La intervención militar en Crimea comienza a pasarle factura a Rusia

  • Rusia, en medio del chaparrón de críticas internacionales por su intervención militar en la república autónoma ucraniana de Crimea, sintió hoy las primeras consecuencias económicas de ese paso con el desplome de su bolsa y la depreciación del rublo, aunque insiste en la legitimidad de sus acciones.

Arturo Escarda

Moscú, 3 mar.- Rusia, en medio del chaparrón de críticas internacionales por su intervención militar en la república autónoma ucraniana de Crimea, sintió hoy las primeras consecuencias económicas de ese paso con el desplome de su bolsa y la depreciación del rublo, aunque insiste en la legitimidad de sus acciones.

La bolsa de Moscú cerró con un desplome del 12 por ciento en uno de sus dos índices, en una jornada en la que los títulos de algunas empresas públicas sufrieron pérdidas históricas, muy por encima del 10 por ciento del que era su valor en los mercados.

El rublo ruso cayó hasta mínimos históricos ante el dólar y el euro en la bolsa de Moscú (MOEX) en medio del gran temor de los mercados a la reacción internacional y las posibles sanciones por la ocupación de facto que ya está llevando a cabo Rusia en la península de Crimea, de mayoría étnica rusa.

Los rusos se temieron lo peor y vaciaron las reservas diarias de dólares y euros en las oficinas de sus bancos, la mayoría de los cuales ya no tenía divisas para vender a media tarde de hoy.

"Llevo desde el fin de semana intentando comprar euros. El sábado fui a tres bancos distintos y no pude comprar nada más que 180 euros. Hoy estuve toda la mañana hasta conseguirlo y sólo tras hacer una cola de media hora", dijo a la agencia Efe Vladímir, un periodista moscovita.

A lo largo de la sesión en la bolsa de divisas, el dólar superó la barrera histórica de los 37 rublos y el euro llegó a situarse por encima de 51,2 rublos, máximos absolutos que retrocedieron hacia el final de la jornada gracias a la decidida actuación del Banco Central de Rusia.

La intervención del regulador en el mercado de divisas ruso marcó otro récord absoluto, ya que nunca antes se había inyectado tanto dinero en el mercado para sostener la caída de la moneda nacional y calmar a los inversores.

Los expertos en economía y la prensa especializada han vertido duras críticas a la decisión del presidente ruso, Vladímir Putin, de ocupar militarmente la península de Crimea con el pretexto de proteger las vidas de los ciudadanos rusos que residen en ese territorio, declarado en rebeldía contra las nuevas autoridades de Ucrania.

Crimea perteneció a Rusia hasta 1954, cuando el entonces líder soviético, Nikita Jruschov, se la regaló a Ucrania, y alberga en su territorio la base de la Flota rusa del Mar Negro.

"El envío de tropas en el país vecino es un trágico error que lapida nuestro camino hacia la estabilidad a largo plazo, cuyas consecuencias políticas y económicas sentiremos durante muchos años", escribió en su columna el analista del prestigioso diario económico "Védomosti" Konstantín Sonin.

Mientras, el editorial de esta publicación advirtió de que la perspectiva de una guerra con Ucrania "devuelve a Rusia a la realidad del país que tanto le gusta al presidente Vladímir Putin, la Unión Soviética, sobre el que la guerra siempre pendía como la espada de Damocles".

"Hoy nos despertamos en un país con una economía de guerra cerrada, contra el que se pueden aplicar sanciones económicas internacionales, que será expulsado del G8 de un momento a otro y que no pudo ser competitivo en un mundo global abierto e intenta ahora mostrar su fuerza con amenazas militares", lamenta el diario.

Mientras, contra viento y marea de la opinión pública internacional, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso calificó de "adecuadas y legales" las medidas emprendidas por Rusia en Crimea.

Y, por si fuera poco, 16 diputados de la Duma estatal (cámara baja) rusa registraron un proyecto por el que Rusia podría anexionarse Crimea con el pretexto de proteger a los ciudadanos de la etnia rusa, mayoría en la autonomía.

Dicha anexión sería más factible con la construcción de un puente sobre el estrecho de Kerch, que separa la península del territorio ruso, un proyecto acordado con el depuesto presidente ucraniano Víktor Yanukóvich y que será llevado a cabo por Moscú a pesar del vuelco de poder en Kiev, como anunció hoy el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev.

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