Laureano Oubiña, el 'Pablo Escobar gallego', del contrabando de tabaco a la droga

  • Oubiña compartió generación con Sito Miñanco y Manuel Charlín Gama. 
Laureano Oubiña, el 'Pablo Escobar gallego', del contrabando de tabaco a la droga
Laureano Oubiña, el 'Pablo Escobar gallego', del contrabando de tabaco a la droga

Laureano Oubiña Piñeiro, que este lunes ha salido en libertad condicional al aplicarle el juez de vigilancia penitenciaria el tercer grado, nació en Cambados en 1946 y llegaría a ganarse el sobrenombre de 'Pablo Escobar gallego' por su carrera como narcotraficante.11 hijos

Oubiña comenzó a los 17 años como contrabandista de diésel, café o tabaco junto a su tío. Por aquella época se casó con Rosa María Carro Otero, con quien tuvo ocho hijos. En 1983, rompía con su familia para irse con su secretaria, Esther Lago. Entonces, ya cargaba a sus espaldas un amplio historial relacionado con el narcotráfico. En su relación con Esther Lago tuvo tres hijas. Debido a un accidente de tráfico que sufrió ésta última, enviudó el 28 de febrero de 2001.Peregrinación por las cárceles españolas y fuga a Grecia

Empezaron entonces a caerle condenas por narcotráfico, hasta que en 1999 se fugaba de España tras ser condenado a cuatro años de cárcel por llevar seis toneladas de hachís desde Holanda hasta España. Duró como prófugo 13 meses hasta su detención en Grecia, cuando empezó su recorrido por la geografía carcelaria española: Alcalá-Meco (Madrid), Zuera (Zaragoza), Villena (Alicante), Topas (Salamanca), Navalcarnero (Madrid).Puertas abiertas a los cárteles colombianos

Oubiña compartió generación con Sito Miñanco y Manuel Carlín Gama. El trabajo de los tres abrió las puertas de las rías gallegas a las drogas y a los cárteles colombianos a mediados de los ochenta, cuando comenzó la 'gran epidemia' de las drogas en Galicia y, por extensión, en toda España. 

Los tres capos de un negocio que movía más de 2.000 millones de euros al año a finales de los ochenta y que dejó en Galicia una legión de toxicómanos que hoy se conoce como 'la generación perdida'.

El Pazo Baión, también conocido como 'Falcon Crest', fue el icono de la ostentación de Oubiña y, por extensión, de los narcotraficantes gallegos; el caballo de batalla de las madres contra la droga y el primer embargo judicial a un narcotraficante en España. Ocho años después de que el Estado vendiera el Pazo Baión a la cooperativa Condes de Albarei por 15 millones de euros, este latifundio, el mayor dedicado a la plantación de vino albariño en Galicia, es hoy un referente del enoturismo internacional.

Un cambio exitoso de concepto de negocio que va más allá de la elaboración del vino con la marca Pazo de Baión que veinte años antes había catapultado a su antiguo dueño como el primer gran viticultor gallego de la época hasta que el blanqueo de dinero afloró como el plan oculto de Oubiña y fue el principio del fin para el rey del hachís.

Situada en el corazón del Valle del Salnés, con 28 hectáreas de terreno, la finca perteneció a varias generaciones de aristócratas hasta que la descubrieron unos empresarios vinculados a la compañía de Jesús que trajeron los viñedos directamente del Rin, pero pronto la vendieron y cayó en manos del famoso capo gallego. La Audiencia Nacional había puesto el ojo en la propiedad desde 1990, cuando Oubiña cayó en las redes de la 'operación Nécora', aunque fue su primera condena por narcotráfico y la arrebatada fuga a Grecia la que puso en marcha la maquinaria para ser incautado y vendido al mejor postor en 2008.Una historia delictiva de película: Del tabaco a la droga

Nacido en Cambados (Pontevedra) en 1946, Oubiña está relacionado con el contrabando casi desde sus inicios como empresario. Comenzó a trabajar a los 10 años en una tienda de ultramarinos de sus padres y un lustro después ya estaba repartiendo con una furgoneta productos para vendedores ambulantes.

A los 17 años cayó en el contrabando de gasoil con su tío y meses después fundó su primera compañía dedicada, básicamente, al estraperlo de tabaco. Además, trabajó de camionero y hasta hizo sus pinitos, como ya hemos comentado, como empresario vitivinícola produciendo Albariño en las viñas del Pazo Baión, su famosa casona gallega que le fue expropiada.

Con la mayoría de edad se casa con Rosa María Carro Otero, con la que tiene ocho hijos. Abandona la familia en 1983, cuando se enamora de su secretaria Esther Lago. Entonces era ya un próspero contrabandista de tabaco (el mejor cliente de Reynolds (compañía tabaquera) en Europa, según sus propias palabras).Tres condenas

La realidad es que Oubiña presenta un amplio historial relacionado con el narcotráfico. En 1983 fue detenido en Platja d'Aro (Girona) por traficar con tabaco. Y además tiene a sus espaldas una triple condena. En el marco del sumario 13/90, más conocido como 'Operación Nécora', fue condenado a 12 años de prisión por tráfico de tabaco.

La primera condena fue a 4 años y cuatro meses de prisión por un alijo de 6.000 kilos de hachís interceptado en Martorell (Barcelona). En la segunda recibió 4 años por traficar en 1997 con seis toneladas de hachís desde Galicia hasta Holanda. Y en la tercera le cayeron 6 años y nueve meses por intentar introducir en España trece toneladas de hachís a través del buque "Regina Maris".

