La paz negociada con las FARC vuelve a ser una posibilidad real en Colombia

  • La salida negociada al conflicto armado interno ha vuelto a ser una posibilidad real en Colombia con el acuerdo para abrir un diálogo de paz que, según versiones de la prensa, alcanzaron en La Habana delegados del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y de las FARC.

José Guillermo Herrera

Bogotá, 27 ago.- La salida negociada al conflicto armado interno ha vuelto a ser una posibilidad real en Colombia con el acuerdo para abrir un diálogo de paz que, según versiones de la prensa, alcanzaron en La Habana delegados del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y de las FARC.

Aunque de la supuesta firma del pacto solo existen las versiones del canal interestatal Telesur y la colombiana RCN Radio, algunos analistas consultados por Efe en Bogotá reconocieron que el país parece estar más cerca de un nuevo proceso de paz.

"Esperamos que sea el presidente Santos el que haga el anuncio y, si es como lo han mencionado los medios de comunicación, sería sin lugar a dudas un avance sustancial y una gran oportunidad para que el final de la guerra se haga realidad", expresó el legislador izquierdista Iván Cepeda.

El congresista, del opositor Polo Democrático Alternativo (PDA), destacó que el eventual acuerdo entre el Ejecutivo y los rebeldes parece que tiene ya "una agenda, unos tiempos, un cronograma y unas condiciones específicas pactadas".

Según la versión de Telesur, el Gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se citaron para comienzos de octubre próximo en Oslo con el fin de formalizar la apertura de este proceso de paz, que no es el primero para intentar poner término al conflicto interno de casi medio siglo.

Desde 1982, el Estado y los insurgentes han buscado en tres ocasiones una salida política a la confrontación, la última de ellas en un largo y tortuoso proceso en un caserío selvático de San Vicente del Caguán, eje de una zona de distensión de 43.000 kilómetros cuadrados que las FARC dominaron por más de tres años.

El lapso del control rebelde coincidió con la apertura y ruptura del diálogo, por decisión del ahora expresidente conservador Andrés Pastrana (1998-2002), que le dejó como herencia a su sucesor, Álvaro Uribe (2002-2010), un grupo guerrillero fortalecido y retador.

"En esta ocasión, hay una diferencia con el proceso del Caguán: es que los dos quieren negociar la paz, tienen el diálogo como primera opción", dijo a Efe el investigador Ariel Ávila, de la Corporación Nuevo Arco Iris (CNAI).

Ávila observó que, con el anuncio de este acuerdo, "Uribe ha quedado literalmente borrado".

El exgobernante se ha apartado de Santos, quien fue su penúltimo ministro de Defensa, por haberse acercado al presidente venezolano, Hugo Chávez, y no descarta negociar la paz con las FARC, en actividad desde 1964 y en la actualidad con unos 8.500 combatientes, según las cifras de las autoridades militares.

Un posible nuevo diálogo de paz "tendrá una oposición muy grande del uribismo (por el expresidente y sus seguidores) y de las elites regionales", previó el investigador de la CNAI, organización no gubernamental de estudio y análisis del conflicto armado.

Sin embargo, Ávila consideró que el ambiente de ahora es muy importante y que Santos "tiene un gran camino adelantado con las FARC, la comunidad internacional y la opinión pública" en su país.

La opinión fue compartida por Cepeda, representante a la Cámara con trayectoria en favor de una salida negociada al conflicto y los derechos de las víctimas de los grupos paramilitares.

"El Gobierno y la guerrilla contarán con el respaldo de muchos sectores sociales que, si ven que hay una voluntad decidida y un proceso serio, lo van a respaldar y van a trabajar decididamente por él", sostuvo el mismo legislador.

A pesar de todo, el investigador Ávila subrayó que el acuerdo es una jugada arriesgada tanto de Santos, como de las FARC.

"Santos pone en jaque su reelección", dijo Ávila al hacer mención de la posibilidad de que el gobernante decida buscar un nuevo mandato de cuatro años en los comicios de 2014.

El riesgo para las FARC es el de entrar en un proceso de paz "en medio de un proceso electoral, con mucho debate y oposición", completó Ávila, quien admitió que el supuesto acuerdo dejó sin piso su pronóstico de que Santos se ocuparía de una negociación con los rebeldes al comienzo de un eventual segundo Gobierno.

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