La 'Laponia española' levanta la voz: "Ni médico, ni panadero, ni Guardia Civil"

  • El territorio más despoblado de Europa, ubicado en la Península Ibérica, reclama servicios básicos y un régimen fiscal especial.
La España vacía
La España vacía
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A Ollalla (Teruel), una pedanía de Calamocha "con solo siete casas abiertas", ha dejado de "llegar el pan y se puede decir que Dios cada vez viene menos porque ya ni el cura se acerca". Ángel Manuel Brusca habla con La Información desde Alicante, donde trabaja como gerente comercial en el Negocio Agroalimentario y director técnico del Arco Mediterráneo de Ibercaja, pero no olvida sus raíces y cree que ha llegado el momento de decir "basta" porque "nuestros pueblos y con ellos nuestras raíces se mueren". "¿Nadie va a hacer nada?", se pregunta. "Es el momento justo, aunque quizás tardío, de pedir a todos nuestros dirigentes políticas concretas centralizadas para evitar el despoblamiento del medio rural", asegura.

"Todas esas personas que dan servicios mínimos de abastecimiento a nuestros pueblos deben de tener beneficios fiscales, en Seguridad Social, por ejemplo, a la hora de poder contratar a personal. Se deben de generar estructuras locales que generen riqueza y no malgastar los fondos. Con esto conseguiremos generar puestos de trabajo e incrementar la población. Se puede hacer mucho por los pueblos. Es el momento de que los políticos que nos van a representar hagan propuestas en sus próximos programas electorales. No pueden dejarnos al margen", alza la voz este empleado de banca.

A poco más de 200 kilómetros al suroeste de Olalla, en Sayatón (Guadalajara), menos de 50 habitantes, no hay banco. Una vez al mes el empleado de alguna sucursal de la zona va pueblo por pueblo a pagar la pensión a los jubilados. Tampoco hay escuela. Médico, únicamente una hora a la semana. Tampoco hay pediatra, aunque sí pan. Lo llevan de una localidad cercana al bar del pueblo que, tras tiempo cerrado, lo acaban de reabrir una pareja de jóvenes emigrantes uruguayos, Gonzalo e Ivanna. "Aquí, algo tan básico como quedarte sin papel higiénico es un problema gordo", afirma una lugareña. Eso sí, hay un polideportivo "de dimensiones olímpicas" en el que alguien, el político de turno, decidió gastarse hace unos años decenas de miles de euros procedentes de alguna subvención, sin uso y colonizado por las malas hierbas.

El pasado 31 de diciembre Sayatón se hizo viral en las redes sociales. El motivo: María Ángeles Rosado, una agricultora del pueblo, se hizo una foto en su tractor y envió un mensaje en Twitter en el que, con una enorme sonrisa, reivindicaba la vida rural y su labor como agricultora y madre, pero también hablaba de las dificultades de vivir en un lugar carente de los más básicos servicios. "Terminando de sembrar. Madre, joven agricultora en Sayatón, pequeño municipio de 50 habitantes de Guadalajara, junto a la Sierra de Altomira, Red Natura 2000, sin colegio ni pediatra, médico una hora a la semana. Y aquí seguimos, con una sonrisa, dando de comer al mundo", fue el tuit de María Ángeles, agricultora y licenciada en Ciencias Políticas. Antes solo tenía 30 seguidores –ahora son más de 1.700– y ha recibido 4.100 retuits y 15.000 'me gusta'. La sayatonera ha logrado visibilizar el drama de la despoblación y la falta de servicios de la piel de toro vacía, la denominada 'Laponia española'.

"Yo no pido que aquí con ocho niños haya una escuela, pero sí mejores colegios en la zona y más cercanos", dice mientras asegura que se gasta 5.000 euros anuales en gasóleo llevando a sus dos hijos cada día al centro educativo. "Tampoco pedimos que haya un pediatra en cada pueblo, pero sí uno en la cabecera de comarca, ya que la plaza está vacía desde hace doce años. Reclamamos que haya servicios para las personas mayores, incentivos fiscales para quienes vivimos aquí, como hay en Canarias un régimen especial o como hay en Laponia, por ejemplo, un territorio tan despoblado como éste, pero con más jóvenes que aquí", reflexiona.

