En un discurso en Brasilia ante militantes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), que él fundó, dijo en tono de broma que aún tiene tres hijos y siete nietos que no fueron denunciados. "Además una nuera está embarazada. Hay un feto ahí, ¿cuál será el proceso contra él?", ironizó.
"Yo sólo quería decirles que no se preocupen por esos problemas, porque si hay una cosa que aprendí en la vida es a enfrentar la adversidad, pueden estar seguros. Si el objetivo es truncar cualquier perspectiva de futuro, entonces serán tres años de lucha y golpes", añadió el expresidente (2003-2010).
"Y pueden estar seguros: voy a sobrevivir. No sé si ellos sobrevivirán con la misma credibilidad que creen que tienen", añadió sin especificar a quiénes aludía.
La policía brasileña allanó el lunes en Sao Paulo las oficinas de la empresa de Luis Claudio Lula da Silva, uno de los hijos del expresidente, que aparece involucrada en un esquema que adulteraba multas tributarias en un organismo público, con un presunto perjuicio al Estado por 5.900 millones de dólares.
Brasil además está sacudido por la revelación de una gigantesca red de estafas en la estatal Petrobras que llevó a prisión a varios de sus exdirectivos, a encumbrados empresarios de la construcción y a políticos. El propio Lula ha sido llamado a declarar en la causa en calidad de informante sobre el fraude que costó más de 2.000 millones de dólares a la mayor empresa del país.
Las revelaciones de este caso han contribuido a la caída de la popularidad del gobierno de Dilma Rousseff, que enfrenta una crisis política y además una recesión económica. La debilidad del gobierno le ha impedido llevar adelante en el Congreso un paquete de medidas de ajuste fiscal para reorganizar las cuentas.
"La prioridad es que creemos condiciones para aprobar las medidas que la presidenta Dilma envió al Congreso Nacional, para que concluya definitivamente esa idea del ajuste y la economía brasileña vuelva a crecer", declaró el exmandatario.
Lula dijo que era necesario "negociar" con los parlamentarios, incluso con el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, férreo adversario del gobierno y quien debe decidir próximamente si abre o no un proceso de impeachment contra Rousseff.
La presidenta de Brasil enfrenta varios pedidos de juicio político a menos de un año de asumido su segundo mandato.
"Lo más prioritario es garantizar que Dilma pueda gobernar con tranquilidad en este país", insistió Lula.
"Necesitamos gobernar el país. Y es humanamente imposible gobernar un país en la situación política que estamos viviendo hoy", aseguró.
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