Lo que la tesis de Sánchez no dice de los problemas de la diplomacia económica

  • El presidente se 'olvida' del tremendo impacto que la crisis y los recortes han tenido en las políticas de apoyo a las empresas en el exterior.
Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno del Senado
Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno del Senado
RICARDO RUBIO/ EUROPA PRESS

A falta de análisis y contenido cualitativo, la tesis de Pedro Sánchez sobre la diplomacia económica exterior ha servido tanto para describir las actuaciones en promoción exterior de las empresas españolas por parte de la Administración en los años de Jose Luis Rodríguez Zapatero, como para dejar patentes una serie de problemas por los que el trabajo pasa de largo o quedan ocultos tras la avalancha de datos. "Al menos ahora se va a conocer más lo que llevamos haciendo durante todos estos años por todo el mundo", señalaba este viernes un técnico comercial del Estado cercano a ese mundo, a pesar de que los problemas en los que Sánchez no entró de lleno cuando era diputado (en 2012) sigan todavía latentes cuando ha llegado a presidente del Gobierno.

Lo más demoledor que no se cuenta en el trabajo de doctorado del presidente es el tremendo impacto que la crisis y los recortes presupuestarios han tenido en las políticas de apoyo a las empresas en el exterior. Un dato basta: el Instituto de Comercio Exterior (Icex) que lleva más de tres décadas enseñando a las empresas a salir a vender fuera, pasó de tener presupuestos del orden de los 202 millones para este tipo de actuaciones en 2008, a poco más de 89 millones cuatro años más tarde.

En plena elaboración del plan estratégico que lo convirtió en ente público empresarial, tal y como describe la tesis, el mantra más repetido en los despachos de la institución lo recoge el trabajo del presidente en la página 219: "Hacer más con menos". Era un mantra y una condena para decenas de planes de apoyo a empresas que se quedaban congelados o sin dinero. Es más, la reconversión de la institución tenía un componente financiero claro: en lugar de ser un ente subvencionador, pasaba a ser un organismo que cobraría a las empresas por sus servicios, ya fueran generales o con planes a medida. Incluso se abría la posibilidad de ofrecer préstamos y financiación, algo que generó arduos debates para evitar roces con entidades como Cofides o el propio ICO. Tal y como reconoce el documento cuatro páginas más adelante, "resulta prematuro" ofrecer conclusiones sobre el funcionamiento del plan estratégico del Icex, pero los datos lo dicen todo: en 2018 sigue con 80 millones de presupuesto.

Coordinación versus competencia

Uno de los grandes problemas que tenía la internacionalización empresarial era la tremenda confusión que algunos empresarios denunciaban cuando debían explicar a sus clientes cuál era su país y distinguirlo de la comunidad autónoma y la cámara de comercio, aunque solo fuera porque en alguna feria en el exterior cada cual iba por su cuenta, con 'stand' y argumentario propio a la hora de ‘vender’ sus bondades. "Si ya me cuesta explicar a un ruso lo que es la cecina, peor es cuando me pregunta si Castilla y León es España o no", señalaba amargamente un empresario de la zona en Moscú hace unos años.

Capitales como Pekín podían tener más de trece oficinas comerciales distintas con sello español, una por cada comunidad autónoma con ‘Icex regional propio’. Incluso había empresas que intentaban pasar por las subvenciones de una y otra administración. Tal y como refleja el capítulo 4 del trabajo del presidente, al analizar la "diplomacia económica de las comunidades autónomas españolas", con los cuadros elaborados entonces por el Icex y el Ministerio, el problema de coordinación del apoyo regional se intentó solventar con la creación del Consejo Interterritorial de Internacionalización (CII), si bien fuentes conocedoras de su funcionamiento aseguran que en sus reuniones nunca se sabía si se iba a compartir información sobre acciones a realizar, en busca de una mayor coordinación, o era una forma de vigilar al contrario para que no entre en sectores estratégicos de alguna zona concreta.