"Vivimos en un lugar precioso, que está dentro de la Red Natura 2000, pero donde las aves están más protegidas que las personas. Esa es mi reivindicación, que se proteja a las personas", se queja Rosado. Pocos días después de su famoso tuit escribía otro: "Ni las Castillas, ni Extremadura, ni otras zonas de España han tenido partidos bisagra que garantizaran el sostenimiento de los gobiernos. Y los gobiernos nos han olvidado. Amplias zonas rurales, sin servicios ni inversiones, somos ciudadanos de segunda. Somos la España vacía".

María Ángeles, en fin, resumía con sus palabras la demostanasia. "Proceso por el que debido a acciones políticas u omisión de las mismas se provoca la desaparición de la población de un territorio", un término que han hecho popular los investigadores demográficos Francisco Burillo y su hija Pilar, impulsores del proyecto Serranía Celtibérica, un vasto territorio que va desde el sur de La Rioja al norte de la Comunidad Valenciana y en el que están integrados también parte de Burgos, Zaragoza, Teruel, Guadalajara, Segovia y Cuenca.

"Una extensión de 63.098 kilómetros cuadrados (doble que Bélgica), que tiene censada una población de 487.417 habitantes y una densidad de 7,72 habitantes por kilómetro cuadrados. De sus 1.263 municipios, 556 tienen menos de 100 habitantes, cuando en el resto de España hay 514. Presenta una situación de despoblación extrema, acentuada desde los años 60, momento en el que los polos de desarrollo se ubicaron en otros territorios, potenciando la emigración. No debe extrañar que en su seno hayan surgido los movimientos sociales más importantes de España: Teruel Existe, Soria Ya, La Otra Guadalajara, La Plataforma Cívica de Cuenca, Al Jiloca ya le Toca, etcétera". Esta es la Serranía Celtíbera.

'El Manifiesto de Sigüenza', proclamado por la Asociación Serranía Celtibérica en diciembre, pide, entre otras cosas, "al Gobierno español y a los gobiernos autonómicos que reconozcan la peculiar entidad territorial de la Serranía Celtibérica. Que, ante su crítica situación, apliquen la discriminación positiva y tomen medidas efectivas, no paliativas, en materia económica, fiscal y de infraestructuras, y que anulen las ‘fronteras’ educativas y sanitarias. Que los fondos que destinan en materia de despoblación y envejecimiento se inviertan de forma finalista en los territorios despoblados; a la Unión Europea que, como eurorregión poco poblada, tenga en cuenta su condición periférica y fronteriza y aplique las medidas legisladas en materia de montaña, ruralidad y despoblación. Que ubique en la Serranía Celtiberica el Centro de la UE de Documentación e Investigación del Desarrollo Rural; a la Unesco que reconozca el Patrimonio Cultural de la Celtiberia como Patrimonio de la Humanidad (estuvo en su lista indicativa desde 1998 al 2006)".

"Necesitamos medidas efectivas de repoblación, que supongan la explotación sostenible de sus recursos, la promoción nacional e internacional de la riqueza potencial de la Serranía Celtibérica, de su patrimonio natural y cultural, de sus productos agroalimentarios, artesanales, gastronómicos y turísticos. ¡Y las necesitamos con extremada urgencia! Porque no hay nada más triste y desolador, para la mayoría de nuestros municipios, que vivir en el vacío de sus calles en invierno, en la soledad de un pueblo sin niños, rodeado de casas que se van hundiendo, y a más de una hora de coche de cualquier servicio", reclaman.

El pasado 8 de diciembre, vecinos, alcaldes y concejales de una treintena de pequeños pueblos del entorno de Sigüenza y de la comarca de Molina de Aragón, la sierra norte de Guadalajara, la zona cero de la Laponia española, se concentraron ante las puertas del antiguo cuartel de la Guardia Civil de Tráfico en Alcolea del Pinar, hoy abandonado, para pedir más seguridad, más medios y más agentes, para combatir la oleada de robos que se vienen produciendo en la zona por la soledad que sufren. Y es que la inseguridad también ha aparecido en la 'España vacía', de donde se ha marchado hasta la Benemérita.

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