Los presos de Guantánamo esperanzados ante su posible traslado

    • La negociaciones para el traslado de presos de la prisión de Guantánamo ha creado cierta "esperanza" entre los detenidos que aún permanecen allí.
Los presos de Guantánamo encuentran "esperanza" ante su posible traslado
Los presos de Guantánamo encuentran "esperanza" ante su posible traslado

La negociaciones para el traslado de presos de la prisión de Guantánamo ha creado cierta "esperanza" entre los detenidos que aún permanecen allí y contribuido a mejorar la situación en el recinto penitenciario al disminuir el número de reos en huelga de hambre.

En una entrevista conjunta con Efe y el diario Miami Herald, el contraalmirante Richard Butler, el más alto mando al frente del penal, explicó que las conversaciones que el Gobierno estadounidense mantiene con otros países para cerrar la prisión también han influido en la reducción del número de presos que han optado por dejar de comer en protesta por su situación.

"Creo que tiene un impacto seguro. Si ven que un detenido ha sido trasladado fuera de aquí, ellos sienten cierta esperanza de que pueden ser el siguiente", apuntó Butler.

"Tan pronto se hace público un anuncio sobre un traslado, ellos lo saben y empiezan a hablar de ello. Pero además ya lo empiezan a sospechar antes de que pase, cuando empezamos con los procesos administrativos. (...) Saben cómo funcionan las cosas, llevan aquí 12 años y han visto cómo se trasladaban a alrededor de 645 detenidos", agregó el contraalmirante.

Butler confirmó que en las últimas semanas un representante de un país hispanohablante viajó a la base para avanzar en las negociaciones, mientras que esta semana el presidente de Uruguay, José Mujica, informó de que su país podría acoger a cinco de los 154 presos que aún siguen en la prisión.

El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció su intención de cerrar el penal antes de que finalice el año, y aunque avanzan las conversaciones con naciones extranjeras, existen muchos obstáculos para su ejecución, como los 86 presos yemeníes cuyo país de origen se encuentra en una situación de inestabilidad que no ofrece garantías para su repatriación.

Por otra parte, aunque las huelgas de hambre son una práctica común dentro de la prisión, el verano pasado Guantánamo asistió a una de las protestas más secundadas por los presos, y hasta 106 de ellos llegaron a dejar de comer, 46 de ellos tuvieron que ser alimentados artificialmente y varios de ellos incluso fueron hospitalizados.

Según el contraalmirante "unas dos docenas de detenidos" necesitan todavía ser alimentados en la actualidad de manera artificial debido a las consecuencias de la huelga de hambre que aún secundan, aunque algunos de ellos colaboran en ese proceso.

Butler, que se incorporó al puesto el verano pasado en uno de los momentos más álgidos de la protesta, calculó que alrededor del 70 por ciento de los presos están ahora en zonas comunes -donde comen, rezan, se ejercitan y ven la televisión juntos-, a las que solo tienen acceso si comen normalmente y dejan de autodenominarse como "huelguistas".

"En gran medida (el número) fue disminuyendo y abandonaron la huelga de hambre por su cuenta, o dejaron de decir que estaban en huelga de hambre, digámoslo de este modo", relató el contraalmirante.

"Tratamos de ser coherentes y decirles que si iban a decir que estaban en huelga de hambre nosotros no íbamos a dejar de llevar a cabo nuestro plan, ni íbamos a dejar de vigilarlos y observarlos", agregó en referencia a que, según el Gobierno estadounidense, muchos de ellos se proclamaban huelguistas pero luego comían a escondidas.Desde 2013 han sido trasladados 12 presos

Desde que Obama reiteró su compromiso de cerrar la prisión en mayo de 2013, han sido trasladados 12 presos, este mes el último de ellos, el argelino Ahmed Belbacha, que llegó a ser uno de los que se unieron a las protestas y dejaron de comer.

No obstante, la mayor dificultad para el cierre de la prisión reside en aquellos 48 detenidos que no pueden ser liberados, debido a que suponen un serio peligro para la seguridad nacional, ni juzgados, porque o no hay pruebas suficientes en su contra o las evidencias están gravemente devaluadas por la tortura.

Qué hacer con los 15 detenidos de "alto valor" que deberían ser juzgados en territorio estadounidense si finalmente se cierra la cárcel es otra de las incógnitas que aún quedan por resolver.

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