Lacalle se lanza a vencer "la matemática" para ser presidente uruguayo

  • Luis Lacalle Pou, candidato por el Partido Nacional (PN) de Uruguay, arrancó hoy su "difícil" tarea de dar ilusión a los suyos y convencer a los votantes de otros partidos de que es posible vencer a Tabaré Vázquez en el balotaje por la presidencia de su país pese a lo que diga la "matemática".

Álvaro Mellizo

Montevideo, 30 oct.- Luis Lacalle Pou, candidato por el Partido Nacional (PN) de Uruguay, arrancó hoy su "difícil" tarea de dar ilusión a los suyos y convencer a los votantes de otros partidos de que es posible vencer a Tabaré Vázquez en el balotaje por la presidencia de su país pese a lo que diga la "matemática".

En un acto multitudinario, cargado de gestos y guiños hacia los simpatizantes de partidos que quedaron fuera de la definición de la presidencia en los comicios del pasado domingo, que lo dejaron a él y a Vázquez, líder del oficialista e izquierdista Frente Amplio (FA), como los candidatos en liza, Lacalle se lanzó a pedir el voto "de la mayoría del 52 %" que no votó por su rival para que lo acompañen en las presidenciales del próximo 30 de noviembre.

Con promesas para uno y otro segmento de esos votantes y con denuncias sobre el componente "radical" que tendrá el FA en la Cámara de Representantes, donde obtuvo la mayoría absoluta, y la necesidad de tener un contrapeso a ese poder en el Senado -donde la mayoría dependerá de quién sea elegido vicepresidente -, Lacalle reconoció el desafío que supone su candidatura contra el "continuismo".

La tarea del líder de los nacionalistas se plantea muy complicada, ya que Vázquez, quien ya fue presidente de Uruguay entre 2005 y 2010, obtuvo el 47,9 % de los votos en la primera vuelta, muy por encima de lo que le otorgaban las encuestas, lo que implica que para ser elegido presidente en el balotaje prácticamente le basta con mantener el mismo número de votos.

Lacalle Pou fue el segundo más votado con 30,9 % de los sufragios, y pese a que ya cuenta con el apoyo explícito para su campaña del Partido Colorado, que sumó apenas un 12,9 % de los votos - muy por debajo de lo esperado-, tendrá que convencer a muchos con su plataforma de centro-derecha para superar a Vázquez.

"Nos toca ser candidatos de la mayoría social, que es policromática. No es fácil, pero es el desafío que asumimos", indicó Lacalle antes sus fieles.

"Uruguay unido por la positiva" fue el lema elegido por Lacalle para la segunda vuelta, y en "la unión" y "la unidad" con "diálogo" y sin "exclusiones" por la "integración" se basaron todas las ideas que esbozó para esta nueva campaña.

Ante ellos ubicó al "continuismo" representado por Vázquez y el proyecto del FA, "excluyente" y defensor de la idea de que "para que a algunos les vaya bien, al resto le tiene que ir mal".

Con la difícil tarea de atraer votos del centro, la derecha, la extrema derecha y algún izquierdista desencantado, Lacalle prometió que mantendrá los planes sociales si es presidente, pero "sin regalar nada a nadie", que defenderá y financiará la escuela pública para que sus usuarios "no perpetúen la dependencia económica" del Estado" y que combatirá la inseguridad pública con dureza, un problema "que afecta más a los más pobres".

Asimismo, se comprometió a "mantener los incrementos de salarios" en el Estado, al tiempo que lo hace "más eficiente y barato" en su estructura.

Además, aseveró tajantemente que no subirá los impuestos ni retrasará la edad de jubilación, tal y como dijo que haría el FA, y afirmó que el mismo día que asuma como presidente "derogará el impuesto a las jubilaciones" y elevará el límite mínimo del Impuesto sobre la Renta (IRPF).

El discurso por "la positiva", plagado de propuestas pero sin ataques a sus rivales con el que dirigió su campaña en las legislativas, dio también paso a algo más duro y confrontativo.

Fue el candidato a vicepresidente del PN, Jorge Larrañaga, el que se encargó de pegar más duro a sus rivales, a los que definió como un grupo de "radicales" que "cierran puentes", "ideologizados", creadores de "clientelismo", "exclusivistas y soberbios" que hacen del "Estado de Derecho un traje a medida" y que no ofrecen "certezas".

"El día 30 se elegirá entre un proyecto nacional o uno populista", resumió el dirigente.

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