La ofensiva de Mas: se reúne con la CUP para desatascar la investidura

    • El encuentro, reconocido por la formación anticapitalista, se llevó a cabo con total secretismo.
    • Los anticapitalistas también quieren acelerar los trámites y admiten reuniones a "varios niveles".
Artur Mas, llegando al Parlament (archivo).
Artur Mas, llegando al Parlament (archivo).

Artur Mas ha esperado un mes de reuniones sin salida antes de meter el 'turbo' para su investidura. El president en funciones, que ve frustradas sus aspiraciones para revalidar mandato ante la negativa de la CUP, ha iniciado su propia ofensiva, que pasa por los encuentros, a título individual y al margen de su partido, con la formación. Según reconoció este jueves la organización liderada por Antonio Baños, Mas se reunió en secreto con ellos esta misma semana. El objetivo de este encuentro, avanzado por El Confidencial, está claro: dejar atada la presidencia en plena cuenta atrás para la sesión de investidura, el próximo día nueve.

Este mismo jueves, el diputado de la formación, Benet Salellas, afirmaba en una entrevista en RAC 1 que se están manteniendo reuniones "a todos los niveles". Encuentros privados y sin eco mediático, añadió. Salellas, que ha sido designado uno de los interlocutores de la CUP para participar en esas reuniones, ni negó ni confirmó ese encuentro con Mas, aunque si insistió en que la intención es tener president en el primer debate de investidura. No será, dijo, el líder convergente, sobre el que se mantiene el veto.

Las relaciones entre la CUP y Junts pel Sí siguen siendo complicadas. Este miércoles, el partido liderado por Antonio Baños prospuso la reunión prevista con Junts tras las detenciones de varios anarquistas en Barcelona y Manresa, en el marco de la operación Pandora. En un comunicado, la formación expuso su rechazo a la operación "contra los movimientos populares del país" y criticó que la policía catalana hubiese cumplido las órdenes de la Audiencia Nacional.

El encuentro se habría producido este mismo lunes, un día antes de que Junts y la CUP presentasen en el Parlament la declaración que da inicio al proceso hacia un Estado independiente. La investidura de Mas abre varias corrientes en la CUP

Como informó este diario, la única posibilidad de que la CUP se plantease un apoyo a Mas-al que se muestran partidarios algunos diputados, como Julià de Jodar-sería un giro total a la izquierda que pasaría, en primer lugar, por abrir un proceso constituyente y asumir su "plan de emergencia social". Ese plan incluye el incumplimiento de varias resoluciones del Tribunal Constitucional, ya que, junto a otras medidas como la paralización de desahucios y privatizaciones, la CUP exige que se retome el decreto ley, suspedido por el alto tribunal, que impedía a las compañías de suministros cortar la luz o el gas a las familias en situación acreditada de vulnerabilidad económica.

La CUP rechazó que la declaración hacia la independencia se lea en términos de un apoyo a la investidura. Sin embargo, en ella sí se advierten las cesiones de Junts ante los de Baños. El documento se expresa en duros términos contra el Constitucional, al que considera "deslegitimado" y llama a la desobediencia a las leyes españolas.

"Instamos al Gobierno catalán a cumplir exclusivamente esas normas o mandatos emanados de esta Cámara, legítima y democrática, con el fin de blindar los derechos fundamentales", señala el texto, en el que se declara "iniciar solemnemente el proceso de creación del Estado catalán independiente en forma de república". Entre las primeras medidas, se insta a iniciar la se tramitación de leyes como la de la seguridad social catalana o la Hacienda Pública para una "desconexión democrática masiva, sostenida y pacífica con el Estado español".

Las reuniones entre Junts y la CUP, que avanzan con total hermetismo, han provocado también las primeras fracturas en la formación de Baños. Un sector de dirigentes se muestra partidario de evitar más desgaste y facilitar la investidura a Mas, si, en la práctica, éste delega el poder en varias vicepresidencias que no estén en manos de CDC. Esa grieta es la que intenta aprovechar el líder convergente, presionando para convencer a los más reticentes a la investidura.Munté, Junqueras, Reyes...

El sentir general en la CUP es, en cambio, que el gobierno ha de estar liderado por un independiente, una persona de perfil soberanista pero sin carnet de partido. Las opciones se diversifican entre distintos actores que han venido apoyando el proceso hacia la secesión y entre los que destacan los dirigentes de las distintas entidades soberanistas, descartada ya Carme Forcadell, ahora presidenta del Parlament.

La figura de Eduardo Reyes, presidente de Súmate-entidad fundada por catalanes de lengua y cultura española y que defiende un Estado propio-es uno de los nombres que los anticapitalistas han puesto encima de la mesa. Como también, por parte de CDC, la de Neus Munté.

La vicepresidenta en funciones del Ejecutivo catalán es persona de máxima confianza de Mas y cabeza destacada en ese 'plan B' en el que también se trabaja. Munté goza del agrado de ERC y su pasado de peso como sindicalista puede allanar el camino para convencer a la CUP. El líder de ERC, Oriol Junqueras, cuenta desde siempre con el respaldo de los de Baños, aunque de momento descarta aspiraciones.

La investigación del 3% y los registros, esta semana, al domicilio de los Pujol cercan aún más a CDC pero Mas ha tratado de desvincularse de los escándalos. La corrupción de los convergentes ha sido uno de los grandes obstáculos para una relación fluida con la CUP, pero no el único, y seguramente tampoco el principal. La organización antepone sobre todo su hoja social, y afea al Govern saliente una política de recortes que con insistencia le ha reprochado durante años de oposición en el Parlament.



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