La guerra de Afganistán se recrudece para los afganos, no así para la OTAN

  • A un año de la retirada completa de la OTAN de Afganistán, las tropas aliadas sufren el menor número de soldados muertos en más de un lustro, pero el conflicto en el país se ha recrudecido para las fuerzas de seguridad afganas y los civiles.

Fawad Waziri

Kabul, 6 jul.- A un año de la retirada completa de la OTAN de Afganistán, las tropas aliadas sufren el menor número de soldados muertos en más de un lustro, pero el conflicto en el país se ha recrudecido para las fuerzas de seguridad afganas y los civiles.

En los seis primeros meses de 2013 murieron 95 soldados de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF), el número más bajo desde 2006, cuando perdieron la vida 75 militares en el mismo periodo, de acuerdo con el portal independiente iCasualties.

Pero la guerra afgana se halla en uno de los momentos más sangrientos desde su comienzo hace más de una década y la disminución de bajas de la ISAF es atribuible a su menor participación en las operaciones militares.

El repliegue de las tropas de combate internacionales comenzó en 2011 y finalizará en 2014, aunque EEUU y algunas potencias extranjeras barajan mantener cierta presencia militar tras esa fecha.

En la última fase de la transición de seguridad, que arrancó en junio, la Policía y el Ejército afganos relevarán de manera gradual a las tropas internacionales de los 95 distritos que todavía están bajo su control.

Esos distritos se encuentran principalmente en las violentas provincias de Kandahar, Nangarhar, Khost y Paktika, situadas en el arco suroriental del país, donde predomina la etnia pastún, a la que pertenecen los talibanes.

Conforme la OTAN ha reducido sus efectivos sobre el terreno de 140.000 a casi 100.000 desde 2011 y el peso de la seguridad ha recaído en las fuerzas locales el número de policías y soldados afganos muertos ha aumentado.

El portavoz del Ministerio del Interior, Sediq Sediqi, indicó recientemente que 299 policías afganos murieron en enfrentamientos contra los talibanes el pasado mes, un 22 % más que en el mismo periodo de 2012.

De acuerdo con Sediqi, la principal causa de este aumento es la mayor implicación en la seguridad de la Policía, que suma 150.000 efectivos y llegará a los 160.000 en 2014.

Las víctimas mortales en el Ejército, que cuenta con 185.000 soldados y alcanzará los 260.000 efectivos en 2015, también han aumentado, con un récord de 1.056 fallecidos en 2012, el mayor número desde que empezó el conflicto.

Algunos analistas creen que las fuerzas de seguridad afganas no están preparadas para hacer frente a la insurgencia taliban.

"Con el corto periodo de entrenamiento que reciben los policías es imposible para ellos hacer frente al enemigo en la guerra de guerrillas que sufre el país", dijo a Efe el analista político afgano Ahmad Sayidi.

En medio de esta transición, los talibanes han abierto una oficina de negociación en Catar pero al tiempo han dado recientemente varias muestras de fuerza con ataques coordinados contra objetivos de perfil alto.

En los últimos meses los talibanes han atacado el Palacio Presidencial afgano en Kabul, las oficinas de la Cruz Roja en la ciudad oriental de Yalalabad y el edificio de la Organización Internacional para las Migraciones en la capital, entre otros asaltos.

Entre las víctimas de estos ataques se encontraban policías y militares, pero el peso de la violencia recae sobre todo en los civiles, con muertos prácticamente a diario en atentados o explosiones de minas o bombas.

El número de civiles muertos o heridos en el país asiático se situó en 2.499 en los primeros cinco meses de 2013, un 24 % más que en el mismo periodo del año anterior, según la misión afgana de la ONU (UNAMA).

De acuerdo con la UNAMA, el 74 % de las víctimas civiles se deben a acciones de la insurgencia talibán y otros grupos opositores, casi la mitad de ellas a causa de la detonación de artefactos explosivos.

Un escenario que podría empeorar, según algunos expertos, tras la retirada completa de la OTAN en 2014, cuando la guerra acabe para Occidente, pero no para los afganos.

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