La joven violada por el hombre al que su madre quemó dice que la amenazó

  • Elche (Alicante), 26 mar (EFE).- La joven que fue violada por el hombre al que su madre roció con gasolina y le prendió fuego en un bar de Benejúzar (Alicante), a consecuencia de lo cual murió, ha declarado hoy que el fallecido la amenazó con matarla a ella y a toda su familia si contaba algo sobre la agresión sexual.

Elche (Alicante), 26 mar (EFE).- La joven que fue violada por el hombre al que su madre roció con gasolina y le prendió fuego en un bar de Benejúzar (Alicante), a consecuencia de lo cual murió, ha declarado hoy que el fallecido la amenazó con matarla a ella y a toda su familia si contaba algo sobre la agresión sexual.

También ha asegurado que la hija de ese hombre le dijo que "cuando su padre saliese de la cárcel" por este delito, "le iba a cortar el cuello".

La segunda sesión del juicio por esta causa se ha celebrado hoy en la Sección Séptima de la Audiencia de Alicante, con sede en Elche, y se reanudará el próximo 15 de abril con la exposición de las pruebas periciales y la declaración de los psicólogos que trataron a la mujer.

La acusada es la madre de una joven que fue violada y amenazada con un arma blanca en 1998, cuando tenía 13 años, por el ahora fallecido, quien fue condenado por estos delitos a nueve años de prisión.

La hija de la procesada, que en la actualidad tiene 23 años, ha explicado al tribunal que sobre las 10.00 horas del 13 de junio de 2005 fue a la parada del autobús, situada justo al lado de una gasolinera, porque había quedado allí con su madre para ir al municipio de Beniel, donde las esperaba un amigo.

Según la joven, cuando llegó a la parada del autobús, vio que su madre estaba "histérica" y que no paraba de repetir la palabra "maldito", por lo que decidió llevarla a casa para que se tranquilizara.

En el trayecto a su domicilio, que se encontraba a unos cien metros de la parada del autobús, su madre le dijo que había visto al 'Pincelito' -apodo con el que era conocido la víctima y que el día de autos disfrutaba de un permiso carcelario-, pero su hija no la creyó y pensó que "era una alucinación".

Sin embargo, la joven decidió "ir al bar para ver si realmente estaba allí", por lo que entró, se pidió un café y comprobó que lo que su madre le había dicho era verdad.

"Cuando le vi tuve mucho miedo y creí se me acababa la vida, porque cuando me estaba violando me dijo que si decía algo me iba a matar a mí y a toda mi familia", ha afirmado la testigo, quien ha criticado el hecho de que nadie les "informara de que iba a estar de permiso, sabiendo que estaba amenazada".

A continuación, llamó por teléfono al amigo con el que había quedado en Beniel y salió corriendo del bar para coger el autobús, puesto que éste ya estaba en la parada.

La testigo ha considerado una "provocación" que la víctima, que vivía "en la otra punta del pueblo", fuera al bar donde sucedieron los hechos, ya que éste estaba muy cerca de su casa, su padre "iba allí todos los días a tomar café" y ella "pasaba todos los días por la puerta para ir a coger el autobús".

Asimismo, ha destacado que, desde que se produjo su violación, su madre "está en tratamiento psiquiátrico del que nunca ha sido dada de alta" y ha tenido muchos episodios de "histeria", como el que sufrió el día de los hechos cuando vio a la víctima.

Por su parte, la viuda y los cuatro hijos del fallecido han afirmado que en el pueblo se escuchaban comentarios de que la acusada quería vengarse de la víctima cuando éste saliese de la cárcel.

El abogado de la defensa ha indicado que existe un procedimiento en fase de calificación contra la viuda y una hija del fallecido por un presunto delito de alzamiento de bienes, ya que cuando su marido fue condenado por violación vendió su casa a su hija, aunque sigue viviendo en ella, y todavía no ha pagado a la joven la indemnización que estableció el juez.

El fiscal pide para la acusada una pena de siete años y medio de prisión por un delito de homicidio y dos por otro de tentativa de homicidio, ya que provocó quemaduras a otro cliente que se encontraba en el bar.

La acusación particular solicita penas que suman 30 años de prisión, mientras que la defensa reclama la libre absolución de su cliente por alteración de las facultades mentales en el momento de los hechos.

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