Los ucranianos recuerdan la represión de Maidán

  • Los ucranianos conmemoran este sábado la represión sangrienta del Maidán en Kiev, epicentro de la contestación proeuropea hace dos años, entre el orgullo de haber cambiado el curso de la historia y la decepción por la lentitud de los cambios que reclamaban.

Durante la jornada está previsto un desfile por la alameda de la Centuria Celeste, en la que murió la mayoría de las más de 100 víctimas de la represión. Por la noche se alumbrarán los lugares donde los manifestantes perdieron la vida. Y habrá concentraciones de soldados que combatieron en el este separatista prorruso.

Los dos últimos años han sido más que convulsos. Después de la caída del gobierno prorruso del presidente Viktor Yanukovich en febrero de 2014, Rusia se anexionó en tres semanas la península ucraniana de Crimea y poco después estalló una guerra en el este del país que ha causado más de 9.000 muertos.

La justicia ha procesado a más de 250 presuntos responsables de las matanzas, pero no se ha pronunciado ninguna pena contundente.

El nivel de vida de la población ha caído drásticamente debido a la depreciación de la moneda y la inflación. Y el país quedó atrapado en debates políticos entre dirigentes prooccidentales y escándalos de corrupción que recuerdan las prácticas del gobierno anterior a Maidán.

Aquellos que participaron en los tres meses de contestación en la Plaza de la Independencia de Kiev, conocida como "Maidán", se alegran del cambio de mentalidad provocado por la revuelta, a pesar del desengaño con las autoridades actuales, a las que reprochan sobre todo su fracaso en la lucha contra la corrupción.

"Mis expectativas respecto la lucha contra la corrupción no se han cumplido, Pero somos capaces de conseguirlo. Estoy contento de que la gente siga movilizada desde Maidán", explica Konstantin Levitski, un estudiante de 30 años.

"En el ámbito moral los cambios fueron positivos. La gente ha dejado de tener miedo del poder. Derrocamos a la 'Familia de Yanukovich' (el poderoso clan político-financiero del expresidente), somos capaces de expulsar del poder a cualquiera si hace falta", afirma.

La frase suena como una advertencia al presidente Petro Poroshenko, uno de los hombres más ricos del país, cuya fortuna se ha multiplicado desde su llegada al poder a pesar de la crisis y de la guerra que había prometido parar en tres meses.

"Los que están en el poder no han cambiado. El presidente hizo una serie de promesas que ha incumplido", insiste el estudiante.

El abogado Roman Masselko, de 35 años, que ha defendido a los activistas detenidos durante la contestación, está convencido de que la impunidad corroe al sistema.

"El banquillo de los acusados es muy pequeño dos años después de la matanza, se procesa a simples ejecutantes", afirmó a la AFP. "Se ha saboteado deliberadamente la investigación (...) y el poder político es responsable de ello", estima Masselko.

De los 330 jueces acusados de haber dictado sentencias injustas contra los activistas de Maidán, "sólo diez fueron destituidos, una veintena son objeto de procedimientos judiciales penales y el 90% de ellos siguen trabajando", protesta.

A pesar de todo, el abogado es optimista: "Después de Maidán la sociedad ucraniana sabe que no hay puertas que no se puedan abrir".

Otros lo son menos. Kateryna Chevshenko, de 63 años, arremete contra los dirigentes que "utilizaron a los manifestantes". "Este año ni siquiera me pude comprar un vino espumoso por Año Nuevo. Y ahí arriba siguen robando", maldice esta jubilada que se manifestó noche y día en 2014 y está dispuesta a volver a empezar.

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