La última morada de los "faraones"

  • Entre un sinfín de rumores los egipcios dudan del estado de salud del expresidente Hosni Mubarak, pero si los muros del imponente complejo hospitalario en el que está ingresado hablaran, no solo desvelarían sus secretos sino los de una legión de ilustres personalidades.

Marina Villén

El Cairo, 29 jun.- Entre un sinfín de rumores los egipcios dudan del estado de salud del expresidente Hosni Mubarak, pero si los muros del imponente complejo hospitalario en el que está ingresado hablaran, no solo desvelarían sus secretos sino los de una legión de ilustres personalidades.

Gobernantes, cineastas o cantantes figuran entre el largo historial de destacados pacientes que pasaron sus últimos días u horas en el Hospital de las Fuerzas Armadas de Maadi, situado a orillas del río Nilo, en el sureste de El Cairo.

Su último huésped, Mubarak, fue trasladado a este centro la semana pasada desde la prisión cairota de Tora, donde cumplía condena a cadena perpetua por su implicación en la muerte de manifestantes durante la revolución que puso fin a su mandato en febrero de 2011.

El Faraón, el apodo que se ganó tras gobernar tres décadas Egipto con puño de hierro, ingresó en el hospital tras sufrir el 19 de junio una trombosis cerebral, seguida de un ataque cardíaco, que lo dejó en coma.

Desde su internamiento, las informaciones sobre su estado de salud han trascendido con cuentagotas y son puestas en duda por muchos egipcios, que consideran este cambio una estrategia para abandonar la cárcel.

Mubarak, de 84 años, no es el primer gobernante egipcio que ocupa una habitación de este complejo de elite, ya que sus predecesores Anuar el Sadat y Mohamed Naguib acabaron sus días entre los mismos muros.

Sadat llegó al hospital de Maadi ya muerto tras ser acribillado por un grupo de islamistas infiltrados en el Ejército durante una parada militar en 1981.

En ese atentado, Mubarak estaba junto al fallecido en la tribuna en calidad de vicepresidente y, según el diario árabe internacional "Al Sharq al Ausat", acompañó al cuerpo del entonces gobernante hasta el hospital.

Una situación menos trágica se vivió tres años después con la muerte natural a los 83 años de edad de Naguib, presidente durante los diecisiete primeros meses de la República de Egipto, inaugurada tras el golpe de Estado de los "oficiales libres" que acabó en 1952 con la monarquía.

El último Sha de Persia, Mohamed Reza Pahlevi, también estuvo hospitalizado en 1980 en el sexto piso en un pabellón especial para tratarse el cáncer que padecía.

Tras ser derrocado un año antes por la revolución que instauró una República Islámica en Irán y realizar un largo periplo por varios países, Pahlevi se exilió en Egipto y murió poco después de su llegada al hospital de Maadi.

No solo gobernantes han ocupado las habitaciones de este complejo, compuesto de varios hospitales con moderno equipamiento, sino también iconos de la canción y del séptimo arte en Egipto.

La diva Um Kulzum (1898-1975), una leyenda de la canción en todo el mundo árabe, falleció en este centro, en el que fue ingresada tras sufrir un infarto.

Con sus emblemáticas gafas de sol y su potente voz, la conocida como el "Planeta de Oriente" se ha mantenido durante años en el número uno de ventas discográficas en Egipto y otros países de la región.

También el productor cinematográfico más famoso del país, Yusef Shahin, que se unió a la campaña de presión opositora contra Mubarak, murió en este hospital en 1998.

El autor de la controvertida "El emigrante" (1994), cuya proyección estuvo prohibida en Egipto, sufrió una hemorragia cerebral un año después de recibir en Cannes un premio a toda su carrera.

El lugar elegido por todas estas eminencias es un gran complejo con seis edificios de color blanco atendido por los mejores especialistas de Egipto.

Está por ver si Mubarak acabará sus días también en este centro médico militar o regresa a la cárcel de Tora, que por azares del destino ha pasado de ser presidio de opositores a morada de los altos cargos del régimen antiguo.

Las opciones parecen inclinarse por el hospital, cuyo alto muro kilométrico y verja de hierro negra lo convierten en una auténtica fortaleza, que a modo de pirámide es el mejor lugar para guardar los secretos de los faraones.

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