Los barones socialistas del carbón afinan un plan de choque para oponerse a Ribera

  • Los presidentes de Asturias y de Aragón plantearán en una próxima reunión con Sánchez la conveniencia de mantener centrales térmicas
Pedro Sánchez hablará hoy con Javier Fernández sobre la posición del PSOE en la moción de censura contra Rajoy
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EUROPA PRESS

Sucedió el 19 de febrero en León. Y volvió a suceder el 15 de marzo en la sede socialista de Ferraz (Madrid). Los presidentes autonómicos socialistas Javier Fernández (Asturias) y Javier Lambán (Aragón), de forma directa o a través de sus consejeros, hicieron llegar al entonces secretario general socialista Pedro Sánchez el rechazo a las propuestas para acabar con el carbón como fuente de energía. La cuestión se va a tratar de nuevo en las reuniones previstas de Sánchez con sus barones, según confirman fuentes socialistas. Fernández y Lambán afinan los argumentarios para una guerra que se recrudece.

"El carbón va a ser el primer tema a tratar con el presidente", aseguran fuentes del Principado de Asturias. La afirmación de la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sobre las centrales térmicas de carbón -"no tienen futuro"- y los planes de Endesa para cerrar en 2020 a más tardar, las centrales eléctricas que funcionan con carbón nacional, Andorra (Teruel) y Compostilla (León), han agitado aún más aguas de por sí agitadas.

Fernández y Lambán afinan sus razones en defensa del carbón. El marco  de las tensiones es este: sin tener en cuenta la pública Hunosa (1.300 empleos), quedan 15 empresas dedicadas a la extracción de carbón (en los años 80 había más de 200). Y la mayoría tendrán que cerrar. Solo las minas a cielo abierto, las únicas rentables, podrán seguir activas. Un golpe para comarcas enteras en las que la política de subvenciones no ha servido para crear alternativas.

Gráfico carbón España.
Gráfico carbón España.

En ese marco, el cierre de las centrales de carbón es un mazazo. Para pararlo, los barones socialistas tratarán de convencer a Sánchez de que Ribera va demasiado lejos con su apuesta renovable. Presentarán sus propios cálculos y sostendrán que apostar por un 34% de energías limpias sobre el total, como defiende Ribera -y el Parlamento Europeo- implica producir un 70% de la electricidad con renovables. De media y todos los días del año.

Argumentarán también que eliminar 10.000 MWh de generación con carbón y 7.000 MWh de generación nuclear, tendrá impacto sobre los precios y obligará a apostar por potencia firme. Al final, sostienen, habrá que encarar un nuevo ciclo inversor centrado en el gas, que será caro e incierto si se cumplen los vaticinios de los nuevos responsables de Energía en cuestión de precios.

La presión de los barones socialistas -aliados con la Junta de Castilla-León- se da cuando aún están por concretar las estructuras ministeriales  y las competencias de cada departamento. Hasta tres ministerios -Transición Ecológica, Economía e Industria- tienen competencias en asuntos como la minería del carbón. Fuentes del PSOE que han participado en los trabajos del Consejo Asesor para la Transición  Energética explican que el grupo conovocado en su día por Sánchez aún tiene que revisar conceptos como  Transición Justa y las previsiones que lo acompañan.

Dirigido a la oposición

El trabajo de los 20 miembros del Consejo estaba dirigido a un partido que iba trabajar como oposición, no como Gobierno. Ahora, admiten fuentes cercanas a la nueva administración, toca revisarlo y hacer ajustes. No va a ser fácil. En la práctica el Gobierno de Pedro Sánchez tiene a su disposición dos documentos sobre cómo encarar la transición energética. Uno es oficial y fue encargado a 14 expertos por el exministro de Energía Nadal; el otro es de partido y fue dirigido por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera

El ajuste será delicado. Sánchez sabe que la cuestión energética -empresas aparte- es material político de alto voltaje. Como secretario general del PSOE tuvo que lidiar dentro y fuera del partido con la cuestión del carbón y los cierres de centrales térmicas. Fuera, con Nadal y sus planes para impedir el cierre de centrales térmicas y nucleares; dentro, con las regiones más sensibles a los cierres. Nadal ya no está, pero la cuestión del carbón sigue candente.

Surgen, de nuevo, las dos sensibilidades del partido en las cuestiones de energía. Un ejemplo: en los programas electorales, el PSOE siempre ha propuesto el cierre de nucleares a los 40 años. Pero José Luis Rodríguez Zapatero, que se suponía más renovable, no lo hizo cuando la central de Garoña cumplió 40 años en 2010. El cierre definitivo se ha decidido con el PP en el poder. Contradicciones.

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