Los resultados del 24-M avanzan un Congreso ingobernable

    • En la serie histórica de las elecciones, los resultados de los comicios autonómicos y locales han sido preludio de los generales.
    • Si se extrapolan los datos, el futuro Congreso será un mosaico de fuerzas y alianzas de malabarista.
    • Habrá que olvidarse de las mayorías absolutas durante años, dicen los expertos.
Entrada al Congreso de los Diputados.
Entrada al Congreso de los Diputados.

Extrapolar los resultados de las elecciones autonómicas y municipales de este pasado domingo a unas eventuales generales es un ejercicio que hay que tomar con todas las cautelas, pero que contesta a una de las grandes preguntas que se plantean tras los comicios. Con estos datos, ¿quién sería el próximo presidente del Gobierno?

El primer dato que queda claro es que el PP perdería la mayoría absoluta que ahora tiene en el Congreso, fijada en los 176 escaños. Los 'populares' han perdido todas sus mayorías absolutas en estas elecciones y se verán desplazados del poder por bloques de izquierda. Han sido la fuerza más votada (6.032.496 votos) pero apenas con un 27% de sufragios. Un descenso considerable si lo comparamos con los resultados de 2011: pierde casi dos millones y medio de sufragios-once puntos- y 3.575 concejales, en las que son las peores elecciones municipales desde 1991.

Los socialistas, por su parte, se dejan 700.000 votos y alrededor de mil concejales en toda España. El PSOE ha logrado el 25% de los votos (5.587.084), casi tres puntos por debajo de los conseguidos hace cuatro años, pero el partido se ha visto sin duda beneficiado por el hundimiento del PP y la posibilidad de formar pactos de gobierno con otras formaciones de izquierda, principalmente Podemos.

La entrada de esta fuerza, que ha irrumpido en todos los parlamentos autonómicos y ha logrado-en sus candidaturas de unidad popular-ayuntamientos clave como Madrid y Barcelona, junto a la implantación de Ciudadanos a nivel nacional dan lugar a una nueva forma de entender la política. Una política-mosaico, sujeta a las alianzas y las negociaciones.

Las elecciones del 24-M han dejado los ayuntamientos y parlamentos más fracturados de la historia de la democracia, y así también lo sería un hipotético Congreso. Fragmentado al máximo, sin mayorías, y con alianzas complejas. En este ejercicio de política ficción, tomado con todas las cautelas, sí se pueden avanzar, si no resultados, sí tendencias de voto.

Así lo ha constatado un análisis de la evolución del voto en las elecciones municipales y autonómicas celebradas hasta ahora, en comparación con los resultados logrados después por los partidos en las generales. Varias salvedades deberán tenerse en cuenta. En especial que Podemos ha concurrido a las elecciones locales renunciando a su propia marca y en forma de candidaturas de unidad popular, o que tanto este partido como Ciudadanos no han presentado candidatos en todos los municipios españoles, como sí hace el PP.

Como conclusión, una vez comparada la evolución del voto en las elecciones celebradas hasta ahora, sí se puede concluir que la fuerza más votada en las municipales, lo fue también en las generales posteriores.

Así, por ejemplo, la victoria rotunda del PP en las elecciones de noviembre de 2011, con 10.830.693 votos (186 escaños) vino precedida de otra en las municipales, celebradas en mayo de ese mismo año. En ellas, los populares lograron 8.474.031 papeletas. En ambos comicios, la distancia con respecto a los socialistas fue notable: cuatro millones de votos en las generales y más de dos en las locales. El PSOE consiguió en aquellas generales 110 escaños.

IU, tercera fuerza en ambas elecciones, logró un resultado prácticamente similar en una y otra: 1.424.119 en las municipales y 1.680.810 en las generales, mientras que UPyD, partido hoy prácticamente desaparecido, registró un buen crecimiento: de 465.125 papeletas en las municipales a 1.140.242 en las generales.

La victoria de los populares en aquel año fue indiscutible: lograron el mayor poder que ha tenido un partido desde 1982, en gran parte, gracias a la reiterada negación de la crisis por parte de los socialistas. El PSOE, en caída libre, perdió más de 4'4 millones de votos y cosechó su peor resultado histórico. Pero los comicios fueron también fue un logro personal para Mariano Rajoy. Un líder 'discreto', a la sombra aún muy alargada de José María Aznar que lograba superar por tres escaños el récord del expresidente y convertir al PP en el partido en el que los españoles confiaban para superar una recesión económica que golpeaba ya con crudeza.

Tres años antes, Rodríguez Zapatero había revalidado de forma ajustadísima su segunda legislatura. En aquellas elecciones, celebradas el 9 de marzo de 2008, los socialistas lograron 11.289.335 votos (169 escaños) frente a los 10.278.010 del PP (153 escaños). Las municipales, celebradas un año antes, el 27 de mayo, dieron una victoria mínima a los populares ( 7.916.075 votos frente a 7.760.865). Fueron dos años de elecciones francamente discutidas, pero consolidaron el bipartidismo como nunca: 323 de los 350 escaños fueron para PP y PSOE. Los socialistas trataban en aquellos comicios de lograr una mayoría absoluta, no conseguida finalmente, y los populares en evitar una derrota que se preveía estrepitosa. Entonces, la 'batalla' entre ambas formaciones giraba en torno a cuestiones como la política antiterrorista o las reformas de los Estatutos de autonomía.

