. Y hay organismos como Seprona vigilando. Otro 'bulo' es el de la especulación inmobiliaria. No se puede edificar en 30 años a no ser que exista un interés general prevalente. Antes sí podía haber, ahora no interesa. Cierto que Terra Mítica y la estación de esqui de Tordesillas no son de interés general, pero eso ya no es como antes. La ley de Montes tiene deficiencias, pero esa versión no es real", confirma.

Entonces, ¿por qué hay incendios planificados? "La gente tiene que pedir permisos, desbrozar sus tierras, eso cuesta tiempo y dinero", señala Soto, que sabe lo que es cuidar un terreno en Galicia en primera persona. "No todo el mundo lo hace. Y hay miles de minifundios. La gente limpia las tierras con el fuego, se lo han visto a sus padres y abuelos. Cambiar la mentalidad rural es complejo. Los urbanitas vemos el fuego como malo, en el mundo rural no. Como hay poco ganado y menos tierra cultivada, ya no se coge leña como antes, la alternativa al final es el fuego. No solo eso, el monte cerca las casas, se plantan árboles alrededor de las mismas, dejamos que el riesgo entre por la puerta. Y ya es un problema de seguridad pública".

Lourdes coindice. "En España se dedica el 80% del presupuesto a la extinción y el 20% a la prevención que, al final, no deja de ser extinción porque son puntos de agua, pistas, cortafuegos... antes había un mosaico rural, huertos, pastos, ganadería. Eso ya no existe. La realidad es que en 2016 se alcanzó la cifra más alta de eficacia de la historia, al ser apagados casi el 74% de los siniestros en fase de conato, pero a la vez, el número de grandes incendios y su impacto no deja de crecer. Y en 2016, el 50% de la superficie quemada se produjo como consecuencia en un gran incendio forestal con una media de 1.799 hectáreas arrasadas. La conclusión es que los grandes incendios no solo se apagan con agua, sino con gestión forestal y planificación", explica.

De la misma opinión es Francisco Senra, analista de incendios de Junta Andalucía, que también habla de la cultura del fuego en Galicia, "una cultura ancestral con la que se ha convivido siempre. Pero el monte ha cambiado, ya no hay propietarios, ni gente con sus huertas. Y el cambio climático es una evidencia. Plantamos eucaliptos y nos olvidamos de su conservación. Los ciclos de sequía son más largos, hace más calor... y esto no se soluciona con aviones. Hablamos de una alarma global, porque es imposible atender 300 incendios de golpe", asevera.

Entre 2007 y 2016 se produjeron de media 19 grandes incendios, que apenas suponen el 0,15% del total de siniestros, pero son un drama. Hay que tomar el fenómeno en serio más allá de conspiraciones. "Menos del 20% de los detenidos cumplen condena, la norma está bien, pero no se cumple.

Hasta ahora todo monte debía contar con un plan de gestión aprobado, pero lo cierto es que la nueva ley solo se lo exige a los montes declarados de utilidad pública y a los montes protectores. Esto es, aquellos montes en los que no hay aprovechamientos. "Echamos de menos más apoyos para favorecer procesos de agrupación de propietarios, fiscalidad favorable a los productos forestales, políticas de compra responsable que den prioridad a los productos forestales de origen local y de montes gestionados frente a otros productos de origen sintético… hay que planificar de aquí a 40 años y eso a los políticos, que usan el fuego como arma, no les interesa. La política de desarrollo rural es cara, pero a la larga saldría barata", destaca Lourdes. 

Gráfico de la evolución del número de incendios (1997-2016)
Gráfico de la evolución del número de incendios (1997-2016) / Nerea de Bilbao/WWF
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