La semana en la que Rajoy se veía como un jubilado

Si Mariano Rajoy escribiera sus memorias una de las palabras que más se repetirían sería la de resistencia. Lo del presidente del Gobierno en funciones es una carrera de fondo: está habituado a aguantar presiones, que le digan lo que hay que hacer, que le critiquen… Pero no le ha ido mal. Aún así, hubo unos días, no hace mucho tiempo, en los que Rajoy se vio fuera de la vida pública.Quienes tratan de cerca a Rajoy dicen de él que es un hombre "previsible" y que , pase lo que pase, nunca va a improvisar ni a tomar una decisión en caliente. Piensa, repiensa, consulta, comparte y decide. Siguiendo esa forma de actuar optó no presentarse a la investidura, una decisión que le provocó momentos de desasosiego.Cuentan personas de su entorno que Rajoy pasó unos días al borde del abismo. El gallego veía como muy probable que el PSOE de Pedro Sánchez cerrara un acuerdo con Podemos. Apenas habían transcurrido unos días del mes de febrero. Veía a los socialistas en gran sintonía con los de Pablo Iglesias y los mensajes que le llegaban a La Moncloa apuntaban a que el acuerdo era posible: a Sánchez no le importaba atender las demandas programáticas y de cargos de Podemos y, además, ambos partidos lanzaban la idea de que su objetivo prioritario era echar al PP del poder.Rajoy, por tanto, se llegó a ver como un jubilado. Un Gobierno de PSOE y Podemos sería el final de su carrera política, ya que inmediatamente se iniciaría la carrera de la sucesión. Y Rajoy llegó a pensar de que, una vez apartado del Ejecutivo, su destino sería el de pilotar esa relevo en el PP para que fuera lo menos traumático posible.El presidente en funciones pasó unos días inquieto y preocupado por su futuro político. Por primera vez había perdido la iniciativa. Se apartó de los medios de comunicación, se encerró en La Moncloa e, incluso, el PP dejó de hacer comentarios sobre cómo sería el discurso de Rajoy en el debate de investidura.La situación ha cambiadoAhora, Rajoy encara la situación política de una manera diferente. En su equipo han asumido que la coalición PSOE-Podemos no es posible y la actitud del líder del PP es muy diferente. Se encuentra "animado", aseguran quienes le han tratado en las últimas horas, de cara al debate de investidura de esta semana.Rajoy ha pasado las últimas horas preparando las palabras que pronunciará en la tribuna del Congreso. El fin de semana ha estado encerrado junto a su equipo de colaboradores más cercano (Soraya Sáenz de Santamaría, Jorge Moragas, Pedro Arriola y Carmen Martínez Castro) trabajando en ese discurso. Dicen en el PP que será "duro" y que Rajoy insistirá en su propuesta de gran coalición PP-PSOE-Ciudadanos liderada por su partido porque es el que ganó las elecciones. El presidente, eso sí, cerrará ese discurso el mismo martes por la noche, incorporando algunas de las propuestas que realice Sánchez en su intervención inicial.Rajoy, por tanto, ve que la posibilidad de un pacto PSOE-Podemos ya no es real. Observa, desde la trinchera, como ambos partidos se dedican toda clase de ataques. El último, este mismo lunes cuando los de Iglesias han rechazado la propuesta de pacto del PSOE calificándola de que no es seria.El presidente en funciones también está teniendo una actitud más proactiva. Por ejemplo, en los medios de comunicación. Si antes había desaparecido, la semana pasada destacó con apariciones en 13TV, en 'Espejo público' y en La Razón, medios cuidadosamente escogidos.

Rajoy, en definitiva, ya no se ve como un jubilado. El escenario más factible para él es la celebración de unas nuevas elecciones en las que él repetirá como candidato ya que el PP quiere, de momento, que así sea.