La suspensión viaje de Mujica a Madrid reaviva debate sobre su pasado y su salud

Montevideo.- La decisión del presidente de Uruguay, José Mujica, de no asistir a la cumbre UE-Latinoamérica por motivos médicos, reavivó hoy el debate sobre los perjuicios que pueden tener en su avanzada edad las duras condiciones en que estuvo preso trece años por su antigua lucha guerrillera.

El jefe de Estado uruguayo, de 74 años, no participará en la cumbre del próximo 18 de mayo en Madrid por una recomendación médica de "bajar la intensidad de su agenda" tras sufrir un episodio de estrés, según fuentes oficiales.

El propio Mujica apuntó este miércoles en un acto público que sus doctores le dijeron "que tenía que bajar un poco las revoluciones" porque "está medio pasado de cambios y con síntomas de estrés".

"Tengo dificultades para dormir. No es nada grave, si atiendo lo que dicen los médicos", sostuvo.

Casi al mismo tiempo, el canciller uruguayo, Luis Almagro, afirmaba en una rueda de prensa que el problema de salud de Mujica es "pasajero" y que probablemente su situación se normalizará en los próximos días.

"Es simplemente una circunstancia puntual, que algunos indicadores no dan lo que debería dar y que el esfuerzo de un viaje largo no es lo más conveniente en este momento", explicó.

El presidente uruguayo padece desde hace varios años vasculitis, una enfermedad que le baja las defensas del organismo y que le agrava una deficiencia renal.

A pesar de su edad y sus problemas físicos, los colaboradores del jefe de Estado y la prensa acreditada para cubrir sus actividades, coinciden en que a Mujica "es difícil seguirle el paso" porque "trabaja muchas horas, desde muy temprano y hasta muy tarde".

Hoy mismo el mandatario se trasladó en la mañana a Punta del Este, 140 kilómetros al este de Montevideo, a la inauguración de una reunión consultiva del Tratado Antártico.

Por la tarde tendrá encuentros en Montevideo con delegaciones de jubilados, la red contra la violencia sexual y doméstica, la Cámara de la Construcción y el Sindicato de los trabajadores de la construcción.

Mujica, ex líder guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros), estuvo recluido trece años, en varios períodos y en duras condiciones, antes y durante la dictadura que gobernó en Uruguay entre 1973 y 1985, y fue amnistiado tras la recuperación de la democracia.

Como consecuencia de sus años de prisión, algunos de los cuales los pasó en un aljibe como uno de los "rehenes" del régimen militar, el ex guerrillero y ahora presidente tiene problemas físicos.

Mauricio Rosencof, que fue compañero de lucha guerrillera de Mujica, le aconsejó el pasado 1 de marzo, pocas horas antes de que asumiera como mandatario, "que se cuide los riñones".

"Mientras estuvimos presos pasamos mucho tiempo sin agua y eso le afectó los riñones a 'Pepe' (como se le conoce a Mujica)" destacó Rosencof, escritor y director de Cultura de la Intendencia de Montevideo.

El pasado diciembre, ya como presidente electo, Mujica dijo en tono de broma que le había pedido a Papá Noel salud "para bancar (aguantar) estos cinco años" de mandato.

En enero de 2005, Mujica, por entonces senador y designado ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca del primer gobierno de izquierda, estuvo ingresado casi un mes en un sanatorio de Montevideo debido a una reacción alérgica que le afectó los riñones.

"Ya no seré el mismo que participaba de hasta ocho actos políticos por día", dijo entonces el líder del Movimiento de Participación Popular (MPP), sector mayoritario dentro de la gobernante coalición de izquierda Frente Amplio.

"Si no me cuido, puedo terminar con diálisis de continuo", agregó el político, que incluso llegó a decir que no se veía como ministro durante cinco años por razones de salud.

Sin embargo, ocupó el cargo la mayor parte de esos años, renunció para ser candidato en las elecciones internas de la izquierda y luego accedió a la Presidencia tras superar en la segunda vuelta electoral al ex mandatario Luis Alberto Lacalle (1990-1995), al final de una larga y agotadora campaña.

Al ser consultada hoy sobre la posibilidad de que Mujica adopte un ritmo de trabajo más tranquilo, su esposa, la senadora Lucía Topolansky, bromeó: "Difícil que el chancho (cerdo) chifle (silbe)".