Barzani, el líder de 68 años del Partido Democrático del Kurdistán (KDP), ha estado al mando de la región autónoma desde hace 10 años. Su mandato fue extendido en 2013 por dos años más, hasta el próximo 19 de agosto.
Barzani sostiene que su liderazgo es crucial para la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), una opinión discutida por la oposición kurda, que aunque disgregada, concuerda en que no quiere darle al político otro cheque en blanco.
"El KDP nos ha pedido que extendamos de nuevo el mandato del presidente, pero nosotros lo rechazamos y ahora hay que encontrar una solución", dijo Imad Ahmed, miembro de la oficina política de la Unión Patriótica del Kurdistán (PUK).
El PUK del expresidente irakí Jalal Talabani es el rival histórico del KDP, pero ahora se perfila también la oposición de Gorran (Cambio), que sumó seis escaños y tiene un total de 24.
Junto con los partidos islamistas, logran controlar 59 de los 111 cupos del parlamento regional, que se encarga de elegir al presidente.
"Si fuera como cualquier sistema democrático estable, simplemente lo sacarían del gobierno, pero no lo es", explica Kirk Sowell, un analista especializado en riesgos políticos, que publica en Jordania la revista bimensual Inside Iraqi Politics.
Barzani y sus allegados controlan varios puestos clave, que aumentan su poder, por ejemplo los servicios de inteligencia y los medios de comunicación de más difusión.
Así, a medida que se acerca la fecha del fin del mandato, los líderes políticos kurdos están enfrascados en intensas negociaciones y tras la ofensiva aérea lanzada por Turquía contra el territorio kurdo en Irak el mes pasado, Barzani está en una posición incómoda.
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), perseguido en Turquía, ha buscado históricamente refugio en las montañas del lado iraquí de la frontera, pero tras la ofensiva, Barzani les pidió que abandonaran el territorio para evitar pérdidas civiles.
"Realmente es un momento complicado (...) Es una situación insostenible porque todos los kurdos de a pie apoyan al PKK y Barzani no puede mostrarse como contrario al PKK", dijo Sowell.
Además tanto el partido de Barzani como la formación Gobierno Regional del Kurdistán (KRG) están muy ligados y dependen de Ankara.
El gobierno de Ankara y las empresas turcas han invertido miles de millones de dólares en la región autónoma kurda.
El KRG también necesita a Ankara para exportar petróleo, que constituye su principal y casi única fuente de ingresos, para lo cual usa el puerto turco de Ceyhan.
"Ellos son como una colonia económica de Turquía", explicó Sowell.
Barzani y el KDP fueron muy criticados por su incapacidad de proteger a la minoría yazidi durante la violenta y rápida ofensiva que lanzó el grupo yihadista Estado Islámico el año pasado, mientras que el PKK y su partido gemelo sirio son considerados como salvadores de la minoría.
A nivel más institucional, Gorran y el PUK quien dar un mayor poder al parlamento frente al ejecutivo, mientras que Barzani quiere imponer la votación por elección popular.
"Precisamente porque hay una crisis de seguridad, una crisis financiera, una crisis de los servicios y ahora tensiones en la frontera y bombardeos contra las localidades kurdas, necesitamos encontrar una solución al tema de la presidencia", señaló el representante del PUK Imad Ahmed.
Para Abdulrazaq Ali, portavoz del partido Gorran, dijo que el único punto de coincidencia en los próximos días es que están de acuerdo en seguir discrepando un poco más.
"Creo que tras el final del periodo de Barzani el 20 de agosto, vamos a entrar en una fase de gobierno interino hasta que se reforme la constitución o hayan elecciones anticipadas", señaló Ali.
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