La Fundación Juan March explora en la ópera de cámara en su temporada 14/15

  • Retar al oyente y suscitar el placer estético. Esos son los objetivos de la nueva temporada de conciertos de la Fundación Juan March, en Madrid, que inaugura esta tarde el pianista húngaro Ferenc Rados con un concierto que dará paso a otros 153 englobados en 23 ciclos, entre ellos uno de ópera de cámara.

Madrid, 1 oct.- Retar al oyente y suscitar el placer estético. Esos son los objetivos de la nueva temporada de conciertos de la Fundación Juan March, en Madrid, que inaugura esta tarde el pianista húngaro Ferenc Rados con un concierto que dará paso a otros 153 englobados en 23 ciclos, entre ellos uno de ópera de cámara.

"Hemos detectado una laguna en ese terreno en los grandes teatros europeos y españoles que se dedican a la ópera y no hay ninguna institución que haga ópera de cámara, por eso este año hemos querido incorporarla", detalla a Efe el director del programa de Música de la fundación, Miguel Ángel Marín.

Se trata de "Fantochines", de Conrado del Campo, "Los dos ciegos", de Francisco Asenjo Barbieri, y "Une éducation manquée", de Emmanuel Chabrier.

Por la sala de la fundación, con 280 butacas más otras 120 en un salón en el que se puede seguir la función a través de un circuito cerrado de televisión, pasarán entre hoy y el 30 de mayo, cuando actuarán la violista Tabea Zimmerman y el pianista Javier Perianes, 208 interpretes, 36 grupos y 292 compositores distintos.

Todos los conciertos se articulan en torno a ciclos porque su idea es que la música se interprete "en torno a una idea, un tema, concepto o perspectiva, es decir, que además del nivel estético se incorpore otro más reflexivo, más intelectual", detalla Marín.

Esta temporada han querido, además, "romper las convenciones" de las salas de concierto con propuestas "singulares".

Marín destaca en ese apartado "De raíz popular: inspirados por el folclore", para poner de manifiesto la influencia de la música menos académica sobre la "clásica".

Serán siete conciertos en los que obras de Barber, Debussy, Crumb, Soler, Albéniz, Smetana, Janácek y Brahms revelarán sus raíces en el flamenco o en el folclore moravo.

Otro de los ciclos "exploratorios" es el dedicado al universo musical de Thomas Mann, con una selección de canciones cercanas al escritor mezcladas con la lectura dramatizada de textos suyos.

Otras apuestas que se salen de lo convencional son "Futurismo y máquinas", tres conciertos con la industria y la escritura mecánica como trasfondo, y "Luces del día", cuatro recitales dedicados al amanecer, el mediodía, el atardecer y el anochecer que tendrán incorporados "juegos lumínicos".

"Todos ellos quieren sacudir al oyente, que no tenga una actitud pasiva, sino una escucha critica, que piense la música", precisa Marín.

Aunque la temporada cuenta con estrellas como Rados o Zimmerman, "de las que ciegan a los programadores y vuelven locos a los aficionados", la fundación tiene como principio básico la promoción de músicos menores de 40 años y, sobre todo, de aquellos que a pesar de su formación y excelencia no están "en el mundo del márketing".

Otro de sus objetivos es la defensa del programa educativo que empezaron hace 40 años con conciertos pedagógicos, cuyo número ha aumentado ligeramente este año, como su presupuesto, que esta temporada será de 475.000 euros.

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