Las elecciones del 14 de marzo de 2004 se celebraron en un contexto muy particular: tres días antes, España había sido golpeada por el peor atentado terrorista de su historia. Los socialistas accedieron entonces al poder, al lograr 11.026.163 votos (164 escaños), frente a los 9.763.144 del PP (146 escaños). Las municipales, celebradas el 25 de mayo de 2003, habían avanzado también un gobierno socialista, aunque con resultados más ajustados: 7.999.178 de votos frente a 7.875.762. Sin duda, lo holgado de la victoria fue una sorpresa. El PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero no logró la mayoría absoluta, pero sí suficiente para gobernar con comodidad, en gran parte tras lograr seducir con su propuesta de "cambio tranquilo". Zapatero aglutinó entonces el voto útil, algo que se apreció en el descenso registrado por IU. Fueron también unas elecciones de alta participación, un factor que tradicionalmente ha beneficiado a los gobiernos de izquierda.

En los anteriores comicios, celebrados el 12 de marzo de 2000, el PP obtuvo la mayoría absoluta, con 182 diputados, frente a 125 del PSOE. En aquella ocasión, la diferencia fue notable: 10.321.178 votos para los 'populares', frente a los 7.918.752 de los socialistas. Las municipales, en cambio, no habían previsto una brecha tan acusada. Un año antes, el PP lograba 7.334.135 papeletas, y 7.296.484 el PSOE.

Fueron las del 2000 unas elecciones históricas también para la derecha y para su entonces presidente José María Aznar. La debacle de los socialistas fue interpretada como una suerte de castigo por el pacto con IU intentado por el candidato Joaquín Almunia, que presentó su dimisión. El PSOE perdió entonces 1'6 millones de votos. Con el centro izquierda en caída libre, por primera vez en la historia de la democracia en España, el PP superaba la suma de PSOE e IU. El resultado permitió a Aznar gobernar con holgura, y sin necesidad de contar con CiU, anteriores socios de gobierno. Con su victoria, España se convirtió en un rara avis en el resto de Europa, trufada de victorias de izquierda.Un Congreso muy fragmentado

¿Es posible extrapolar los resultados de unos y otros comicios? La pregunta se plantea con cautela a los expertos. "Los resultados son indicativos", opina Jorge Santiago, ‎director de formación y consultoría del Centro Internacional de Gobierno y Márketing Político, que considera que el giro a la izquierda que se ha producido tras estas elecciones "es un aviso a navegantes". "Creo que el PP y el PSOE deben tomar nota muy en serio de lo que ha sucedido. De aquí a seis meses va a haber elecciones generales y si estos datos se traducen, tendrían muchísimos problemas para formar gobierno".

Estaríamos, opina Santiago, ante un Congreso fragmentadísimo, mosaico de distintas opciones políticas. "Desde el punto de vista ciudadano me gusta porque hay variedad, porque ha llegado el momento de la política con mayúsculas, del consenso. Pero desde el punto de vista político, lo van a tener muy difícil. Tendremos que olvidarnos de las mayorías absolutas para años, al menos dos legislaturas", asegura. Un Congreso, dice este experto, donde se van a tener que negociar todas y cada una de las leyes.

¿Qué lección deben extraer las fuerzas mayoritarias?¿Es posible que los populares se recuperen de aquí a las generales? "Hasta ahora, los ojos estaban puestos en el PP, porque la incertidumbre era ver hasta donde llegaba la caída", razona Santiago, "pero ahora, todo dependerá de lo que hagan los partidos que gobiernan, de cuáles son sus primeras medidas. La gente ha pedido cambio, ha votado por el cambio, pero ahora le van a tener que demostrar que pueden gobernar mejor de lo que han hecho hasta ahora. Las generales no van a depender tanto de lo que haga el PP como de lo que hagan lo partidos que ahora empiezan su camino de gobierno".

"Los españoles no quieren una política agresiva de descalificaciones, de ataques personales", considera, por su parte, el sociólogo José Juan Toharia, presidente de Demoscopia. En una entrevista en TVE, Toharia ha advertido, no obstante de que los resultados de este pasado domingo demuestran que "la ciudadanía ha comprendido que haya alternativas distintas a PP y PSOE, no que se prescinda de PP y PSOE. Sería insensato pensar que van a desaparecer del mapa", ha explicado.

Según este experto, los políticos deberían esforzarse en recuperar el espíritu de la Transición. "La memoria que ha quedado es la de una época en la que , defendiendo a tope sus ideas, se llegaba a compromisos, se podía pactar, llegar a esa definición maravillosa de democracia que es un equilibrio armónico de concesiones mutuas", ha explicado, "la democracia solo es posible si cada parte cede un poco de lo que pretende en aras de alcanzar el acuerdo, de servir mejor al bien común. Y eso requiere de un talante especial. Cuando las buenas formas se pierden, los ciudadanos lo penalizan". En su opinión, lo que ahora le ha ocurrido, en especial al PP.

Mostrar comentarios