Las mejores películas sobre el 15M las rodó Frank Capra hace 70 años

  • Banqueros insaciables, políticos que gobiernan de espaldas a sus votantes, fríos especuladores inmobiliarios, manipulación en los grandes medios de comunicación… y gente corriente que se levanta contra ellos. Mañana se cumplen 20 años de la muerte de Frank Capra, uno de los grandes directores de la edad dorada de Hollywood, pero parece que sus películas están rodadas hace 20 minutos.
Frank Capra, retratado en 1935
Frank Capra, retratado en 1935
Getty Images
Fernando de Luis-Orueta

Frank Capra (1897-1991) fue la única persona de su familia que aprendió a leer. Pese a ser el primer director-estrella de la historia de Hollywood, jamás olvidó cómo se ve el mundo desde abajo. Y así lo reflejó en siete películas rodadas entre 1932 y 1948 (es decir, entre el crack del 29 y la posguerra) en las que levanta el dedo para acusar a políticos, banqueros, empresarios y especuladores de amargar la vida de la gente corriente. De los Juan Nadie.

El dedo acusador de Capra es el de James Stewart desde un escaño del Senado, el de Gary Cooper a punto de saltar desde una azotea o el de Lionel Barrymore resistiendo en su vieja casa frente la codicia de un especulador. Puede que hayan pasado 70 años pero las ideas que defiende en sus películas coinciden de forma sorprendente con las que se escuchan desde hace varios meses en las calles y las plazas de toda España.

"¡Que no, que no, que no nos representan!"

Caballero sin espada (1939)

Un senador muere en el momento menos oportuno: la votación para dar luz verde a una presa construida sobre terrenos adquiridos con malas artes por un cacique. La consigna es clara: designar un sustituto que actúe a la voz de su amo.

Finalmente el elegido es un líder juvenil (James Stewart) enamorado de los principios rectores de la patria (la igualdad, la justicia, la libertad...), fan de Lincoln y capaz de recitar de memoria pasajes de la Constitución. Pero descubre que al abrigo de la fulgente cúpula del Senado, los políticos actúan no en beneficio de los ciudadanos sino a favor de intereses espurios.

Cuando intenta denunciarlo sus compañeros tratan de expulsarlo del Senado y él lo impide practicando el filibusterismo, una regla según la cual el orador puede mantener el turno de palabra sin límite mientras aguante en pie. Y vaya si se levanta:

"¡PSOE, PP, la misma mierda es!"

El estado de la Unión (1948)

Pese a que rodó la mayor parte de sus películas políticas antes de la Segunda Guerra Mundial, todavía hizo dos largometrajes más terminada la contienda. En el último de todos ellos, una ambiciosa magnate de la comunicación (Angela Lansbury) manipula a un empresario de éxito (Spencer Tracy) para que sea el candidato republicano a la Presidencia de EEUU, por más que éste tenga un concepto nada elevado de los políticos.

(Traducción: Ustedes los políticos en lugar de tratar de mantener al país unido, están tratando de separarlo sólo para conseguir votos. A los trabajadores les prometen sueldos más altos y precios más bajos; a los empresarios, precios más altos y sueldos más bajos; a los ricos, recorte de impuestos; a los pobres, desplumar al rico; a los veteranos, casas más baratas; a los constructores, precios descontrolados. No es que yo sea un genio, señor Conover, pero todo eso me aparta de la política.)

Lanzada la carrera electoral, llega también este escalofriante diálogo entre la magnate y un secuaz: "Empieza a preguntarse si hay alguna diferencia entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano", advierte ella. "Vaya, esa es una buena pregunta para que la haga un candidato a la presidencia", responde él. "Hay toda la diferencia del mundo. ¡Entran ellos y salimos nosotros!".

"¡No falta el dinero, sobran ladrones!"

