La pugna electoral portuguesa amenaza la cohabitación política entre Sócrates y Cavaco

  • Lisboa.- La cohabitación entre el primer ministro socialista, José Sócrates, y el jefe de Estado conservador de Portugal, Anibal Cavaco Silva, atraviesa sus momentos más críticos por la campaña para las elecciones del domingo.

Lisboa.- La cohabitación entre el primer ministro socialista, José Sócrates, y el jefe de Estado conservador de Portugal, Anibal Cavaco Silva, atraviesa sus momentos más críticos por la campaña para las elecciones del domingo.

La polémica en torno a un desmentido espionaje al jefe de Estado, supuestamente culpa del Gobierno, ha convertido a Cavaco en blanco de fuertes críticas a las que ha acabado por sumarse Sócrates, en uno de los episodios de mayor tensión entre los dos dirigentes.

Desde todos los partidos, incluidas personalidades de su propia formación, se han pedido ya explicaciones a Cavaco por el asunto, que se ha adueñado de los últimas días de la campaña electoral y era hoy, de nuevo, el tema político dominante en los medios y las declaraciones de los políticos lusos.

Sin mencionar por su nombre al jefe de Estado, Sócrates consideró las supuestas escuchas una "invención" del principal partido de la oposición, el Social Demócrata (PSD), del cual Cavaco es líder histórico.

Tras haber rechazado, en un primer momento, sumarse al aluvión de declaraciones que cuestionaban el papel de Cavaco en el escándalo, Sócrates acabó por relacionarlo directamente con la campaña del PSD, de la cual debe estar formalmente al margen el jefe de Estado.

La declaración del primer ministro socialista ha sido uno de sus gestos más severos hacia el presidente y, según algunos medios lusos, aumenta la presión sobre Cavaco para que hable públicamente de un asunto que podría perjudicar aún más la campaña del PSD.

Pese a su rivalidad política, Sócrates, que ganó con mayoría absoluta las elecciones legislativas de 2005, y Cavaco, que venció en las presidenciales de 2006, vivieron tres años de muy buena relación y la prensa lusa estaba convencida de que había un alto grado de colaboración e incluso complicidad entre ambos.

Pero en los últimos meses, el jefe del Estado, que fue primer ministro durante una década con el PSD, había puesto en entredicho al Ejecutivo socialista con la devolución de varias leyes y con una petición de explicaciones, a través de la prensa, de un asunto que la oposición esgrimió para atacar a Sócrates.

Cavaco se mostró preocupado y pidió esas aclaraciones ante la posible entrada de Portugal Telecom (PT, la empresa telefónica lusa cuyas decisiones importantes aún controla el Estado), en la empresa propietaria de un noticiero de televisión muy crítico con Sócrates.

El primer ministro, horas después de la intervención de Cavaco en la polémica, anunció que, para evitar cualquier sospecha de intromisión en los medios, había decidido vetar la operación, negociada por PT y el grupo español Prisa, dueño del canal en cuestión.

En agosto, surgió una nueva crisis entre Cavaco y Sócrates cuando un diario reveló que el presidente se sentía vigilado por el Gobierno, episodio que sirvió otra vez al PSD para cargar contra el primer ministro.

Pero el asunto se ha vuelto ahora contra el jefe de Estado y el PSD, porque Cavaco destituyó el lunes al colaborador que filtró a la prensa el presunto espionaje, desmentido entretanto por los servicios de Inteligencia militar.

El escándalo ha sido esta semana el principal recurso de los socialistas y los partidos a su izquierda para atacar a los socialdemócratas, liderados por Manuela Ferreira Leite, aunque también personalidades del propio PSD han lamentado en público el perjuicio que Cavaco ha ocasionado a sus correligionarios.

En cambio Sócrates, acusado reiteradamente por el PSD de presionar a la prensa y a los funcionarios que militan en la oposición y de crear un clima de "asfixia democrática", ha sacado pecho de la crisis y echa en cara ahora a sus rivales que se inventen "conspiraciones".

El Bloque de Izquierda (BI), uno de los pequeños partidos que pueden ser determinantes para formar gobierno si no se deshace el empate técnico entre el PS y el PSD, insistió hoy en reclamar una rápida explicación de Cavaco.

Pese a que han desmentido una posible alianza, el asunto del espionaje ha acercado al Bloque, con casi un 10 por ciento de intenciones de voto, a los socialistas, que superan el 30 por ciento en todos los sondeos y llevan de tres a cuatro puntos de ventaja al PSD.

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