Los hijos de la Revolución de Terciopelo se rebelan

  • La nueva generación, nacida después de la revolución que derrocó hace 20 años al régimen comunista checoslovaco, no está ni mucho menos satisfecha con lo que consiguieron sus padres. Un grupo de jóvenes checos se está organizando para exigir reformas legislativas y más control sobre los partidos políticos.
Dos actores elevan un manojo gigante de llaves, símbolo de la Revolución de Terciopelo de 1989, en una manifestación por las calles de Praga (noviembre 2009).
Dos actores elevan un manojo gigante de llaves, símbolo de la Revolución de Terciopelo de 1989, en una manifestación por las calles de Praga (noviembre 2009).
Peter Josek | GlobalPost para lainformacion.com
Bruce I. Konviser | GlobalPost para lainformacion.com
Bruce I. Konviser | GlobalPost para lainformacion.com

(Praga, República Checa). Ya hace 20 años que los jóvenes de Checoslovaquia iniciaron la revolución que terminó derrocando al régimen comunista. Ahora, un número significativo de los herederos de aquellos jóvenes está descontento con la cultura política que sus padres contribuyeron a establecer. De hecho, un grupo de jóvenes checos está reclamando cambios a las autoridades; y sus demandas recuerdan en parte a las de la Revolución de Terciopelo de 1989.

Inventura Demokracie, un grupo de estudiantes formado por un núcleo central de 15 líderes y 1.700 seguidores en Facebook, exige reformas en el sistema político checo, que consideran en peligro por la apatía de los ciudadanos, la corrupción y el cinismo, según explica la portavoz de la plataforma, Silvie Mitlenerova, una joven de 21 años estudiante de Ciencias Políticas.

Pero no quieren una revolución, aclara Mitlenerova: "Nos gustaría mejorar la comunicación entre los políticos y la gente", afirma. "No le echamos la culpa únicamente a los políticos, sino también a la gente".

Nacida un año después de la Revolución de Terciopelo, la generación de Mitlenerova es la primera que se ha criado en democracia. Dicen que son lo suficientemente inteligentes como para ver los fallos del sistema actual, pero también lo son como para buscar el consejo de los políticos más veteranos y maximizar así su capacidad de conseguir reformas.

Estos estudiantes son más partidarios de convencer a los políticos detrás de unas puertas cerradas. El mes pasado, en los días previos al aniversario de la revolución checa, Inventura Demokracie llamó a las puertas de los políticos para presionarles en cuatro áreas específicas. Llamaron a la iniciativa "Hacednos un regalo".

En su lista de quejas piden que se recorte la inmunidad parlamentaria, que se hagan reformas en el proceso legislativo, que se controle el papel de los lobbies y que se cambie el método de elección de los consejos de los medios de comunicación.

Casi todos los líderes políticos con los que contactaron accedieron a reunirse con ellos. Todos menos Mirek Topolanek, que fue primer ministro hasta que su coalición de centro derecha perdió el poder tras una moción de censura la pasada primavera.

"Topolanek se ha negado a vernos", dice la portavoz del grupo. "Nos dijo que la aburrimos".

En cambio, Jiri Paroubek, el líder de los socialdemócratas, el partido de centro-izquierda más grande del país, no sólo recibió a los estudiantes, sino que les dijo que estaba de acuerdo en todo lo que reclaman.Pero para Mitlenerova, el encuentro con Paroubek no tuvo mucho sentido: "Repitió 'cuando sea primer ministro aprobaré todo esto, pero hasta entonces no puedo ayudaros'. Se ciñó a esa frase".

Ondrej Liska, de 32 años y presidente del Partido Verde, también se ha mostrado receptivo a las peticiones de los estudiantes, pero dice que no está en posición de poder ofrecerles mucha ayuda, dado que su partido está luchando por mantener el 5 por ciento de apoyo popular que necesitan para continuar en el parlamento.

El conde Karel Schwarzenburg, el antiguo ministro de Exteriores que ahora lidera el nuevo partido TOP 09, cautivó a los estudiantes con su sinceridad:"Habló con mucha claridad y sencillez; y estuvo de acuerdo con nosotros", dice Mitlenerova.Fue tan directo, de hecho, que levantó sospechas. "No puede ser un político; hay algo que huele mal… pero a lo mejor no", asegura Mitlenerova. "Creo que no está en política por dinero, porque tiene dinero suficiente".

Precisamente ese parece ser el mayor atractivo de Karel Schwarzenburg, un aristócrata con una fortuna considerable y unos valores morales en línea con los de su amigo Vaclav Havel, que tiene una imagen pública libre de posibles reproches. Su partido TOP 09 obtiene regularmente entre el 10 y el 15 por ciento de apoyo en las encuestas de opinión, una cifra excepcionalmente alta para una formación que acaba de nacer.

Al final "no conseguimos llegar muy lejos", reconoce Mitlenerova, aunque añade que para nada se sienten desanimados. El grupo había pensado diluirse tras el 20 aniversario de la revolución, pero finalmente han decidido continuar sosteniendo la llama.Jiri Boudal, otro miembro de Inventura Demokracie, asegura que le gustaría centrarse ahora en presionar a la gente para que participe más en la vida política, como sucede en otros países europeos.

"Mi objetivo es ayudar a fundar un centro para la educación cívica", dice. "En Alemania hay anuncios públicos en televisión diciendo cómo participar para cambiar tu entorno, en lugar de quedarte sentado quejándote".

Vladimira Dvorakova, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Praga asegura que se necesita urgentemente una reforma política y reconoce que le emociona el entusiasmo de los estudiantes: "Pueden conseguir mucho, o nada. Si tratan de cambiarlo todo en un año, se sentirán frustrados".Según ella, la escasa cultura de participación política se debe a la imperante arrogancia e inseguridad de los políticos. El resultado es una falta de discurso civil, lo que hace que la gente se desvincule del proceso y se muestre reacia a criticar a quienes están en el poder. "No queremos este tipo de comportamiento entre nuestros políticos", admite Dvorakova. "Necesitamos hacer cambios hacia una democracia liberal basada en el imperio de la ley".

Jaroslava Gajdosova, profesora de Sociología de la Universidad Angloamericana en Praga asegura que se podría estar perfilando el inicio de una nueva era. "Cada generación tiene su horizonte. Para la generación que acabó con el comunismo, su horizonte se está apagando", afirma.

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