La victoria de Santos en las regionales refuerza el proceso de paz con las FARC

    • Las distintas fuerzas que conforman la Unidad Nacional del presidente colombiano lograron 24 de las 32 gobernaciones en las pasadas elecciones regionales.
    • La derrota de la izquierda y del 'uribismo' coloca a Santos en una posición de privilegio tanto frente a las FARC en los diálogos de paz, como frente a los rivales de su partido en las generales de 2018.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos / AFP
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos / AFP

Las elecciones regionales celebras este pasado domingo en Colombia han dejado tres conclusiones bien definidas. La primera, y más importante, el espaldarazo de los votantes al presidente del país, Juan Manuel Santos, cuya fuerza, Unidad Nacional, logró 24 de las 32 gobernaciones. El fracaso de Álvaro Uribe, con apenas un millón y medio de votantes, y su discurso del miedo y de oposición al proceso de paz con las FARC. Y por la último, la enésima derrota de la izquierda colombiana, que llegó incluso a perder la alcaldía de Bogotá doce años después.

El Partido Liberal y Cambio Radical se convirtieron en los grandes triunfadores de la noche electoral al lograr gran parte de las gobernaciones, algunas de ellas con el apoyo de otros partidos más pequeños. Estoscomicios, en los que unos 34 millones de colombianos estaban llamados a las urnas, fueron los primeros de carácter regional desde que el Gobierno de Santos iniciara un proceso de negociación con las FARC en noviembre de 2012.

Aunque desde entonces las tensiones han sido constantes, las FARC abogaba por un alto al fuego bilateral, mientras que Santos -presionado por las Fuerzas Armadas- se mostraba reticente a detener las operaciones contra la guerrilla, el clima de violencia vivido en el país distaba mucho de parecerse a aquel que desde hace décadas ha convertido a Colombia en el segundo país del mundo con mayor número de desplazados -solo por detrás de Siria-, con unos seis millones, según cifras de Acnur.

El mayor peligro ya no estaba en las frondosas selvas colombianas, ni al acecho en los caminos que dan acceso a los núcleos urbanos rurales. No. El principal escollo residía en la retórtica belicista y paramilitar de Álvaro Uribe, cuyo discurso del miedo y en contra de los diálogos de paz de La Habana, ponía de manifiesto los intereses revanchistas del ala más radical de la derecha colombiana.

Sin embargo, los electores optaron por alguno de los partidos de la coalición de Unidad Nacional, en especial Cambio Radical, que si bien no se impuso en las grandes capitales del país, sí lo hizo en aquellos municipios donde la presencia de las FARC ha sido más notable, y por los que se empezarán a aplicar los primeros acuerdos alcanzados con la guerrilla.

Regiones muy susceptibles que contarán ahora con nuevos alcaldes y gobernadores más partidarios de la negociación con la guerrilla y con los que se prevé que Santos no tenga problemas para pactar y aplicar algunos de los acuerdos, que a contrarreloj, el Gobierno y las FARC quieren alcanzar antes del próximo 23 de marzo.La caída de Uribe

Álvaro Uribe y su Centro Democrático, ya no son lo que eran, al menos si se ojea la hemeroteca. El líder de Centro Democrático siempre ha asegurado que "son la mitad del país", una afirmación que no ha quedado reflejada en las pasadas elecciones regionales, donde ese millón y medio de electores no ha servido tampoco para atar las alcaldías deMedellín y Manizales, feudos naturales del 'uribismo'.

La derecha más radical colombiana da paso a una más pragmática, que además se convierte en la primera fuerza del país de cara a las presidenciales de 2018 -en las que Santos y Uribe no podrán ser candidatos tras eliminar el Congreso la reelección presidencial- pese a que algunas encuestas no tan lejanas hablaban de un supuesto desencanto de los colombianos con el actual Ejecutivo y su proceso de paz, que de llegar a buen puerto, pondría fin a un conflicto armado que desangra desde hace más de 50 años a un país, al que todavía le quedará mucho por hacer en materia de desigualdad social.

La otra derrota de Uribe, aunque de manera indirecta, es la fortaleza con la que Santos encarará lo que resta del proceso de paz. Su resultado en las urnas le colaca en una posición de privilegio frente a las FARC, que también aspira a hacer política y buscar su espacio en una izquierda que ha vuelto a cosechar su enésima derrota en unas elecciones.La enésima derrota de la izquierda

A diferencia de sus vecinos de la región, la izquierda colombiana sufre desde hace décadas las consecuencias derivadas de la persecución a la que fue sometida con especial saña en los 80 por los poderes del Estado. Las luchas campesinas, sindicales y sociales, fueron criminalizadas, barridas del mapa por mercenarios, sicarios y fuerzas paramilitares con la connivencia en muchos casos de las poderos políticos.

El derrocamiento del dictador Gustavo Rojas Pinillaen 1957 dio paso a una pseudo democracia en la que liberales y conservadores se alternaban en el Gobierno cada cuatro años. Las escas oportunidades de hacer política, las grandes desigualdades sociales, y el eterno conflicto campesino, fueron el caldo de cultivo en el que nacieron grupos armados, como las FARC y el ELN.

La clara derrota de la izquierda en los comicios también ha sido un duro varapalo para las FARC, pues aspiran a participar en la vida política una vez se haya sellado de manera definitiva el acuerdo de paz con el Gobierno. Sin embargo el interrogante reside en saber qué acogida tendrán después de los últimos resultados y sobre todo después de más de 50 años de conflicto.

Lo más duro para la izquierda fue, sin duda, perder la alcaldía de Bogotá doce años depués.Enrique Peñalosa, economista de 61 años que ya ocupó el cargo de primer edil entre 1998 y 2001,se impuso con algo más del 33% de los votos. Líderdel movimiento ciudadano 'Equipo por Bogotá', acudió respaldado por el partido Cambio Radical.

La otra fuerza del Partido Liberal obtuvo más del 28% de los votos y la izquierda del Polo Democrático Alternativo de Clara López -apoyada por Gustavo Petro, el alcalde saliente-, apenas superó el 18% y tuvo que conformarse con quedar por delante del candidato 'uribista' del Centro Democrático.

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