La necesidad de tener una mayor unidad de acción en todas las actuaciones de diplomacia económica exterior es una de las pocas conclusiones que tiene la tesis de Sánchez (páginas 309 y 310), pero el antídoto no fue ese y lo que no pudo hacer la política, lo hizo la economía: la falta de ingresos tributarios por la tremenda crisis que afectó a España a partir de 2008 (sobre todo en el ámbito inmobiliario y el ITP que cobran directamente las autonomías) dejó sin recursos a las administraciones locales y provocó un frenazo de sus planes y sus costes hacia los servicios que prestaba el Estado, tanto con el Icex como en las Oficinas Económicas y Comerciales en el Exterior (Ofecomes). Solo instituciones fuertes, como la vasca SPRI, los catalanes de Acció o la andaluza Extenda (entre otros) aguantaron con más inversión en promoción exterior.

Al hilo del repliegue regional provocado por la crisis, ya en 2012 se identificaron hasta 28 problemas a resolver en el ámbito de la coordinación regional, cada una con su solución propuesta. El anticipo de las elecciones y el cambio de Gobierno no permitieron cerrar del todo su realización, pero si supusieron un antes y un después para el desarrollo posterior de la coordinación regional.

Cámaras y diplomáticos

Las otras grandes áreas necesitadas de una mayor eficacia y coordinación fueron las cámaras de comercio y los agregados comerciales de las embajadas españolas, diplomáticos en labores de promoción económica paralela a las Ofecomes.

En el caso de las Cámaras de Comercio, la retirada del recurso cameral trastocó su financiación de forma significativa, de forma que su red, paralela a la del Icex y las oficinas comerciales, se vio muy golpeada y necesitada de fondos, en plena crisis de recursos públicos. "En ese momento, las reuniones de coordinación con las Cámaras se convertían más en una discusión financiera, en busca de dinero, que en coordinar acciones concretas", señalan fuentes cercanas a las instituciones camerales. "Pero el Icex tampoco tenía de donde tirar", admiten. Cuando Sánchez publicó su tesis no existía la Cámara de España, institución creada con la idea de aglutinar y coordinar el esfuerzo de estos organismos publico-privados, en busca de una mayor participación de las grandes empresas a la hora de financiarse.

Dentro de la necesaria unidad de acción exterior a la que se refiere el presidente en su trabajo, una de las propuestas que más discusión y dudas generó a nivel interno, justo durante la redacción de la tesis, fue la idea de los técnicos comerciales del Estado debían asesorar y colaborar con los diplomáticos del Ministerio de Exteriores dedicados a apoyar la internacionalización de algunos casos empresariales concretos en cualquier parte del mundo. Ambas élites de funcionarios públicos no estaban acostumbrados a ello y, cuatro años después de publicarse la tesis y con su autor ya en Moncloa, sigue siendo una quimera.

Del Plan Made in/Made by Spain, a la Marca España

Más allá la herramienta de financiación FIEM, que es todavía una de las bases financieras de la promoción exterior pública, se crearon también los Planes Integrales de Desarrollo de Mercados (PIDM), "de difícil evaluación" según reconoce la tesis. Una de las acciones de mayor éxito en la promoción exterior española fue una idea lanzada por el entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián: el Plan Made in/Made by Spain.

A falta de una cooperación interministerial que diera lugar a un plan global de imagen de España, la idea de Comercio, plasmada por el Icex, fue lanzar un plan de imagen para las empresas españolas en el exterior, cargo de hitos en materia de infraestructuras, biotecnología, energías renovables o construcción. Se eligió EEUU como centro del primero de ellos y se aglutinó en un año una avalancha de medidas con el aval del ministro y hasta de la Casa Real, con los actuales Reyes de España en gran parte de los eventos. "Un Rey español viene a por el dinero de Obama", tituló 'The Washington Post' unos días después de la presentación del proyecto en Nueva York ante medio millar de empresarios.

Las empresas con intereses en Estados Unidos valoraron de forma positiva el plan, que pretendía extenderse a Rusia al año siguiente, si bien los acontecimientos políticos y el nuevo Gobierno no lo permitieron. En sustitución, se creó el Alto Comisionado para la Marca España, que ha aglutinado intereses económicos, empresariales, políticos, sociales y hasta culturales durante estos últimos años, sin dinero público para ello. La tesis de Sánchez se limitó a describirlo en 2012, y sus decisiones apuntan a que prentende cerrarlo ahora, como presidente. Aún así, la tesis recuerda que la Estrategia Marca País (EMP) se creó en 2001 y tuvo un marcado carácter económico y empresarial, pero la realización final no se llegó a completar. En suma, un quiero y no puedo.

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