Las obras de la Autovía del Cantábrico en Asturias concluyen 25 años después

  • Veinticinco años después de que se iniciarán las obras de la Autovía del Cantábrico (A-8) en Asturias, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, inaugurará el martes las obras del último tramo pendiente de ejecución en el Principado de una infraestructura que permitirá completar el recorrido de más de 530 kilómetros entre Irún y A Coruña por vía de doble calzada.

Oviedo, 28 dic.- Veinticinco años después de que se iniciarán las obras de la Autovía del Cantábrico (A-8) en Asturias, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, inaugurará el martes las obras del último tramo pendiente de ejecución en el Principado de una infraestructura que permitirá completar el recorrido de más de 530 kilómetros entre Irún y A Coruña por vía de doble calzada.

Rajoy presidirá junto a la ministra de Fomento, Ana Pastor, la inauguración de este trazado de 4,2 kilómetros que ha supuesto una inversión cercana a los 70 millones de euros y que cerrará la comunicación por autovía entre Asturias y Cantabria.

No obstante, la A-8 como tal no estará completada en todo su trazado por la cornisa cantábrica hasta que en 2015 se ponga en servicio el tramo entre Torrelavega y Solares, en Cantabria.

Las obras de la Autovía del Cantábrico en Asturias, de unos 230 kilómetros de longitud, se iniciaron en 1989 en el tramo comprendido entre Oviedo y Siero, aunque finalmente dicho trazado quedó fuera de la A-8 tras la construcción como vía de gran capacidad de un ramal entre Gijón y Villaviciosa, inicialmente no previsto en el proyecto.

El diseño de la vía por el interior o por la costa había generado previamente un intenso debate en el seno del PSOE asturiano para definir el trazado de una autovía cuyos tramos se fueron licitando progresivamente hasta sumar un importe de 1.650 millones de euros y que fueron acumulando retrasos en los plazos de ejecución previstos.

La autovía que da servicio a toda la cornisa cantábrica arranca como tal en Bilbao en el entronque con la autopista de peaje AP-8, de 118 kilómetros, que enlaza la capital vizcaína con la frontera francesa.

En 1995 se cerró la conexión entre Bilbao y Santander y, siete años después, se puso en servicio el tramo entre Torrelavega y el límite con Asturias con lo que el trazado desde Francia ya quedaba completo por autovía hasta ese punto a la espera de la finalización, aún pendiente, del que discurre entre Solares y Torrelavega y que evitará que los usuarios tengan que desviarse hacia Santander.

Los sucesivos gobiernos asturianos han hecho de la finalización de la A-8 una de sus principales reivindicaciones ante el Gobierno central junto a otros ejecutivos autonómicos como el de Galicia que, tras concluirse su conexión por autovía con la meseta, dio también prioridad a la construcción de los menos de cien kilómetros que separan el límite occidental de Asturias con la localidad lucense de Baamonde, donde la Autovía del Cantábrico se une a la A-6.

Tras concluir las obras en Galicia y en la zona occidental de Asturias, será finalmente el tramo que conecta Asturias y Cantabria el último en entrar en servicio tras haber quedado paralizados por la denuncia de una agrupación vecinal de Llanes sobre el presunto falseamiento del estudio informativo del proyecto, diligencias que fueron archivadas a finales de 2003.

Esta situación provocó durante años el enfrentamiento entre el Ministerio de Fomento, durante la anterior etapa de gobierno del PP, y el Principado, que consideraba que la tramitación de la querella penal en los tribunales no debía llevar aparejada la paralización del proyecto una vez subsanados los errores del estudio informativo.

Los cerca de 230 kilómetros de la A-8 en Asturias incluyen estructuras de gran complejidad técnica como el viaducto de la Concha de Artedo, en Cudillero, un puente de 1.200 metros de longitud y más cien metros de altura, o túneles como el de Niévares, en Villaviciosa, de más de dos kilómetros de longitud.

Tras el compromiso de Fomento de poner en servicio la A-8 en 2014 la empresa encargada de la construcción del tramo que se inaugurará el martes ha acelerado el ritmo de las obras hasta el punto de establecer turnos de trabajo en Nochebuena y Navidad y concluir una obra, algunos de cuyos remates aún tendrán que finalizase en 2015.

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