La justicia brasileña se queda a un paso de aprobar la extradición de Battisti

Brasilia.- El ex activista de izquierdas italiano Césare Battisti quedó hoy a un paso de ser entregado a Italia, lo que dependerá de sólo un voto en el Supremo y una posible decisión posterior del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

El juicio de extradición fue retomado hoy por el Supremo Tribunal Federal de Brasil, que suspendió la sesión cuando cuatro magistrados habían votado en favor de que sea entregado a Italia y otros cuatro lo habían hecho en contra.

El voto definitivo será proferido por el presidente de la corte, Gilmar Mendes, quien a mediados de este año ya había manifestado a la prensa que está convencido de que Battisti debe ser extraditado, pues considera que debe responder por los cuatro asesinatos que le atribuye la justicia italiana.

Por problemas de agenda, varios magistrados debieron ausentarse en medio de la sesión, que fue levantada cuando solamente quedaban cinco jueces, momento en que Mendes anunció que se pronunciará "oportunamente".

Según dijeron fuentes judiciales, el voto del presidente de la corte podría ser conocido el próximo día 18, cuando entonces se comenzaría a definir el destino de Battisti.

En caso de que Mendes vote, como ha adelantado, en favor de la extradición, eso supondría también anular el polémico estatus de refugiado político que el Gobierno de Lula le concedió a Battisti en enero pasado.

La concesión de ese beneficio generó una tormenta diplomática con Italia, que llegó a retirar a su embajador en Brasil durante un mes.

En la hipótesis de que la extradición a Italia sea respaldada por la corte, el caso quedará en manos de Lula, quien deberá refrendar esa decisión o podrá optar, según la ley, por concederle a Battisti la condición de asilado en Brasil.

Battisti, de 55 años y ex miembro del grupo Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), brazo de las Brigadas Rojas, fue juzgado en Italia en ausencia y condenado a prisión perpetua en 1993 por cuatro asesinatos cometidos entre 1977 y 1979, cuando ese país era sacudido por una ola de violencia política.

Al momento de ser procesado en Italia estaba en Francia, que le había concedido un refugio político, pero huyó en 2004, cuando el Gobierno galo se disponía a revocar esa condición para extraditarlo hacia su país.

Fue capturado en marzo de 2007 en Río de Janeiro, donde según fuentes policiales, fue detectado en una operación conjunta hecha por agentes de Brasil, Italia y Francia.

Desde entonces, permanece recluido en una cárcel de Brasilia, desde la que ha clamado inocencia y se ha dicho víctima de una persecución política por parte del Gobierno italiano.

El juez instructor de la causa, Cezar Peluso, se pronunció en contra de la tesis de la persecución y sostuvo que los homicidios que se le atribuyen a Battisti "fueron practicados con frialdad y en circunstancias distintas" y que el caso se limita a "la ejecución de sentencias por crímenes penales comunes".

En la sesión de hoy, el magistrado Marco Aurelio Mello hizo una ardiente defensa del refugio concedido por el Gobierno a Battisti.

Mello citó que, en la época en que se cometieron los crímenes adjudicados a Battisti, organismos de derechos humanos, como Amnistía Internacional, denunciaron diversas violaciones de los derechos humanos en el marco de la represión a grupos armados italianos que buscaban "subvertir el orden del Estado".

Según Mello, el estatus de refugiado otorgado a Battisti es "realista" y "humanitario" y la extradición no puede ser discutida una vez que se le ha concedido ese estatus.

Al comenzar la sesión, un pequeño grupo de personas interrumpió a los magistrados al grito de "Libertad para Battisti" y exhibió unas pancartas con lemas similares, pero fue retirado por el personal de seguridad de la corte.