Las marchas para evocar la dictadura brasileña tienen escaso respaldo

  • Las marchas realizadas hoy para evocar el golpe que en 1964 interrumpió durante 21 años la democracia en Brasil tuvieron escaso poder de convocatoria y congregaron a poco más de 2.000 personas que exigieron una "intervención militar ya".

Brasilia, 22 mar.- Las marchas realizadas hoy para evocar el golpe que en 1964 interrumpió durante 21 años la democracia en Brasil tuvieron escaso poder de convocatoria y congregaron a poco más de 2.000 personas que exigieron una "intervención militar ya".

La principal de esas concentraciones ocurrió en Sao Paulo, donde el 19 de marzo de 1964 se realizó la "Marcha de la Familia con Dios", que entonces reunió a unas 100.000 personas y sirvió como antesala del golpe que el 1 de abril de ese mismo año derrocó al presidente Joao Goulart.

Lo que se promocionó como la segunda edición de esa marcha fue convocado a través de las redes sociales, en las cuales decenas de miles de personas habían confirmado su asistencia.

No obstante, esta nueva edición solamente congregó a unos 2.000 manifestantes, que volcaron duras críticas contra la democracia y en especial contra el Gobierno de Dilma Rousseff, quien en su juventud estuvo dos años presa por sus vínculos con grupos que se alzaron en armas contra la dictadura.

Como hicieron hace 50 años, los grupos de extrema derecha alzaron su voz contra el "comunismo" y en algunas de sus pancartas exigieron una "intervención militar ya", para devolverle al país el "orden y progreso" que, según aseguraron, le proporcionó la dictadura.

En oposición a esos grupos, otros cientos de personas que se calificaron como "antifascistas" también tomaron las calles, pero para manifestarse contra los partidarios de la dictadura y exigir que sean juzgados los responsables de delitos de lesa humanidad ocurridos entre 1964 y 1985.

Los culpables de torturas, secuestros y otros crímenes ocurridos durante la dictadura están amparados por una amplia amnistía dictada por el propio régimen en 1979, que benefició a militares y también a guerrilleros y cuya "constitucionalidad" fue ratificada por la Corte Suprema hace cuatro años.

En Río de Janeiro, los manifestantes que protestaban contra el golpe de 1964 se concentraron frente a la sede de un antiguo centro de detención y torturas, que pretenden que sea convertido en un museo dedicado a las víctimas de la dictadura.

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