Los países árabes exigen al presidente sirio más acción y menos palabras

  • Más acción y menos palabras es el mensaje que los líderes árabes reunidos en Bagdad lanzaron al presidente sirio, Bachar al Asad, después de que Damasco haya aceptado el plan del enviado especial para Siria, Kofi Annan, que hoy fue refrendado en Irak.

Susana Samhan

Bagdad, 29 mar.- Más acción y menos palabras es el mensaje que los líderes árabes reunidos en Bagdad lanzaron al presidente sirio, Bachar al Asad, después de que Damasco haya aceptado el plan del enviado especial para Siria, Kofi Annan, que hoy fue refrendado en Irak.

El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, fue claro a ese respecto durante su discurso ante la XXIII cumbre árabe, en el que destacó que espera "un compromiso serio para un cese inmediato de la violencia".

Al Arabi consideró que "ha aparecido un rayo de esperanza con la aceptación de los seis puntos del plan del enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe, Kofi Annan", aunque "ahora la pelota está en manos sirias".

Esa propuesta busca, entre otras cosas, un cese de las hostilidades en Siria bajo la supervisión de la ONU, la puesta en libertad de los detenidos en las protestas antigubernamentales y el envío de ayuda humanitaria.

El responsable panárabe no especificó ni en su alocución durante la reunión ni en la rueda de prensa final qué medidas tomará la Liga Árabe si el régimen de Al Asad no cumple con la iniciativa de Annan.

Se limitó a recordar que "a Al Asad se le han dado ya varias oportunidades. Ahora, el asunto lo llevan el Consejo de Seguridad de la ONU y el enviado conjunto Kofi Annan".

Al Arabi insistió en la coordinación entre la Liga Árabe y la ONU sobre Siria, ejemplificada en la asistencia a la cumbre árabe del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien instó al presidente sirio a convertir sus palabras en acciones porque "los vientos de cambio no cesarán".

Las resoluciones acordadas en la cumbre no contuvieron ninguna sorpresa y todo se desarrolló según lo esperado.

Los árabes expresaron "un fuerte respaldo" a la misión de Annan, pidieron la retirada de los militares de las ciudades sirias, rechazaron cualquier intervención extranjera e instaron a un diálogo político entre el Gobierno y los grupos opositores.

También condenaron "las graves violaciones de los derechos humanos" contra los civiles sirios y calificaron la masacre del barrio de Baba Amr, en el bastión opositor de Homs, como un "crimen contra la humanidad", por lo que solicitaron que los responsables de la misma sean castigados.

Además, llamaron a la oposición siria a unir sus filas para poder entablar un diálogo serio.

En la reunión, no solo se abordó el asunto de Siria, sino también otros temas como el conflicto palestino-israelí, la situación en el Yemen, la reforma de la Liga Árabe y el desarme nuclear de la región.

La cumbre de Irak ha sido la primera que se ha celebrado en este país desde hace más de dos décadas.

El ministro iraquí de Exteriores, Hoshiyar Zebari, aseguró que con este evento "Irak vuelve a estar en pie, es el mayor logro de esta gran nación".

Pese a que solo participaron diez jefes de Estado de los 22 de la Liga Árabe, ya que el resto enviaron delegaciones de menor nivel, Zebari se mostró satisfecho por la participación, "teniendo en cuenta la situación actual de la región".

Y es que esta cumbre ha sido la primera tras el estallido de la primavera árabe, que ha traído caras nuevas a la mesa de negociaciones como el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, Mustafá Abdulyalil, o el presidente tunecino, Moncef Marzuki.

También asistieron mandatarios como los presidentes de Sudán, Omar Hasan al Bachir, el libanés, Michel Suleimán, o el dirigente palestino Mahmud Abás.

Uno de los protagonistas de la jornada fue el jeque Sabah Al Ahmad al Sabah que hoy se convirtió en el primer emir de Kuwait que visitaba Irak desde la invasión de las tropas del dictador Sadam Husein en 1990.

En su intervención en la cumbre expresó su apoyo al pueblo iraquí para superar sus heridas: "El dolor de Irak es nuestro dolor, y hoy estamos al lado del hermano pueblo iraquí para superar esas heridas", aseguró.

La reunión de jefes de Estado de Bagdad también ha estado marcada por el imponente dispositivo de seguridad, con más de mil policías y militares desplegados en las calles de la capital, que no impidió que hoy se registrara un explosión en el centro de la ciudad, sin víctimas.

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