La tierra emergió repentinamente de los océanos hace 2.400 millones de años

  • El planeta se enfrió y comenzó a generarse oxígeno en la atmósfera. La extensión de tierra que apareció era aproximadamente dos tercios de la actual.
Primeras elevaciones terrestres con el origen del supercontinente Kenorland (izquierea) y después de la Gran Oxidación (derecha) | imagen: Ilya Bindeman.
Primeras elevaciones terrestres con el origen del supercontinente Kenorland (izquierea) y después de la Gran Oxidación (derecha) | imagen: Ilya Bindeman.
Servimedia

La masa terrestre del planeta Tierra emergió de forma abrupta hace alrededor de 2.400 millones de años y generó cambios drásticos en el clima, la geología y la vida, puesto que la temperatura global se enfrió y comenzó a generarse grandes cantidades de oxígeno en la atmósfera.

Así lo afirma un equipo internacional formado por nueve investigadores de universidades de Estados Unidos, Sudáfrica y Suiza en un artículo publicado en la revista ‘Nature’ después de analizar 278 muestras de lutita, que es la roca sedimentaria más común de la Tierra, tras ser extraídas de afloramientos y perforaciones de todos los continentes y que abarcan cerca de 3.700 millones de años de la historia de la Tierra.

Los investigadores analizaron las muestras en el Laboratorio de Isótopos Estables de la Universidad de Oregón (Estados Unidos), dirigido por el geólogo Ilya Bindeman.

Bindeman apunta que la masa terrestre que surgió en el planeta hace unos 2.400 millones de años era aproximadamente dos tercios de la actual, pero la aparición de esa superficie sólida ocurrió abruptamente, en paralelo con los cambios a gran escala en la dinámica del manto.

La corteza terrestre recién emergida se expuso a la intemperie por procesos químicos y físicos, y comenzó el proceso hidrológico moderno de destilación de humedad en grandes continentes.

Primer supercontinente

Los cambios isotópicos registrados en las muestras de lutitas coinciden con el momento hipotético de las colisiones terrestres que formaron el primer supercontinente de la Tierra (Kenorland), así como cadenas montañosas y mesetas altas.

La corteza debe ser gruesa para quedar fuera del agua”, apunta Bindeman, quien añade: “El espesor depende de su cantidad y también la regulación térmica y la viscosidad del manto. Cuando la Tierra estaba caliente y el manto era blando, las montañas grandes y altas no podían sostenerse. Nuestros datos indican que esto cambió exponencialmente hace 2.400 millones de años. El manto más fró fue capaz de soportar grandes franjas de tierra sobre el nivel del mar”.

Este investigador subraya que las temperaturas superficiales de la nueva tierra emergida de los mares probablemente eran más altas que las actuales en varias decenas de grados, pero hace 2.400 millones de años la masa terrestre comenzó a consumir dióxido de carbono de la atmósfera en medio de la erosión química.

Ese momento coincide con la transición desde el eón Arcaico (cuando las formas de vida procarióticas simples, las arqueas y las bacterias prosperaron en el agua) hasta el eón Proterozoico (momento en que emergieron eucariotas como algas, plantas y hongos).

"La tierra que surge del agua cambia el albedo del planeta. Inicialmente, la Tierra habría sido azul oscura con algunas nubes blancas cuando se ve desde el espacio. Los primeros continentes aumentaron la reflexión de la luz. Hoy tenemos continentes oscuros debido a la gran cantidad de vegetación", explica Bindeman.

Primera nevada

Este geólogo apunta que la exposición de la tierra nueva a la superficie pudo haber desencadenado un sumidero de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, alterando así el balance radiativo de la Tierra, lo que generó episodios glaciales hace entre 2.400 y 2.200 millones de años.

De esta forma nació la Gran Oxidación, cuando los cambios atmosféricos trajeron cantidades significativas de oxígeno al aire libre. Entonces, las rocas se oxidaron y se volvieron rojas.

Antes de que existiera la superficie terrestre, los fotones del Sol interactuaban con el agua y la calentaban. Una superficie brillante proporcionada por la tierra emergente reflejaría la luz solar de vuelta al espacio, creando un cambio en el clima.

“Una vez que emergieron grandes continentes, la luz se reflejaría nuevamente en el espacio e iniciaría la glaciación", indica Bindeman, quien apostilla: "La Tierra habría visto su primera nevada".

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