La oposición de Venezuela, todos a una contra Chávez

  • Las elecciones que celebra hoy Venezuela no son presidenciales, pero Hugo Chávez y la oposición se juegan mucho. Los venezolanos votan a sus parlamentarios en unos comicios a los que se vuelven a presentar los partidos contrarios a Chávez después de que decidieran no hacerlo la vez pasada en señal de protesta por las irregularidades del proceso. Los opositores, todos a una, se presentan hoy contra él para que no se repita un parlamento en mayoría más que absoluta.
El líder de la coalición opositora de Venezuela, Ramón Guillermo Aveledo (Foto de Luis Carlos Díaz)
El líder de la coalición opositora de Venezuela, Ramón Guillermo Aveledo (Foto de Luis Carlos Díaz)
Luis Carlos Díaz
Rafael Naranco, Caracas

Las elecciones legislativas de este domingo en Venezuela no son unos comicios normales, al ser la polarización causa y efecto de una profunda división antagónica entre los votantes. Lo que suceda hoy puede llegar a marcar el futuro del país como pocas veces ha sucedido a lo largo de su historia republicana.

Dos bloques políticos se enfrentan sin miramientos: la hegemonía del chavismo totalitario, y una oposición democrática fortalecida tras varios años golpeada, después de haber cavado ella misma su nicho cuando en 2005 se negó a participar en los comicios parlamentarios y el "Socialismo del Siglo XXI" –comunismo a secas, al decir del propio Fidel Castro- logró la mayoría absoluta con 167 escaños en la Asamblea Nacional (el parlamento venezolano).

Los divididos y menguados partidos opositores se dieron cuenta tarde del error cometido. Hugo Chávez aprovechó el control de las instituciones y gobernó con decretos personales durante meses, algo que no necesitaba hacer a razón de que los diputados afines le aprobaban sus leyes - redactadas Palacio de Miraflores, sede del ejecutivo - sin siquiera examinarlas.

Explicar el porqué y cómo se han unido las formaciones políticas de tan distintos matices ideológicos en la gran coalición de la oposición llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), no es complicado: supervivencia, y necesidad de salvar al país del deterioro imparable al que ha llegado.

La unidad se constituyó dejando al lado viejos esquemas, y basada en conseguir una nueva mayoría que propicie un cambio en las políticas erradas del actual régimen. Fuera de esa alianza se halla el partido Patria Para Todos (PPT), aliado del gobierno en toda la larga legislatura, y ahora igualmente oposición.

Enderezar el rumbo

La situación comenzó a cambiar paulatinamente en diciembre de 2007. Ese mes fue rechazado un referéndum sobre la Reforma Constitucional que daría a Hugo Chávez, entre otros privilegios, la de ser reelecto presidente per secula seculorum.

Tal día, y no otro, comenzó a fraguarse entre los adversarios de la revolución bolivariana, la esperanza cierta de que el sistema operante podía ser vencido, como sucedió, en las urnas. Tres años después deL golpe seco en los comicios, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de Chávez es menos fuerte.

El panorama es pavoroso: criminalidad sangrante anegando las calles, corrupción sin parangón en cada nivel del aparataje gubernamental, hiperinflación escandalosa, a la que se le une un cansancio generalizado ante la manera despótica de gobernar de Hugo Chávez.

No obstante, el Comandante-Presidente conserva fuertes adhesiones en las capas más desposeídas, aún a sabiendas de no haberlas sacado de sus miserias en casi 12 años de gobierno, tras haber manejado el mayor caudal de dólares jamás acumulado: sobrepasa la de todos los gobiernos de los últimos 40 años juntos.

La oposición, aglutinada en la Mesa de la Unidad, tiene la certeza de que esas circunstancias desfavorables impedirán a Chávez conseguir hoy la mayoría en la Asamblea, bastión necesario para terminar de implantar su ideal marxista.

Diversas causas acreditan esa certidumbre y una de ellas lógica: alcanzar las mismas papeletas del referéndum revocatorio de 2007, lo que superaría en la actualidad los 61 diputados. Si a esto se le une el voto de castigo que ha ido in crescendo en estos meses, más un segmento sustancial del 30 por ciento de indecisos que aseveran ir a las urnas, los números no les son adversos, al contrario: avalan el esfuerzo realizado.

El trabajo ha sido sólido. Difícilmente se tenía la certeza de conseguir articular a una oposición dividida y sacudida hasta el tuétano a cuento de los golpes bajos recibidos del oficialismo, y compuesta de un amplio abanico de tonalidades políticas.

En primer lugar han logrado -pareciendo imposible- que el voto sea secreto; eso, ante un Consejo Nacional Electoral donde cuatro miembros de cinco pertenecen al chavismo militante y duro, es una hazaña. Ahora lo más peliagudo será cuidar los resultados y que se cuenten todas las tarjetas depositadas en las urnas.

Tejemanejes de Chávez

Chávez ha jugado sucio al cambiar las reglas de juego a su favor y usar los recursos del Estado en la campaña en apoyo de sus candidatos (hablando más de cuatro horas diarias en la televisión), los cuales son mudos, pues solamente habla el Comandante. Esto, prohibido en la Constitución y en las normas del ente electoral, a él le sabe a nada.

Desde siempre, las elecciones legislativas y las presidenciales en Venezuela se desarrollaban cada primer domingo de diciembre, y en enero del nuevo año, se juramentaban los cargos. En esta ocasión, al celebrarse el 26 de septiembre, hay tres meses largos en que la actual Asamblea podrá seguir haciendo leyes a favor de consolidar el gobierno comunal ansiado por el presidente venezolano.

Si a esto se le une el reacomodo de los circuitos electorales de manera que elijan menos diputados las circunscripciones donde la oposición tiene más votos, y aumentan en aquellos afines al chavismo con menos electores, la trampa se ve de lejos.

En tal situación se puede dar un caso paradójico: vencer en las elecciones y perder la Asamblea Nacional, o perder los comicios y ganar la mayoría de los curules (como llaman los venezolanos a los escaños) a razón de no existir proporcionalidad.

Llamada al patriotismo y al voto

La Mesa de la Unidad Democrática ha enviado un mensaje de "patriotismo, respeto y responsabilidad a la Fuerza Armada Nacional". En el mismo se dice que el socialismo no es la ideología del Estado venezolano, sino de los actuales gobernantes, y recuerdan que la Carta Magna se basa en valores superiores como "la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la ética y el pluralismo político".Muy lejos del grito que actualmente usa la Fuerza Armada Bolivariana venido de Cuba: "Patria, Socialismo o Muerte".

En lo que sí que han coincidido tanto oposición como el Gobierno, es en animar una y otra vez al voto a los ciudadanos. Los colegios electorales cerrarán sus puertas a las 18.00 hora local (00.30 hora peninsular española del lunes) y los primeros resultados se sabrán dos horas más tarde. Entonces se desvelará si los ciudadanos han acudido a las urnas en masa o no.

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