Los conservadores populistas, a un paso de la victoria en las elecciones polacas

  • Los polacos votan el domingo en elecciones en las que los conservadores populistas de Jaroslaw Kaczynski parten como favoritos gracias a sus promesas electorales y a un discurso de miedo a los migrantes, pero no es seguro que puedan gobernar solos.

Todos los sondeos otorgan a Derecho y Justicia (PiS) una ventaja de al menos diez puntos sobre los liberales centristas de la Plataforma Cívica (PO), desgastados por ocho años en el poder.

Unos resultados que se deben a una campaña dinámica, en la que no han faltado argumentos xenófobos, y numerosas promesas como la reducción de los impuestos y de la edad de la jubilación y la subida de los subsidios familiares.

Si gana, Kaczynski volvería al poder después de haber pasado ocho años en la oposición. Fue primer ministro entre 2006 y 2007, cuando se vio obligado a ceder el sitio a los liberales de Donald Tusk a causa de conflictos en su coalición gobernante.

Su hermano gemelo Lech era presidente de Polonia y, después de su muerte en un accidente de avión en Rusia en 2010, Jaroslaw intentó en vano sucederle en el cargo.

Pero hoy en día, la jefatura del Estado la ocupa Andrzej Duda, aupado por el propio Jaroslaw Kaczynski.

La euforia ha ido en aumento en los últimos mítines electorales bajo la aclamación de sus seguidores. Kaczynski y su candidata a primera ministra Beata Szydlo han repetido hasta la saciedad a los votantes que deben elegir entre el cambio encarnado por su partido y "el caos" que supondría un gobierno de coalición de sus adversarios, que estaría en permanente conflicto con la presidencia.

Y afirman haber preparado un programa de gobierno que han bautizado como "100 días"

Pero la presencia de partidos pequeños, algunos de ellos nuevos en el paisaje político, puede impedir que su formación logre el objetivo de más de 230 escaños de los 460 de la cámara de diputados.

Estas formaciones (La coalición de la izquierda unida, el partido antisistema del roquero Pawel Kukiz, surgido de la nada en las presidenciales de mayo, el partido neoliberal Nowoczesna -Moderno-, el del eurodiputado ultraliberal Janusz Korwin-Mikke y el partido campesino PSL, aliado actual de los liberales) se acercan a la zona de elegibilidad (8% para las coaliciones y 5% para los partidos).

Los politólogos polacos barajan varias hipótesis: un gobierno mayoritario o minoritario del PiS, una coalición entre éste y un aliado o una coalición heteróclita de la Plataforma Cívica con socios de derecha y de izquierda, unidos con el único objetivo de impedir la vuelta de Kaczynski al poder.

Sus adversarios recuerdan que el mandato de Kaczynski estuvo marcado por tensiones sociales y una limpieza en el aparato del Estado para eliminar todo lo que recordara al comunismo. Y en política exterior, por la crispación con la Unión Europea, Alemania y Rusia.

Otros temen que Derecho y Justicia endurezca aún más los límites para el aborto, complique la fecundación in vitro y refuerce el lugar de la religión en la educación.

La primera ministra saliente, Ewa Kopacz, advirtió incluso a los polacos del advenimiento de una "república confesional".

Y hay quien teme una reapertura de la investigación sobre el accidente del avión en el que viajaba Lech Kaczynski, que algunos responsables del PiS atribuyen a un atentado ruso encubierto por el gobierno liberal pese a que la investigación ha demostrado que no.

Un gobierno dirigido por el partido de Derecho y Justicia también podría revisar algunos contratos en preparación, como la compra de helicópteros Caracal de Airbus.

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