El secreto de vivir (1936)

Un hombre de provincias (Gary Cooper) recibe una desproporcionada herencia de un lejano pariente de Nueva York. Cuando llega a la ciudad trata de mantener la cabeza fría, pero poco a poco se deja seducir por los placeres de una vida desahogada. Hasta que alguien le pone los pies en la tierra:

Conmovido, decide emplear su fortuna en facilitar trabajo a todos los que se lo piden. Pero, alarmados por tal dispendio, los administradores de la herencia le llevan a juicio. La pena solicitada: inhabilitación por demente.

"¡Qué pasa, qué pasa, que no tenemos casa!"

Vive como quieras (1938)

En varias ocasiones, Capra recurre a la fábula para su denuncia. Es el caso de la especulación inmobiliaria, retratada en Vive como quieras, la adaptación al cine de una obra de teatro que parece escrita por el propio director.

El mayor productor de armas de EEUU quiere estrangular a su principal competidor comprando los 12 bloques que rodean su fábrica. Pero los Vanderhof se resisten al avance de los especuladores. Ya pueden ofrecer grandes sumas de dinero o promover una investigación sobre sus obligaciones tributarias: su casa y su dignidad valen mucho más que todo eso. Y, llegado el momento, el viejo Vanderhof se lo recuerda al deshumanizado empresario:

"¡Manos arriba, esto es un rescate!"

La locura del dólar (1932)

El cine de Capra no sólo comparte ideario con el 15M sino que también retrata con una precisión difícil de creer la coyuntura económica actual. En La locura del dólar, la cinta más antigua de esta selección, un banco sufre un gran robo. La desconfianza que genera el atraco provoca que los clientes se lancen a retirar sus fondos y que los operadores del mercado se nieguen a respaldarlo. ¿Alguien dijo Grecia? No, se llama Union National y así es cómo llegó al borde del precipicio:

"¡La banca siempre gana y no me da la gana!"

Qué bello es vivir (1946)

Siempre se ha visto Qué bello es vivir como una película navideña: un ángel tiene que ganarse las alas ayudando a un desgraciado que se está a punto de suicidar. "Vales más muerto que vivo", le había dicho minutos antes el voraz banquero Henry F. Potter (Lionel Barrymore) y el angustiado George Bailey (James Stewart) vió en su póliza de vida la solución a sus problemas.

¿Seguro que es sólo una cinta para ver en Nochebuena? Volvamos a mirar: el propietario de una pequeña empresa de préstamos en una deprimida localidad de ningún sitio se ha dejado la piel en conceder créditos para que sus vecinos puedan tener una casa digna. 70 años más tarde se hubieran llamado hipotecas basura. Cuando vienen mal dadas, el dinero deja de fluir, el pánico se apodera de la gente y la compañía de empréstitos queda en la ruina. Una ocasión de oro para Potter, su principal acreedor.

"Ayer estábamos indignados, hoy estamos ilusionados"

Juan Nadie (1941)

Sobre estas películas, una resume todas las demás: Juan Nadie, filmada en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Aquí están la prensa manipuladora, los políticos que deben favores, la corrupción que cala los huesos de la sociedad... Un empresario adquiere un periódico renqueante con intención de convertirlo en un negocio próspero. De hecho, la cinta arranca con una secuencia que a los periodistas de 2011 les resultará escalofriantemente familiar:

Una de las redactoras despedidas (Barbara Stanwyck) no está dispuesta a aceptar la derrota. Tan ambiciosa y manipuladora como el nuevo propietario, inventa la carta de un suicida, un Juan Nadie, un hombre hundido por el paro, la frustración y la falta de futuro.

La publicación de ese texto causa un enorme malestar entre los poderosos pero, sobre todo, la inesperada identificación de los lectores. Miles de personas, primero del Estado y luego de todo el país, empiezan a organizarse siguiendo su ejemplo, levantando la voz contra los explotadores, exigiendo igualdad y justicia social.

El tal Juan Nadie no existe pero contratan a un cualquiera (Gary Cooper) para dar credibilidad a la farsa. El plan: manipular el movimiento indignado para convertirlo en un nuevo partido político a la mayor gloria del editor. Lo que él desconoce es que la movilización ya no tiene marcha atrás.

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