Los talibanes abren oficina en Doha para negociar solución a conflicto afgano

  • El movimiento afgano talibán abrió hoy una oficina en Doha, capital del emirato de Catar, que permita iniciar las negociaciones con Kabul con el objetivo de hallar una solución política al conflicto, tras una serie de intentos fallidos.

El Cairo, 18 jun.- El movimiento afgano talibán abrió hoy una oficina en Doha, capital del emirato de Catar, que permita iniciar las negociaciones con Kabul con el objetivo de hallar una solución política al conflicto, tras una serie de intentos fallidos.

El portavoz de la oficina de los talibanes, Mohamed Naim, aseguró en una rueda de prensa que este paso supone "un medio para el entendimiento y para el comienzo de las conversaciones".

Aunque en ningún momento mencionó directamente al Gobierno afgano, Naim destacó que la nueva iniciativa busca apoyar el proceso político y hallar una solución pacífica que garantice la independencia de Afganistán y devuelva la seguridad al país.

Otros objetivos de la oficina, señaló, son la preparación del proceso de paz con Estados Unidos, la participación en reuniones con los afganos, la difusión de comunicados políticos y la continuación de los contactos con la ONU y otras organizaciones internacionales y no gubernamentales.

Según el portavoz, esta oficina que representa al emirato islámico de Afganistán (talibán) estará presidida durante tres años por Mohamed al Taib Aga.

Naim, que justificó su lucha para poner fin a la "ocupación", agregó que su movimiento también pretende establecer un "gobierno justo para todo el pueblo afgano" y lazos con los distintos países.

En la conferencia estuvo presente el asistente del ministro catarí de Asuntos Exteriores, Ali al Hayiri, quien mostró su confianza en que el trabajo de la oficina permita restablecer la paz y la seguridad en Afganistán, solucionar el conflicto y facilitar la entrega de ayuda humanitaria a la población.

Al Hayiri destacó que "el diálogo y las negociaciones son el único medio para restaurar la paz en Afganistán", y recordó que Catar ha desplegado en los últimos meses "intensos" esfuerzos para acercar las posturas de Estados Unidos y los talibanes.

Desde Estados Unidos, altos funcionarios del Ejecutivo de ese país afirmaron que los talibanes iniciarán negociaciones directas de paz con el Gobierno afgano, en las cuales Washington tendrá un papel de apoyo.

"Son negociaciones entre los afganos, no conversaciones entre Estados Unidos y los talibanes", precisaron las fuentes.

Según EEUU, la participación en el diálogo de los talibanes y otros grupos insurgentes está condicionada a que esas organizaciones rompan sus vínculos con la organización terrorista Al Qaeda, pongan fin a la violencia y respeten la Constitución de Afganistán, incluidos los derechos de las mujeres y las minorías.

Más de once años después de la invasión estadounidense y la caída del régimen talibán, el movimiento integrista, la comunidad internacional y las autoridades afganas vuelven a apostar por el diálogo después del fracaso de las últimas iniciativas pacíficas.

Un proceso liderado por Kabul resultó seriamente afectado a finales de 2011 con el asesinato en un atentado suicida del expresidente Burhanudín Rabbani, que dirigía el Consejo de Paz afgano encargado de pilotar las negociaciones.

EEUU lo intentó unilateralmente a principios de 2012 mediante encuentros también en Catar, pero los talibanes pusieron fin a este diálogo al cabo de un par de meses alegando que Washington no mostraba un compromiso serio.

En febrero, Karzai ya avanzó en una conferencia tripartita entre Afganistán, Pakistán y el Reino Unido que intentaría abrir una nueva vía de diálogo con los talibanes en Catar.

La inauguración de la oficina en ese país del Golfo coincide con el inicio anunciado por Karzai del traspaso definitivo de la seguridad a las fuerzas locales y un nuevo ataque talibán que costó la vida a tres civiles en la capital afgana.

"A partir de mañana las fuerzas afganas llevarán la iniciativa en la responsabilidad de la seguridad en Afganistán", afirmó el mandatario en una ceremonia para marcar la fase final de un proceso que comenzó en 2011 y concluirá en 2014.

Durante la última fase de la transición, la Policía y el Ejército afganos relevarán de manera gradual a las tropas internacionales de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) de los 95 distritos -algunos en violentas provincias del sureste- que todavía están bajo su control.

Las tropas de la ISAF llegaron a contar en el país asiático con unas 140.000 unidades y han ido transfiriendo el control de la seguridad al Ejército afgano, que cuenta con 350.000 soldados.

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