Los comicios catalanes del 21 de diciembre prometen ser los más decisivos de los últimos años para la gobernabilidad de España. En unas elecciones que prometen ser históricas en cuanto a participación, cuando termine el escrutinio todo el mundo sumará los votos de los partidos independentistas y los de los partidos constitucionalistas. En medio quedarán los sufragios recogidos por los 'Comunes' que sin mayoría de bloques pueden ser decisivos para inclinar la balanza para uno u otro lado.
Sin embargo, además de la guerra de votos y escaños, hay en estos momentos grandes batallas entre los partidos que se presentan a la cita del 21-D y que también se mirarán con lupa. ¿Quién ganará las elecciones? Hace unas semanas nadie dudaba que ERC sería el partido más votado. Sin embargo, la tendencia de las últimas encuestas señala una bajada del partido de Junqueras y un ascenso lento pero sin pausa de Ciudadanos que podría disputar la victoria a los republicanos. Algunos sondeos les sitúan a tan solo un punto. Los dos estarán en torno al millón de sufragios.
Los posibles pactos
El resultado electoral reflejará un parlamento diverso como el actual en el que si ningún bloque logra la mayoría absoluta, habrá que pactar. En ese caso los 'Comunes' tendrán la llave de Gobierno. Las tres opciones que se presentan son de alto voltaje: sumar los votos a los independentistas, dar su apoyo al bloque españolista o la opción favorita de Domenech, si los números dan, realizar otro tripartito con ERC y PSC.
La primera opción es muy arriesgada para los 'Comunes'. Hacer presidente a un independentista podría tener consecuencias (más aún) para Podemos en el resto de España.
En caso de que fracasara una investidura soberanista entraría en juego el bloque unionista con, todo parece, Arrimadas a la cabeza. Para que prosperase, con casi toda probabilidad necesitaría el apoyo también de la marca de Podemos, algo que hoy en día parece imposible.
En ese caso entraría el tercero en discordia: la solución Iceta, el único que parece capaz de lograr acuerdos para superar una investidura y evitar que se repitieran unas elecciones. De momento, se ha mostrado reticente a pactar con Arrimadas y ha negado tajantemente a hacer president a un independentista. Lo que no se ha negado es llegar él al Govern con el apoyo soberanista. Todavía queda mucho de campaña.
ERC, Ciudadanos y la transversalidad de Iceta
La caída de ERC tiene que ver mucho con la remontada del PDECaT, que ve como le funciona la estrategia de Puigdemont desde Bruselas. La lista unitaria y llena de independientes de JxCat ha logrado atraer a buena parte de los que en su día votaron también por Junts Pel Si. Pese a que Esquerra le ha comido buena parte del terreno a la antigua Convergencia aún son muchos los que valoran que fuera Puigdemont el que proclamara la DUI y aún le ven como "president legítimo". De hecho Junqueras es el candidato mejor valorado pero Puigdemont es el preferido para liderar el Govern, según señalan las principales encuestas.
Por eso el argumentario interno de la candidatura de JxCat señala que las elecciones son para "restituir" a Carles Puigdemont como presidente y avisa de que "impulsar cualquier otro candidato es legitimar el artículo 155 y el ataque a la democracia". Este mensaje parece que está calando.
Otro que está remontando es el PSC de Miquel Iceta. El socialista basa su estrategia en la transversalidad, incorporando a comunistas y también a nacionalistas, y se juega el tercer puesto con la lista de Puigdemont. Los socialistas están aprovechando la debilidad de Podemos y su marca catalana para atraer a muchos votantes constitucionalistas pero también catalanistas, con la incorporación del partido creado por Duran i Lleida. Además, su líder, está bien valorado tanto por los 'comunes' como por los votantes del PP o de Ciudadanos. Esto no lo pueden decir ni Domenech, Arrimadas o Albiol.
Lucha por no ser el último
Por último queda por saber hasta qué punto caerán los otros tres partidos en liza. La última posición se la disputan los 'Comunes', el Partido Popular y la CUP. En las últimas elecciones hubo apenas 30.000 votos de diferencia entre los tres partidos (366.000 votos logró CSQP, 348.000 el PP y 336.000 la CUP). Los tres lucharán hasta el último voto por lograr representación en las provincias pequeñas, como Tarragona, Girona o Lleida, donde no lo tienen garantizado. Por ejemplo, Catalunya Si que Es Pot se quedó sin representación en el 2015 en Lleida.
El PP está viendo como Inés Arrimadas está capitalizando el voto constitucionalista en la región pese haber sido Rajoy el que ha aplicado el artículo 155 y la notable presencia del presidente en Cataluña (este sábado vuelve a estar). El referéndum pactado de Podemos no acaba de cuajar en una situación tan polarizada y la crisis de Podem con la dimisión de Dante Fachín pasa factura a Xavier Domenech, al que el partido trata de darle más visibilidad desde el Congreso. Da la sensación de que se ha quedado en tierra de nadie o en todo caso cercano al soberanismo.
El dato que refleja las malas perspectivas para los morados es que la campaña de los 'Comunes' ha reclutado finalmente a Iñigo Errejón para la recta final. El diputado, muy activo en el tema catalán, se había mostrado dispuesto a ayudar en todo lo posible a la confluencia, algo que en un principio no gustó a la dirección estatal, que finalmente ha acabado cediendo.
La CUP, por su parte, parece que pese haber tutelado buena parte del procés y ser de los partidos más coherentes en sus postulados, cae en intención de voto. El no tener consellers en prisión o en Bruselas y librarse de las medidas del 155 apunta a que tendrá su coste electoral.
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