Premia el papel del Ejército

La Directiva de Defensa 'recompensa' a la ministra Robles en la gestión de crisis

Sánchez presenta la ‘Biblia’ de la seguridad estratégica. La pandemia, gracias a la brillante actuación del Ejército, es la protagonista en la nueva configuración de las Fuerzas Armadas.

Margarita Robles
La Directiva de Defensa 'recompensa' a Robles en la gestión de crisis y emergencias.
Europa Press

Tras la aprobación de la Estrategia de Seguridad Nacional en 2019, Pedro Sánchez ha presentado el segundo de los documentos esenciales en la concepción de la seguridad y defensa de España. Se trata de la Directiva de Defensa Nacional, la ‘Biblia’ del planeamiento de la seguridad estratégica de un país, en la que se recogen las líneas y objetivos de actuación que persigue la política de defensa del Gobierno. Aun en tiempos de pandemia, el Ministerio que dirige Margarita Robles ha diseñado las guías que marcarán su mandato durante los próximos años.

Es precisamente la pandemia, gracias a la brillante actuación del Ejército durante la crisis, la protagonista en la nueva configuración de las Fuerzas Armadas españolas. Desde el primer momento, el texto reconoce que los desafíos estratégicos no solo obedecen a un acto hostil o deliberado. El cambio climático o las pandemias son también objeto de ocupación del Ministerio, que reconoce que "ya no existen problemas exclusivos de la Defensa, pero la Defensa forma parte de la solución a cualquier problema de Seguridad".

La participación de hombres y mujeres de los tres ejércitos en la ‘Operación Balmis’ ha demostrado la eficacia de contar con un cuerpo de ejército especializado, como es la Unidad Militar de Emergencias. La Directiva refuerza su papel y su integración en el conjunto de los instrumentos del Estado para hacer frente a amenazas no convencionales, expresamente las sanitarias, a través de sus propias capacidades, pero también apoyando y colaborando con las autoridades civiles "en la gestión de crisis y emergencias".

El mecanismo elegido para ello se materializará en un "enfoque integral en la gestión de la Seguridad Nacional, aunando la acción del Ministerio de Defensa con la de otros departamentos y los organismos de seguridad e inteligencia". La Directiva hace alusión también al cambio climático. Un ‘enemigo’ poco conocido para los efectivos nacionales que, sin embargo, sí hacen frente a sus consecuencias en forma de incendios o inundaciones. Para combatir a este enemigo se propone la integración de las capacidades y esfuerzos militares, en sintonía con los principios de la Agenda 2030.

La implicación del JEMAD y del Ministerio durante la etapa más cruda de la Covid-19 tiene su premio, al situar la estructura de mando del Ejército en la cúspide del Estado en la gestión de desastres o "actores no convencionales", tal y como refleja el documento.

La impronta de la ministra también se deja ver en la pretensión de acercar la Defensa al ciudadano. Un aspecto que ha estado y está presente durante su mandado. Margarita Robles apuesta por la "conciencia y cultura de Defensa" como objetivo principal, equiparando esta aspiración a la cultura de Seguridad Nacional, un instrumento imprescindible "para lograr una sociedad comprometida y parte activa de su seguridad".

Junto a la respuesta en la gestión de crisis y la cultura de Defensa, la participación de la mujer como vector del papel de las Fuerzas Armadas del siglo XXI es otro de los sellos marca de la casa del Gobierno socialista. Especialmente relevante es su reconocimiento en las operaciones en el exterior, donde "se potenciará la promoción de la mujer como agente eficaz en la mediación y resolución de conflictos", una recomendación fundamentada en la Agenda Mujer, Paz y Seguridad.

Además de los aspectos ‘soft’ - que hoy en día son esenciales - la tradicional visión de las Fuerzas Armadas como garante de la unidad, soberanía e independencia de España, recogidas en el artículo 8.1 de la Constitución, la Directiva de Defensa Nacional 2020 recalca el cumplimiento de los compromisos contraídos por España para la preservación de la paz y seguridad.

A diferencia de la Directiva aprobada en 2012, Oriente Medio deja de ser una prioridad geográfica en la acción exterior del Ministerio. El Sahel Occidental, el Mediterráneo y el Océano Atlántico sí continúan siendo objeto de "especial atención" en la acción de las misiones en el exterior.

Si la geografía es importante para Defensa, la crisis del multilateralismo también está presente en el ánimo del documento. Sin citar a los Estados Unidos, recalca que las consecuencias negativas de la globalización han ocasionado "frustración en amplias capas de la población de muchos países". Este sentimiento se está traduciendo en manifestaciones, "a veces violentas", de "rechazo a los sistemas establecidos" y en un "repliegue de muchos países sobre sí mismos, implicando un retroceso del multilateralismo", algo que puede "acercar la posibilidad" de conflictos armados.

Ante este escenario, dotar de una capacidad de disuasión suficiente a las Fuerzas Armadas se convierte en imprescindible. Para cumplir este objetivo se apuesta por la innovación y modernización de la industria de Defensa fundamentada en una Base Industrial y Tecnológica Europea, con una mención explícita a la participación de España en "proyectos tecnológicos clave para incrementar las capacidades de la Unión Europea". Entre ellos, sin duda, habrá espacio para el futuro avión de combate europeo ansiado por Berlín, París y ahora parece que Madrid.

Sería conveniente dotar a estas aspiraciones de un componente presupuestario. Como en todo documento estratégico la concreción de los programas de armamento no tiene cabida, pero la Directiva se despide con un ambiguo reconocimiento a la necesidad de encontrar la financiación imprescindible para "abordar los compromisos internacionales, la renovación y sostenimiento de las capacidades militares" y, de nuevo el sello marca de la casa, de "una atención especial a las necesidades y calidad de vida del personal de las Fuerzas Armadas".

Dotar de dinero a estos deseos será la próxima misión de la ministra de Defensa, a quien tocará ahora visitar los despachos ministeriales en búsqueda de un presupuesto que haga realidad lo que, de momento, es sólo una música que no suena mal, pero que necesita una buena letra que la acompañe.

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