Los controles fronterizos dentro de la UE remueven los cimientos de Schengen

Suecia se unió ayer a la lista de países europeos que comenzará a realizar controles fronterizos para controlar de la oleada migratoria que asuela al continente. Aunque en el caso del país escandinavo la medida solo se extenderá, en principio, durante diez días.

Estocolmo se ha visto obligado a gestionar el mayor número de refugiados per cápita de Europa que recibe el 14% de todas las demandas de asilo de la Unión. "No se trata de un muro. Debemos mantener bajo control la situación en nuestras fronteras", explicó el primer ministro sueco, Stefan Löfven en la cumbre europea sobre la crisis migratoria celebrada en Malta.

Aunque el país no ha sido el primero en tomar este tipo de medidas. Suecia ha seguido el ejemplo de Alemania y Austria quienes ya vienen imponiendo controles desde hace varias semanas. Llama la atención de que ambos países, que en un principio se mostraros abiertos a la posibilidad de acoger un elevado número de refugiados, terminaran cerrando sus fronteras a golpe de normativa.

Si bien es cierto, que los muros levantados no son físicos, las barreras legislativas dificultan enormemente el movimiento de refugiados por el continente. Además, estas nuevas imposiciones ponen en riesgo el espacio Schengen tal y como lo conocemos.Schengen, la clave del acuerdo

El tratado de libre circulación es el gran motivo para seguir buscando una solución conjunta de los 28 a la crisis migratoria según los expertos, quienes creen que Schengen será el elemento clave que terminará decantando a los dirigentes europeos por una solución consensuada en pro de la conservación de las fronteras abiertas dentro de la Unión.

De cualquier manera, la potencia económica de Suecia, Alemania y Austria ponen en jaque la sostenibilidad de Schengen aunque las barreras de metal construidas por Eslovenia y Hungría en sus fronteras también marcan un peso desestabilizador de la libre circulación.

Las barreras físicas y legislativas impuestas por estos cinco países de la UE sumado a las nuevas dudas de Reino Unido sobre la apertura de fronteras dentro del continente hacen cuestionar cada vez más la sostenibilidad de Schengen.