Bernardo Montoya ya es el asesino confeso de Laura Luelmo, la profesora zamorana de 26 años cuyo cadáver apareció este lunes en El Campillo (Huelva) después de desaparecer el 12 de diciembre. Este expresidiario, que salió de la cárcel en octubre, era el vecino de la joven, que llevaba nada más que una semana residiendo en dicha localidad después de haber conseguido plaza para unas sustituciones en un instituto de Nerva.
Ante la reincidencia de Montoya, que fue condenado a 18 años de prisión en 1997 por el asesinato de Cecilia Fernández Díaz -una anciana de 81 años que iba a declarar contra él en un juicio de lesiones-, sus familiares han entrado en un estado de profunda impotencia por no haber conseguido que se rehabilite en prisión.
En unas declaraciones a La Sexta, el padre y la hermana de Bernardo Montoya, han admitido estar "destrozados" por lo sucedido, "pero no por él, sino por ella, nos unimos al dolor de la familia". La hermana del asesino confeso, a la que le cuesta decir que éste es su hermano, asegura que todo les parece fatal.
"Estamos destrozados y mandamos el pésame a la familia por lo que ha hecho mi hijo", indica su padre, que también revela ante las cámaras que le cuesta creer que ha vuelto a cometer un crimen después de pasar tantos años en la cárcel.
Según el resultado de la autopsia, Laura falleció de un golpe en la frente en los días 14 o 15 de diciembre. Teniendo en cuenta que su desaparición se denunció el 12, esto supondría que habría pasado varios días retenida. Los los investigadores tendrán que determinar si durante esos dos días 12, 13, 14 y posiblemente 15 la joven estuvo con vida retenida en algún lugar o si, por el contrario, fue arrojada ya muerta a la zona donde fue hallada el lunes a varios kilómetros de la casa donde residía.
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