Lech Walesa: "Denme sólo un poco: yo construiré el resto"

  • Lech Walesa, ex líder del sindicato Solidaridad y ex presidente de Polonia, rememora el inicio del movimiento que acabó con el comunismo enPolonia, allanando el camino hacia la caída del Muro de Berlín hace 20 años en una entrevista concedida al canal internacional Deutsche Welle.
Walesa vuelve junto con Merkel y Gorbachov al primer lugar donde se abrió el Muro
Walesa vuelve junto con Merkel y Gorbachov al primer lugar donde se abrió el Muro
Barbara Cöllen y Cristina Papaleo | Deutsche Welle en español para Lainformacion.com
Barbara Cöllen y Cristina Papaleo | Deutsche Welle en español para Lainformacion.com

Los sucesos de 1989 en Polonia fueron el indicio de que comenzaba una nueva era en Europa. Las elecciones en junio, la victoria de la oposición y el consiguiente nombramiento de Tadeusz Mazowiecki, el primer jefe de gobierno no comunista del bloque oriental europeo, fueron el inicio de grandes cambios en el sistema político de Europa Central y Oriental antes de la caída del Muro de Berlín.

El camino polaco hacia la democracia, sin embargo, no comenzó en 1989, sino casi 10 años antes en Gdansk, en los astilleros Lenin. Allí fue donde empezó el proceso de transformación polaco, liderado por el sindicalista de Solidaridad, Lech Walesa.

Solidaridad: el principio del fin del comunismo

La caída del comunismo en Europa comenzó con la aparición de Solidaridad, la primera unión de sindicatos independientes de Europa Oriental. Lech Walesa, electricista de los astilleros Lenin, líder de las huelgas más grandes en la historia del bloque oriental, quien más tarde sería el presidente de Polonia, mira atrás pasando revista a los acontecimientos:

"No fue sino en 1980 que logramos unir en las huelgas del astillero a todas las agrupaciones sociales de Polonia, y hasta obtuvimos muestras de solidaridad desde el extranjero. Y pudimos decirles a los comunistas: ¡Ustedes siempre mintieron, nosotros somos mayoría, no los queremos más aquí!

Luego de semejante golpe, ya no pudieron hacer nada más. Fue la primera victoria de las masas anticomunistas sobre el comunismo por medios pacíficos. Y el comunismo ya no pudo reponerse, no pudo volver a actuar como lo había hecho en el pasado.

El segundo éxito de aquellos tiempos fue el primer movimiento político independiente del este de Europa, una victoria de 2 a 0 a nuestro favor", recuerda Lech Walesa.

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Juan Pablo II transmitió valores para el cambio

Lech Walesa, y con él casi el 80 por ciento de la población de Polonia, están convencidos de que el primer viaje de peregrinación del Papa polaco Juan Pablo II en el año 1979 influyó directamente sobre la fundación de Solidaridad y en el posterior colapso del sistema comunista.

"El Santo Padre era nuestro sostén, nos dio nuevas esperanzas, nos transmitió valores para la creación de Solidaridad: ante todo, una actitud solidaria. Y eso fue lo que más tarde posibilitó otros triunfos", dice el líder de la "revolución pacífica" en Polonia.

También la proclamación de la ley marcial en Polonia, el 13 de diciembre de 1981, y una estadía de un año en un campo de prisioneros hicieron que Lech Walesa nunca dudara del ocaso del comunismo: "Durante mi detención dije lo siguiente, y esto se puede leer en las actas: ¡Hemos ganado! Para ustedes, comunistas, éste es el último clavo en el ataúd. Estaba seguro de que no se puede acabar fácilmente con un movimiento tan fuerte. Pero era sólo cuestión de tiempo, y tuvimos que aceptar algunas derrotas para llegar a la victoria. No dudé ni un segundo de que íbamos a alcanzarla", señala Walesa.

El Premio Nobel de la Paz fue un gran impulso

Esta confianza se vio fortalecida por el Premio Nobel de la Paz a Lech Walesa en el año 1983, que fue recibido por su esposa y su hijo en Estocolmo. Walesa no quiso salir de Polonia. "Estaba seguro de que este movimiento, que yo dirigía, iba a conseguir, tarde o temprano, el Premio Nobel por la lucha y por el triunfo logrado. Eso sucedió en 1983, y estuvo bien que fuera así, ya que en 1982 hubiese sido demasiado pronto. En 1983 ya estábamos exhaustos. El premio fue como una brisa fuerte que nos impulsó hacia la victoria final", dice Lech Walesa.

Cuando, en 1988, el gobierno de Jaruzelski se mostró dispuesto a un acuerdo y se dirigió a Walesa pidiéndole que interrumpiera la ola de huelgas, se llegó a las primeras conversaciones en una mesa de negociaciones, y el líder sindical vio que estaba cada vez más cerca de su meta.

"Creía en una sola cosa, por la que luché, sin que me interesara casi nada más: ¡Sin Solidaridad no habrá libertad! Quería que el movimiento volviera a cobrar dinamismo y que luchara hasta que cayera el sistema comunista. Claro que tuve que hacer concesiones. Sin ellas, nada de eso hubiese sido posible", subraya Walesa.

La lucha fue dura, pero valió la pena

Quienes ostentaban el poder en Polonia por fin comprendieron que no podrían lograr una apertura en la sociedad si rechazaban a Solidaridad e ignoraban a Walesa. "La mesa de negociaciones fue, según mi opinión, una mistificación. Los comunistas sabían, creo yo, de nuestras debilidades. Sabían también que ellos no eran fuertes, pero que eran más fuertes que nosotros. Por eso, pensaba yo, habían ideado para nosotros la variante más segura, es decir, el 35 por ciento de los escaños en el Parlamento.

Los menos osados entre nosotros deberían resolverles las tareas más difíciles, los más rebeldes tenían que abandonar las negociaciones, y de este modo el comunismo hubiese seguido existiendo. Así entendí yo esa mesa redonda. Y por otro lado pensaba: Denme sólo un poco, yo construiré el resto sobre esa base. Y así fue como comenzó todo".

Al mirar atrás, a veinte años del colapso del comunismo en Polonia, a Walesa no le quedan dudas de que valió la pena luchar a pesar de sufrir las consecuencias, hasta la pérdida de su propia libertad. "Valió la pena. Si pudiera volver a elegir, haría otra vez lo mismo.

En otros tiempos nunca creí que Polonia fuera a ser un país libre y que yo iba a estar vivo para verlo, que íbamos a recuperar lo que las generaciones anteriores habían perdido, y que íbamos a poder liberarnos de la esclavitud y del poder soviético. Pero todo eso se hizo realidad, y yo formé parte importante de ello. Por lo tanto, puedo sentirme muy feliz por el desarrollo de los acontecimientos y por la victoria que logramos."

Autoras: Barbara Cöllen y Cristina Papaleo

Editor: Pablo Kummetz

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