"Las primarias de la derecha": Casado y Rivera dejan abierta su batalla ante el 28A

  • Ciudadanos se define como una formación liberal y el líder del PP le recuerda que "hace apenas año y media eran socialdemócratas".
Fotografía Debate a cuatro A3Media / EFE
Fotografía Debate a cuatro A3Media / EFE

Después del éxito de Albert Rivera en el primer debate de RTVE a costa de la inacción de Casado, el segundo envite de Atresmedia ha servido para dejar claro el enfrentamiento entre ambas formaciones y la pelea encarnizada por sus votos de cara al próximo domingo. Después de media hora de debate y al hablar de impuestos, el líder de Cs aprovechó para dejar claro que su partido es el más liberal de todos los que están en el debate, “de los que apuestan porque el dinero esté en el bolsillo de la gente y en las familias”, algo que fue reprochado minutos después por Pablo Casado, que le recordó que “hace apenas año y medio eran ustedes socialdemócratas” y ahora no se sabe.

Una situación que le vino muy bien a Pedro Sánchez, a pesar de su papel más plano y a la defensiva,  para calificar la situación con ironía como “las primarias de la derecha”. Desde el equipo del responsable socialista ya se había marcado la consigna de escorar el debate todo lo posible a la derecha para provocar el enfrentamiento entre las dos formaciones que más tienen que perder en ese ámbito frente al empujo de Vox. 

El líder del PP salió con más ganas de dar la batalla en esta segunda ocasión, pero no salió como vencedor claro. Rivera tampoco ganó esta vez, pero volvió a ser muy beligerante con todos los candidatos y no dejó que Casado le ganara la contienda. Llegó a irritar al propio Pablo Iglesias hasta el punto de que se puso en modo profesor y le reprendió como “maleducado” e “impertinente” por no dejar hablar a los demás. De una forma o de otra, los dos debates de esta semana han dejado claro que el ‘sorpasso’ de Cs sobre el PP es posible y los votantes que confían en las políticas liberales y conservadoras pueden dar un vuelco. Una de las claves que tendrán que revelar los votos el domingo es si Rivera prefiere ser el líder de una oposición durante cuatro años, reforzar su joven partido y esperar a otras elecciones, o conformarse con ser el segundo de un gobierno de derechas liderado por PP y con el apoyo de Vox.

Fuentes internas de Ciudadanos reniegan de ese giro a la derecha para aprovechar la debilidad del PP de Casado y convertirse en el principal grupo de la oposición, pero el talante de Rivera frente a Casado en los dos encuentros televisivos decisivos en estas elecciones escenifican más bien lo contrario. El primer paso fue negar cualquier acuerdo de gobierno con el PSOE de Sánchez, algo que se interpretó siempre como un “tiro en el pie” por aquello de que en política nunca se sabe, pero la evolución de la campaña y los ataques en los debates televisivos con los dos millones de indecisos de su negociado delante, frente a un Casado demasiado confiado en no perder la hegemonía del PP en la derecha, hacen pensar que Rivera ha visto opciones claras de hacerse con los mandos de ese ala política española.

Por dos millones de votos

Los equipos de cada uno de los candidatos saben que casi nueve millones de españoles vieron el pasado lunes el debate de RTVE y más de cuatro han visto este martes el de Atresmedia. Entre ellos están, sin duda, gran parte de los dos millones de indecisos por cada lado sobre los que todas las encuestas alertan y que pueden decantar el resultado o, al menos, marcar las opciones de formación de gobierno que puedan tener los tres partidos enmarcados en la derecha (PP, Cs y Vox) o los dos más a la izquierda (PSOE y Unidas Podemos). Pero si en esa pelea es casi evidente que la parte socialista será la gran beneficiada, en el caso de los partidos de la derecha se ha generado una lucha encarnizada entre Ciudadanos y PP que puede suponer un vuelco importante en el panorama político.

Los dos debates televisados, a pesar de la escasez de propuestas concretas, han puesto en evidencia que los programas de PP y Cs se han igualado mucho en áreas como la “necesaria revolución de la educación”, la unificación del sistema sanitario, el freno a la subida de impuestos de la izquierda, la generación de empleo como solución a todos los males de la economía, la salvación de los autónomos o la financiación de las pensiones. Su mensaje es más idéntico todavía en las críticas duras contra la sumisión de Sánchez ante los nacionalistas e independentistas catalanes. La diferencia en el caso de las formaciones conservadoras ha estado en que en los dos debates Rivera ha lanzado un mensaje más emotivo, más visceral, frente a un Casado demasiado frío y racional, que se deja cuestiones sin defender cuando hay que afrontar temas como el “no es no” en la violencia de género. 

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