La obsesión del parricida de Beniel con su expareja: "Solo preguntaba por Laura"

Beniel
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Un hombre de 39 años, David S.O., mató presuntamente a su hijo menor, de 10, y después se ha quitó la vida ahorcándose en la cocina de su piso en Beniel, un pequeño municipio murciano, el pasado viernes. El pueblo sigue consternado. La madre del menor y expareja de David, Laura, no ha salido desde el sábado de la casa de su madre donde vive desde que se separó hace dos años de un hombre que, según relata su mejor amigo, vivía obsesionado con ella

En declaraciones a 'Espejo Público', uno de los mejores amigos del presunto parricida relata que en el momento del trágico suceso no tenía trabajo "por una baja médica ya que padecía vértigos". También asegura que desde que Laura salió de la casa familiar donde fueron encontrados los cuerpos de ambos, "su aspecto físico fue a peor y empezó a quedarse más delgado, llevaba barba y pelo largo descuidado". También asegura que por la calle "iba a su bola con la mente perdida y con una única obsesión, saber dónde estaba Laura, lo que estaba haciendo Laura, dónde iba Laura...".

Asegura que el mismo día que sucedió todo un vecino vio al pequeño en el paso de cebra que hay delante de su casa en la avenida Calvo Sotelo número 32 y "el muchacho iba llorando, no quería subir a la casa".  También ha querido dejar claro que David "estaba mal, pero ni bebía ni se drogaba como se ha dicho". 

Su cuerpo nadie lo ha reclamado. Sigue en el tanatorio de un pueblo de poco más de 11.000 habitantes. "¿Quién lo va a reclamar?". Y continúa: "Si yo tuviera un padre así tampoco le querría". El hijo mayor de la pareja, ya con 18 años, habría dicho que no quería ver a su padre. De hecho por el pueblo pocas veces lo vieron juntos. Es el que acercó una llave a los agentes cuando, después de buscar por la localidad, se presentaron ante la puerta del piso "que pagaba la abuela materna". No sirvió y tuvieron que llamar a un cerrajero. Detrás de la puerta la escena no se les va de la cabeza a los agentes locales que se personaron en la llamada de auxilio de la madre al ver que su expareja no le devolvía a su pequeño. "Yo creo que lo ha hecho para hacerle daño a Laura. Ella era toda su vida". 

En la misma línea Manuela, una amiga de la abuela materna, asegura que la consternación en el pueblo es muy grande. En el pueblo era mucho menos conocido que la de Laura "que llevan desde pequeños en el pueblo".  Son pocos los que entienden por qué David podía ver a los niños. El supuesto parricida fue condenado a seis meses de prisión a principios de junio por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Murcia por un delito de coacciones a su expareja y se le impuso la prohibición de acercarse a determinada distancia de ella. 

Al no tener el condenado antecedentes penales ni superar la condena los 2 años de prisión, no entró en la cárcel. Dos semanas más tarde, en un juicio rápido que se celebró el día 19 del mes pasado, el hombre fue condenado a 4 meses de prisión por quebrantar la orden de alejamiento de ella que se le impuso, lo que también reconoció al admitir que se había acercado a la casa buscando al mayor de sus hijos.

La expareja estaba pendiente de la resolución en un juzgado de familia de Murcia de una demanda de divorcio, presentada primero por ella y luego de mutuo acuerdo, para establecer el régimen de guarda y custodia o de visitas del hijo menor, por lo que no había ninguno de obligado cumplimiento.

Para que concedan una orden de protección hace falta una denuncia y una valoración de riesgo alta por parte de la policía. El juez otorga la protección -desde una pulsera telemática a vigilancia policial 24 horas-. Hay casi 300.000 mujeres con esta protección en España.

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