Los malienses deberán celebrar segunda vuelta para conocer a su presidente

  • Los habitantes de Mali deberán esperar a una segunda vuelta electoral, prevista para el próximo 11 de agosto, para conocer quién será el nuevo presidente de este país, según los datos del escrutinio de los comicios celebrados el pasado 28 de julio.

Idrissa Diakité

Bamako, 2 ago.- Los habitantes de Mali deberán esperar a una segunda vuelta electoral, prevista para el próximo 11 de agosto, para conocer quién será el nuevo presidente de este país, según los datos del escrutinio de los comicios celebrados el pasado 28 de julio.

A la segunda vuelta concurrirán los dos candidatos más votados el día 28, el ex primer ministro Ibrahim Bubacar Keita y el extitular de Finanzas Sumaila Cissé.

Bubacar, quien se perfila como favorito en la segunda vuelta, obtuvo el 39,07 por ciento de los votos, casi veinte puntos de diferencia con respecto a Cissé, que alcanzó el 19,44 por ciento.

Según los datos aportados por el ministro maliense del Interior, Musa Sinko Culibaly, la participación se situó en el 51,5 por ciento.

La única mujer que presentó su candidatura, Haidara Aichata Cissé, apenas alcanzó el 0,76 por ciento de los sufragios, según los datos del recuento, todavía provisionales y que deberán ser validados por el Consejo Constitucional.

En declaraciones a Efe, Keita hizo un llamamiento a la calma y manifestó: "Estoy muy tranquilo. Soy y seguiré siendo republicano."

El director de campaña de Keita, Abdulaye Maiga, hizo hincapié en la necesidad de que los partidarios del ex primer ministro sigan su mensaje de calma y movilización.

Por su parte, en la candidatura de Cissé se reconoce la notable ventaja obtenida por Keita, aunque se pone de manifiesto la necesidad de que la segunda vuelta transcurra con "transparencia".

"Nuestro candidato ha exigido siempre transparencia. Vamos a extraer las conclusiones de esta primera vuelta ante la cita del 11 de agosto", afirmó Magasuba, vicepresidente de la Unión por la República y la Democracia (URD), el partido de Cissé.

El próximo domingo comienza una nueva campaña electoral, de apenas una semana de duración, en la Keita y Cissé tratarán de captar el voto de ese 48 por ciento de electores que en la primera vuelta se decantó por cualquiera de los otros 25 candidatos en liza.

La primera vuelta se ha desarrollado en calma y sin incidentes destacables en todo Mali, que trata de superar una grave crisis política, institucional y de seguridad, que comenzó en marzo de 2012 con el derrocamiento en un golpe de Estado del presidente constitucional, Amadu Tumani Turé.

Tras ese golpe de Estado, el grupo separatista tuareg Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) proclamó, en abril de 2012, la independencia de la región septentrional de Mali, un extenso territorio de 850.000 kilómetros cuadrados del que el ejército regular maliense fue expulsado ante su manifiesta debilidad para contener a los secesionistas.

En junio de ese mismo año, tres grupos salafistas y yihadistas -Ansar Al Din, Monoteismo y Yihad en África Occidental (MYAO) y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)- se hacen fuertes en la región norte de Mali, de cuyo control desplazan al MNLA y establecen un sistema basado en una versión rigorista de la "sharía", la ley islámica.

Ante la debilidad del ejército y de las propias estructuras estatales, a comienzos de 2013 los tres grupos salafistas emprendieron un avance hacia el sur, que amenazó incluso a la capital de Mali, Bamako.

Dicho avance tan solo pudo ser detenido por la intervención de una fuerza expedicionaria francesa (avalada por la comunidad internacional y africana, en particular) que el pasado 12 de enero puso en marcha la denominada "Operación Serval", con la que se consiguió, primero, frenar el avance salafista y, después, hacer retroceder a estos grupos.

De este modo, el Gobierno de Bamako, con el apoyo de las tropas francesas y de la Misión de la ONU para Mali (MINUSMA), pudo recuperar el control de la totalidad del país, una condición indispensable para poder celebrar los comicios presidenciales, que deben ser el primer paso de una transición política que devuelva al país a la normalidad constitucional.

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