La extrema derecha renace con Vox y sus 3,6 millones de clase media trabajadora

  • El mensaje radical y populista de Abascal ha calado en la España vacía, ávida de grandes soluciones para la inmigración o la violencia en Cataluña.
Santiago Abascal y Javier Ortega Smith
Santiago Abascal y Javier Ortega Smith
EFE

Tras más de cuarenta años de democracia, la extrema derecha ha renacido con fuerza en España de la mano de Vox y de los más de 3,6 millones de españoles que han votado por la fuerza de Santiago Abascal, la mayor parte de ellos pertenecientes a una clase media trabajadora que se ha hartado de la falta de soluciones del resto de las fuerzas políticas. Vox ha sabido hacerse con los escaños que ha perdido Ciudadanos en más de 24 provincias españolas, para ser también en ellas la tercera fuerza política tras PSOE y PP, incluso para ser el primer partido en regiones como Murcia o la ciudad autónoma de Ceuta.

Vox logró 24 escaños en las elecciones del 28-A, pero al no poder formarse un Gobierno estable y disolverse las Cortes a los seis meses, España aún se mantenía como uno de los pocos países de Europa en los que la extrema derecha no había irrumpido con la fuerza con la que está presente en potencias como Francia, Alemania, Austria o Italia. Pero lejos de perder fuerza, se ha consolidado en la noche de este domingo como la tercera fuerza política española con 52 escaños, más del doble de lo que tenía, por delante de Ciudadanos y Unidas Podemos.

Y todo ello después de que en nuestro país se hayan celebrado cuatro elecciones generales en cuatro años sin que los partidos mayoritarios logren ponerse de acuerdo para formar gobierno y colmar la paciencia de la mayor parte de la sociedad española. Precisamente ese sentimiento de rechazo a la clase política y de hartazgo social ha sido el caldo de cultivo que ha aprovechado el mensaje populista y radical de Vox, marcado por el centralismo y la ruptura total con el sistema de autonomías y el modelo de Estado de bienestar que se instrumenta en torno a ellas.

El propio líder de Vox, Santiago Abascal, se hacía eco del tremendo triunfo que ha logrado con su partido y lo justificaba en la misma noche electoral en que son “la representación real y fidedigna de lo que piensa y siente el pueblo español”, un tono patriótico fundamentado en los grandes temas que amenazan al país, pero sin entrar en los detalles de su programa más allá de los grandes titulares. Y es que no le ha hecho falta diseminar su programa para diseñar una campaña muy inteligente, centrada en las capitales españolas en las que podían tener opciones de aumentar un escaño, sobre todo ante la debacle que amenazaba a Ciudadanos y que este domingo se ha confirmado.

Caladero de votos en Levante y Andalucía

Los primeros análisis que se pueden hacer de la irrupción de Vox como un referente de la derecha más ortodoxa demuestra que han mejorado su presencia en ciudades donde predominan las rentas medias trabajadoras, como es el caso de seis provincias andaluzas (comunidad en la que gobiernan con PP y Cs), las tres capitales valencianas (donde se han duplicado), la mayor parte de las dos castillas, Canarias, Baleares, Murcia y hasta Madrid y Barcelona. Se trata de una victoria muy trabajada en capitales de renta media y clase trabajadora, como Almería, Cáceres, Huelva, Cádiz, Castellón, Alicante, Albacete, Toledo o Guadalajara, entre otras, donde los escaños de Ciudadanos han volado hacia Vox.

Precisamente fue el partido de Albert Rivera el que logró llegar a los 57 escaños hace apenas seis meses con un programa basado en medidas a favor de la España vaciada y las zonas más despobladas de España. Una buena parte de ese electorado es el que ahora se ha dado la vuelta y ha optado por las soluciones radicales que ofrece Vox frente al aumento de la inmigración y el impacto que tiene sobre el mercado laboral, conflictos violentos como el de Cataluña tras la sentencia del ‘procès’ o la petición de penas más duras para quienes atentan contra la vida humana.

Donde menos ha calado el mensaje radical de Vox ha sido en comunidades donde dominan los partidos nacionalistas y separatistas, sus grandes enemigos, como es el caso de Cataluña y País Vasco. Su representación se mantiene en los mismos términos del 28-A en esos territorios, donde genera rechazo el mensaje radical de Vox contra cualquier movimiento que pretenda aumentar su autonomía, apueste por la autodeterminación o plantee separarse de la unidad nacional. La llegada de Vox al Congreso como tercera fuerza y sus postulados populistas basados en la bandera y la patria, chocarán de lleno con unas fueras nacionalistas vascas y catalanas que, lejos de perder fuerza, se han reforzado en estos comicios con más escaños todavía. PNV, Bildu, ERC o JxCAT han logrado un escaño más en estas elecciones.

De una forma o de otra, los mensajes de extrema derecha de Vox van a estar más presentes que nunca en el Congreso y sus 52 escaños deberán ser tenidos muy en cuenta en cualquiera de las opciones o pactos de formación de Gobierno que se quieran poner en marcha, tal y como ha ocurrido en otros países europeos. Tanto Sánchez como Casado aseguraban en la misma noche electoral que buscarán las soluciones necesarias a la situación de bloqueo que vuelve a producirse entre la izquierda y la derecha, mientras que Santiago Abascal se mostró firme en su triunfo y dejó muy claro que, ahora más que nunca, tendrán que contar con Vox.

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