Estuvo 13 meses como prófugo intentando eludir su segunda condena, pero fue detenido en Grecia en octubre de 2000. En ese momento empezó su víacrucis carcelario. Ha estado recluso en las prisiones de Alcalá-Meco (Madrid), Zuera (Zaragoza), Villena (Alicante), Topas (Salamanca) y Navalcarnero (Madrid), donde estaba hasta ahora. En todas fue conocido no por su nombre de pila, sino con el apodo de 'El Gallego'.

En 1999 Esther Lago y David Pérez Lago, hijo de su anterior matrimonio, fueron detenidos en la denominada 'operación ocaso', de la que Oubiña logró escapar pese a que esa misma mañana había acudido a la comisaría de Vilagarcia de Arousa a cumplir su obligación de comparecer semanalmente. Lago se encontraba en libertad bajo fianza e imputada en otra causa.Laureano #Oubiña obtiene la libertad condicional https://t.co/cSXsK4mipr pic.twitter.com/wCv10Fy1Di— El Correo Gallego (@elcorreogallego) 25 de febrero de 2017

David Pérez Lago, hijo del anterior matrimonio de Esther, fue detenido en el año 2000 junto a Oubiña en Grecia, cuando este se encontraba huido de la justicia; Oubiña ingresó en prisión en otoño de ese mismo año y la Audiencia Nacional le concedió permiso para asistir al velatorio y entierro de Esther Lago. El 28 de noviembre de 2004 se inició en Madrid un nuevo juicio por el tráfico de drogas, pidiendo para él una pena de seis años y nueve meses de prisión.

En 2011, mientras cumplía prisión en Dueñas (Palencia), obtuvo el tercer grado penitenciario y fue puesto en libertad el 17 de julio de 2012. Volvió a ingresar en prisión el 6 de febrero de 2014 para cumplir una pena de 4 años y 7 meses que habían sido impuestas en 2012 por blanqueo de dinero;6 la condena fue apelada por razones de salud pero fue rechazada. Ahora, 13 de marzo de 2017, mientras cumplía prisión en Navalcarnero, el juez de vigilancia penitenciaria le ha concedido el tercer grado penitenciario y Oubiña abandona la cárcel.

En prisión no ha perdido tiempo. Se ha convertido en lector voraz y en estudioso de las leyes, según ha revelado él mismo y prepara sus memorias. Sostiene además, que "la Audiencia Nacional lleva desde hace más de 20 años, concretamente desde el sumario 13/90, conocido como 'Operación Nécora', cometiendo injusticias y atropellos contra mi persona".

El 29 de abril de 2004 escribió una carta manuscrita dirigida a los diputados Joan Puigcercós (Esquerra Republicana de Catalunya), Gaspar Llamazares (Izquierda Unida) y José Antonio Labordeta (Chunta Aragonesista) "con la finalidad de comentarles algunos puntos relacionados con la situación penitenciaria, esperanzado que desde su privilegiada posición, ver si es posible que ustedes aporten un grano de arena mejorando con ello toda esa crítica situación". Y zanjaba la carta con un "¡Viva la III República!".Cohibas en la cárcel

También negó que gozara de un trato preferente en prisión. "Mi vida en prisión en absoluto podría calificarse de opulenta. Lo único que consumo, y que para algunos podría aproximarse a ese calificativo, son los puros Cohiba Siglo Uno, que por cierto tienen un precio inferior al de las papelinas de heroína o cocaína que circulan en grandes cantidades por las cárceles españolas", aseguró.

Laureano Oubiña, a pesar de las sentencias que acumula, nunca ha admitido su oscura conducta. En una declaraciones hace años al diario El Mundo sostuvo: "Yo soy un hijo de puta traficante, ¿no? A mí nadie me ha relacionado con nada que no sea tabaco o hachís. Y juro por mis hijas que nunca he tocado otra cosa. ¿A cuántas personas ha matado el hachís? Que se sepa, a ninguna. Es una vergüenza que el hachís no sea legalizado. En cuanto salga de aquí, le pongo una demanda al Estado por delito contra la salud pública: el alcohol y el tabaco matan a 60.000 españoles al año"."Nunca compré ni vendí un solo gramo de hachís, únicamente lo transporté"

Y es que Oubiña aseguraba hace unos años que él no pasó del contrabando de gasoil al de hachís. "Era de gasoil y café al mismo tiempo. Luego pasé al tabaco y, posteriormente, cuando las cosas se empezaron a poner muy crudas para el tabaco y su penalización era la misma que la del hachís, fue cuando transporté hachís y me cogieron. Pero me gustaría resaltar, y que quede muy claro para siempre, que yo nunca compré ni vendí un solo gramo de hachís. En alguna de las tres operaciones frustradas por las que fui condenado simplemente lo transporté por mar y tierra, de Marruecos a la Península, y una vez ahí tenía pensado llevarlo en camiones para Holanda, Alemania e Inglaterra".

Y es que Oubiña no se considera a sí mismo "un capo de la droga" porque "los tres viajes que se me imputan y por los que me condenaron fueron abortados por la policía, y si no lo hubieran sido yo habría cobrado sólo por el transporte, no por vender ni un solo gramo de hachís. Yo no soy capo de nada".  Ni la justicia ni las familias de los miles de jóvenes muertos a causa de las drogas en Galicia y en toda España piensan lo mismo... 

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