'Nos lo deben': miles de jubilados salen a la calle para exigir una pensión digna

  • Miles de pensionistas toman un centenar de ciudades españoles para reivindicar una subida digna de las pensiones y su blindaje en la Constitución.
Numerosos asistentes a la manifestación por unas pensiones dignas convocada por la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP), a su paso por la Puerta del Sol a la que han acudido miles de personas en la capital de España.EFE/Fernando Villar
Numerosos asistentes a la manifestación por unas pensiones dignas convocada por la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP), a su paso por la Puerta del Sol a la que han acudido miles de personas en la capital de España.EFE/Fernando Villar
Numerosos asistentes a la manifestación por unas pensiones dignas convocada por la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP), a su paso por la Puerta del Sol a la que han acudido miles de personas en la capital de España.EFE/Fernando Villar
La lluvia no frenó a los pensionistas.

A los jubilados no les frenó la lluvia. Los mismos que lucharon por la democracia en la Transición salieron a la calle para defender su derecho a unas pensiones dignas, ante la incapacidad de unos políticos que solo han sabido hasta ahora sumarse a su pancarta.

Decenas de miles de personas salieron a la calle en un centenar de manifestaciones y concentraciones por todo el país -desafiando la meteorología adversa en muchas ciudades- en defensa del sistema público de pensiones y por unas prestaciones dignas que no pierdan poder adquisitivo. Cosas del país, no se logró hacer una manifestación unitaria. Al contrario, el día de los jubilados fue aprovechado para llenar las calles con protestas de todo tipo, desde Venezuela a la ley mordaza, en un caos que no ayudó a la causa de los mayores.

La manifestación de Madrid fue liderada por la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP). A estas protestas se unieron por la mañana a partir de las 11.00 horas los sindicatos CCOO y UGT, junto con otros movimientos ciudadanos como el feminista o el contrario a los recortes. En Madrid hubo una segunda convocatoria por la tarde de la Coordinadora Estatal en Defensa de las Pensiones, a la que también se sumaron estas organizaciones sindicales.

"Ni el agua ni el viento detienen el movimiento", "No quedan pensiones para jubilados, pero cómo gastan en los despachos del Estado" o "Más pensiones y menos ladrones" fueron algunos de los lemas más coreados en cada una de ellas.

El clamor y la petición, eso sí, fue unánime: blinden las pensiones en la Constitución para prohibir expresamente su privatización o su pérdida poder adquisitivo. En el manifiesto de la mañana rostros tan conocidos como el de Ana Belén o Miguel Ríos pusieron voz al clamor de los mayores.

Los políticos, mientras tanto, a falta de llegar a un acuerdo en el Pacto de Toledo (en Barcelona pidieron acabar con él) sí que se sumaron a la pancarta. Al menos la oposición, porque Rajoy desde Andalucía dijo lo contrario de lo que decía desde la oposición (entonces prometía subirlas conforme al IPC), y solo supo deslizar que subiría las pensiones todo lo que fuera posible con una advertencia: que los jubilados no se dejaran engañar con promesas que no se pueden cumplir... y que gobernando él nunca faltarían pensiones.

Pero la gente, no como los políticos, tiene memoria. Lo dejó claro el secretario general de USO, Joaquín Pérez da Silva, al señalar como culpables de la situación actual no solo la reforma del PP de 2013, sino también la de 2011 que llevó a cabo el Gobierno socialista con el acuerdo de los agentes sociales (CEOE, CCOO y UGT). Cada uno, pues, con su guerra y con su mochila a cuestas. Sánchez acusó al Gobierno de destruir las pensiones, sin acordarse de que él votó congelarlas, Podemos dijo que se reían de los jubilados, Rivera culpó al PPSOE y Garzón aprovechó el día para convertir su protesta por la ley mordaza, en trending topic, justo cuando el único mensaje debía ser el de los jubilados.

Manifestaciones en toda España

Las manifestaciones no solo tuvieron lugar en Madrid, aunque la Puerta del Sol tuviera un ajetreo constante. En Barcelona, miles de personas salieron a la calle, acompañados por líderes políticos como el de En Comú-Podem, Xavier Domènech, o el del PSC, Miquel Iceta, en una marcha en la que algunos manifestantes quemaron las cartas recibidas por el Ministerio de Empleo en las que se les anunciaba la subida del 0,25 % de las pensiones de 2018. No faltó el abucheo independentista a los socialistas. Por no faltar, no lo hizo por la tarde otra manifestación en favor de la inmersión linguística, mientras en Madrid se apoyaba en otra concentración más modesta la libertad de los presos políticos.

En Vitoria también tuvo lugar una manifestación multitudinaria convocada por las organizaciones "Arabako Pentsionistak Lanean" y "Por una vida digna". Durante el recorrido una veintena de jóvenes desplegaron una pancarta con la frase "Sois ejemplo de lucha" y  aplaudieron a los manifestantes. Bilbao y San Sebastián también se manifestaron por la tarde y decenas de miles lo hicieron en Andalucía, Canarias o Castilla León.

En Galicia, varios miles de personas salieron a las calles, sobre todo en Santiago, A Coruña y Vigo, al igual que en Gijón, Santander, Zaragoza, Toledo, Palma de Mallorca, Alicante, Castellón, Murcia, Mérida, Badajoz y Cáceres, ciudad esta última donde los paraguas acompañaron a globos y pancartas con lemas como "Rajoy ladrón devuélveme la pensión" o "No es país ni para viejos". En Valencia, se pospuso la movilización al día 22 con motivo de las fiestas falleras. También pospusieron la suya Sociedad Civil Catalana. Un día, el de los abuelos, en el que no faltó, pues, de nada. Y en el que los pensionistas recordaron que ellos, vitales en la construcción de este país tal y como lo conocemos hoy, también sostienen a muchas familias en medio de la crisis para que tengan un futuro. Y lucharán por lo que es suyo, están acostumbrados. Acabaron a las puertas del Congreso recordando una vez más que no piden nada, que se lo deben. Nadie podrá apropiarse, aunque lo intente, de su causa. Justa.

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