Los galardones llegan a la treintena con el reto de relevar a su creador

  • Oviedo.- Don Felipe de Borbón ha convocado hoy, al finalizar la ceremonia de entrega de los premios Príncipe de Asturias, la trigésima edición de unos galardones concedidos por una Fundación que deberá afrontar, coincidiendo con este aniversario, el reto de relevar a su creador, el periodista Graciano García.

El Príncipe aboga por trabajar "codo con codo" frente a la crisis y el paro
El Príncipe aboga por trabajar "codo con codo" frente a la crisis y el paro

Oviedo.- Don Felipe de Borbón ha convocado hoy, al finalizar la ceremonia de entrega de los premios Príncipe de Asturias, la trigésima edición de unos galardones concedidos por una Fundación que deberá afrontar, coincidiendo con este aniversario, el reto de relevar a su creador, el periodista Graciano García.

El Patronato de la Fundación deberá buscar ahora el perfil adecuado para sustituir a García en el cargo de director y cumplir así los estatutos de la institución, reformados en 2007, que fijan en setenta años la edad límite para ocupar cargos directivos.

Nacido en Moreda, en el concejo minero asturiano de Aller, pocos meses después de la finalización de la Guerra Civil, el director de la Fundación Príncipe soñó en los primeros años de la incipiente democracia con una institución que vinculase el restaurado título de Príncipe de Asturias con la tierra que le daba nombre.

Después de haber impulsado y dirigido las publicaciones "Asturias Semanal" y "Asturias Diario Regional", García contó con el respaldo del entonces jefe de la Casa del Rey, el también asturiano Sabino Fernández Campo, para empezar a definir su proyecto.

Tras obtener el respaldo de la Corona y pasar "los años más duros" de su vida, el 24 de septiembre de 1980 se constituyó la Fundación Príncipe dirigida por su principal impulsor y presidida por el financiero Pedro Masaveu, al que sucederían Plácido Arango, José Ramón Álvarez Rendueles y Matías Rodríguez Inciarte.

El objetivo, ha rememorado García en varias ocasiones, era lanzar al mundo, a través de unos premios, un mensaje en favor de la paz, la tolerancia y la concordia que dejara atrás "la carga pesimista" que arrastraba España desde hacía siglos y que impedía a sus ciudadanos realizar sus "mejores proyectos" desde la unidad.

Aquel "pequeño grupo de valerosos idealistas" como se refirió el Príncipe a los fundadores de la Fundación al cumplirse su vigésimo quinto aniversario, puso en marcha unos galardones convertidos con el paso del tiempo en los Nobel de habla hispana.

En esos primeros años, la lista de premiados distinguió a personalidades como la escritora María Zambrano, un gesto que suponía un reconocimiento al exilio español tras la guerra civil, y que tendría una prolongación en los premios concedidos después a Claudio Sánchez Albornoz o Josep Tarradellas.

Hijo predilecto de Aller y adoptivo de Oviedo, medalla de oro de Asturias, García está en posesión también de la Encomienda de la Orden del Mérito Civil tras casi tres décadas de dedicación intensiva a los Premios Príncipe, que no le han impedido promover también iniciativas culturales como las editoriales Naranco y Nobel.

Remiso a elegir un momento concreto de los vividos en este periodo, el director de la Fundación ha rememorado en los últimos días a premiados como Nelson Mandela, Stephen Hawking, Isaac Rabin, Yaser Arafat o el de dos neoyorquinos universales como Arthur Miller o Woody Allen, que tuvieron que acudir a Oviedo para conocerse.

García, desde su carácter afable y cercano, ha dejado su huella en premiados y jurados desde 1981 y asegura que espera seguir colaborando con la Fundación con otras responsabilidades, "dejando paso a los que puedan venir y aportar energías y otras ideas".

El himno de Asturias volvió a cerrar, un año más, la ceremonia de entrega de unos galardones y una larga etapa de una Fundación regida por un responsable que recibió en 2004 con un sonoro "bienvenido, maestro" al reportero polaco Ryszard Kapuscinski, y reiteró así su convicción de que su profesión nunca fue la de director. "Yo sólo soy periodista", sigue proclamando.

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