La policía de los yihadistas o "hisba" impone su "ley y orden" en Siria

  • El mero acto de encenderse un cigarro en la calle puede suponer un castigo de 60 latigazos en algunas zonas controladas por el grupo Estado Islámico (EI) en Siria, que se ha dotado de un cuerpo parapolicial conocido como "hisba" y de un sistema judicial para imponer su particular orden del mundo.

Susana Samhan

Beirut, 26 dic.- El mero acto de encenderse un cigarro en la calle puede suponer un castigo de 60 latigazos en algunas zonas controladas por el grupo Estado Islámico (EI) en Siria, que se ha dotado de un cuerpo parapolicial conocido como "hisba" y de un sistema judicial para imponer su particular orden del mundo.

Las patrullas de los yihadistas, con cuatro miembros por vehículo, recorren las localidades de la provincia de Deir al Zur (noreste) y otras partes del territorio sirio en busca de infractores.

En declaraciones a Efe por internet, el activista Enmar al Turkmani, originario de Deir al Zur, explica que la "hisba" del EI funciona como una especie de cuerpo policial y de inteligencia.

Este término se empleaba antiguamente para nombrar el puesto del supervisor de los asuntos generales y controlar las subidas de precio.

Los tiempos han cambiado y en la actualidad "hisba" se utiliza para referirse a la "policía religiosa" que actúa bajo el lema religioso de "imponer la ley y evitar que se vicie".

En Siria, el EI dispone de filiales de la "hisba", que dependen de las dos salas de operaciones principales, ubicadas en Al Bukamal, en la frontera entre Deir al Zur e Irak, y en Al Raqa (noreste), bastión principal de los extremistas.

Todos los días a las horas del rezo los "agentes" del EI acuden a las tiendas y mercados para llamar a los fieles a la oración.

"Los miembros de las patrullas suelen ser árabes no sirios, mientras que 'la policía secreta' e informantes son sirios", dice Al Turkmani, que agrega que los extranjeros de otros países se dedican a tareas militares.

Dentro de la policía, hay también mujeres que vigilan que sus congéneres vistan de acuerdo al atuendo islámico dictado por el EI, es decir, con "niqab", velo que tapa todo el cuerpo menos los ojos.

Las infractoras pueden hacer frente a penas de hasta 60 latigazos y el abono de una multa de 2.500 libras sirias (unos 11 euros).

No ir a rezar a la mezquita supone 100 latigazos y el pago de 2.000 libras sirias (unos 9 euros), el robo es penalizado con la amputación de las manos y el adulterio, con la lapidación hasta la muerte.

Pero el EI no es la única organización que dispone de policía religiosa, porque su rival, el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, también tiene una "hisba" en sus dominios.

Uno de esos sitios es la periferia occidental de Alepo (norte), donde ha creado tribunales islámicos.

En esa región reside el activista de la opositora Red Sham Mohamed al Nayar. "La policía del Frente al Nusra vigila los mercados y que no suban los precios; además llama a la gente a rezar y evita robos", detalla.

Para este activista, la "hisba" del EI es más efectiva que la del Frente al Nusra, en lo que al orden público se refiere, porque en los lugares en manos del grupo de Abu Bakr al Bagdadi "la gente puede dejar sus comercios abiertos para ir a orar y luego regresar sin temor a que les roben", algo que no ocurre donde está presente la rama de Al Qaeda.

En el extrarradio occidental de Alepo existe una corte del Frente al Nusra que dirime pleitos de acuerdo a la "sharía" o ley islámica, "aunque penas como la amputación de manos o la lapidación no se aplican", precisa Al Nayar a Efe por internet.

También hay patrullas pero no son tan numerosas ni están tan implantadas como en los territorios del EI.

En opinión de la directora del centro de estudios Carnegie de Oriente Medio de Beirut, Lina Jatib, el establecimiento de una policía y un sistema judicial por parte de yihadistas como el EI responde a una estrategia para tener un marco legal con el fin de imponer su sentido del orden y legitimar sus propias instituciones.

"El EI emplea este sistema judicial para justificarse ante la población y sus propios combatientes", reflexiona Jatib.

La analista compara el cuerpo policial de los radicales con los modelos de policías religiosas de regímenes islámicos como Irán y Arabia Saudí. "La diferencia es que en el caso del EI la ley es aplicada de forma inconsistente, es muy arbitrario", indica.

Ahí también radica la principal divergencia con los tribunales del Frente al Nusra, que según esta experta, son más "consistentes".

Y es que el EI puede resultar a veces totalmente imprevisible, ya que en ocasiones se aplican castigos diferentes para un mismo delito.

El único denominador común son sus prácticas brutales, que a su vez le sirven de propaganda y como medio para aterrorizar a los habitantes de su autoproclamado califato.

Mostrar comentarios