Los últimos desheredados, 12.000 trabajadores bangladesíes que huyen de Libia

  • Ras El Jedir (Túnez).- Más de 12.000 trabajadores de Bangladesh que se vieron obligados a huir de Libia permanecen desde entonces el paso fronterizo con Túnez de Ras el Jedir sin que el Gobierno de su país haya querido iniciar los trámites para su repatriación.

Un millón de personas necesitará ayuda por la crisis libia, según Naciones Unidas
Un millón de personas necesitará ayuda por la crisis libia, según Naciones Unidas

Ras El Jedir (Túnez).- Más de 12.000 trabajadores de Bangladesh que se vieron obligados a huir de Libia permanecen desde entonces el paso fronterizo con Túnez de Ras el Jedir sin que el Gobierno de su país haya querido iniciar los trámites para su repatriación.

Se trata del grueso de los aproximadamente 15.000 refugiados de Libia que continúan varados en ese paso y que plantean el mayor problema humanitario por el éxodo que ha desencadenado la guerra en el vecino país, ya que nadie quiere hacerse cargo de ellos.

"El gobierno de Bangladesh no los acepta porque, sencillamente, suponen una carga que se niega a asumir", manifestó a Efe el coronel del Ejército tunecino Fethi Bayoudh, coordinador del campamento de refugiados de Chucha, a un par de kilómetros de Ras el Jedir.

"En Chucha no hay una catástrofe humanitaria porque tenemos agua, comida y medicinas suficientes, con lo que hemos evitado la propagación de epidemias. El problema estriba en los refugiados de Bangladesh, ya que el resto han ido siendo repatriados", dijo el oficial.

"Desde el inicio de la rebelión en Libia por Ras el Jedir han cruzado más de 100.000 trabajadores árabes, africanos, del subcontinente indio y del sudeste asiático, pero la inmensa mayoría han regresado ya a su país excepto los de Bangladesh", precisó.

El coronel Bayoudh hizo un llamamiento a las organizaciones de ayuda de la comunidad internacional para que pongan en marcha un puente aéreo que permita su repatriación, "ya que en Túnez no podemos hacer más por ellos, aparte de acogerlos provisionalmente".

"No se trata de un cuestión humanitaria sino política", subrayó.

Bayoudh destacó la movilización que se ha producido en el pueblo tunecino para ayudar a los refugiados, un fenómeno que aseguró no tenía precedentes en este país pero que no puede resolver el limbo legal en que aún se encuentran los trabajadores bangladesíes.

Miles de activistas que protagonizan la revolución en Túnez que obligó en enero a huir al presidente Zine al Abedine ben Ali, y hace una semana llevó a la dimisión al primer ministro Mohamed Ganuchi, han vuelto sus ojos al sur para ayudar a los refugiados de Libia.

Desde hace tres días, son incesantes las caravanas de solidaridad de jóvenes revolucionarios tunecinos que parten por carretera en turismos, todoterrenos y camiones hacia este puesto fronterizo con mantas, colchones, comida y agua para auxiliar a los refugiados.

Con la supervisión del Ejército tunecino, el movimiento de solidaridad local ha permitido el abastecimiento de todo tipo de víveres y productos de primera necesidad en el campamento de Chucha, que cuenta con provisiones para muchos días.

La cantidad de ayuda llegada desde todo Túnez ha excedido las previsiones, lo que ha llevado a las emisoras de radio locales a hacer en los últimos días llamamientos a la población tunecina para que ahorre esfuerzos y reserve la ayuda para posibles próximas emergencias.

"Últimamente la llegada de refugiados ha bajado y por ahora no necesitamos más auxilio material. Lo que necesitamos es que el Gobierno de Bangladesh acepte la repatriación de los suyos, y en eso debe intervenir la comunidad internacional", insistió Bayoudh.

Preguntado por Efe, un trabajador de Bangladesh que desde hace una semana permanece con varios compañeros de misma nacionalidad atrapado en Chucha, y que se identificó como Mohamed Mamisrana, no quiso pronunciarse sobre la actitud del Gobierno de su país.

"Lo único que puedo decir es que quiero regresar a Bangladesh", declaró Mamisrana, de 22 años y que cuando se desató la rebelión en el país limítrofe ejercía de carpintero en la ciudad libia de Misrata, que en la actualidad es escenario de cruentos combates.

"¿No ve ninguna otra posibilidad que el regreso a su país?, le preguntó a continuación el periodista.

Mamisrana dudó unos instantes antes de responder que "bueno, quiero ir a Bangladesh o cualquier país donde encuentre trabajo".

Por Alberto Masegosa

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