Del aeropuerto al hotel... o a Atocha

PCR, 'pasaporte Covid'... ¿A qué vienen los viajeros internacionales a Barajas?

España ha empezado a exigir una prueba negativa realizada en las 72 horas previas al aterrizaje a los visitantes foráneos, que circulan por un aeropuerto bajo mínimos blindado por la pandemia.

Aeropuerto de Barajas
¿A qué viene el viajero internacional a la base de Barajas con la que está cayendo?
EFE

El aeropuerto de Barajas ya no es lo que era. Ni encuentros de película ni café a la llegada. La Covid-19 blindó la base madrileña: nadie sin uniforme de piloto, azafata o identificación como personal de Aena cruza sus pasarelas sin tarjeta de embarque. Desde el lunes, el 'filtro' es aún mayor. Por primera vez desde que empezó la crisis sanitaria, ningún foráneo puede aterrizar en España sin un diagnóstico PCR negativo y fechado en las 72 horas antes del vuelo. Con todo, los vuelos internacionales aterrizan a diario. Pocas maletas y pocos niños, el perfil del visitante extramuros ha cambiado. También su itinerario es otro.

"La política es la misma desde abril", insiste el responsable de la seguridad apostado en la entrada. La última política del Ejecutivo estrecha el cerco sobre 65 países -un listado que se revisa cada dos semanas-, cuyos viajeros deben someterse a la incómoda prueba antes de despegar. El país luso forma parte de esa lista negra. "Soy portugués y negativo", insiste un pasajero de uno de los primeros vuelos internacionales que, este lunes, aterrizaron en la capital. ¿Origen? "Lisboa". ¿Motivo del viaje? "Trabajo". La respuesta se repetía entre los visitantes que, a cuentagotas, iban saliendo de la terminal. 

Hace 24 horas que el personal del aeropuerto activó el dispositivo. El Boletín Oficial del Estado se hizo eco de la medida el pasado 12 de noviembre. "Todo pasajero procedente de un país o zona de riesgo de los enumerados en el anexo II, que pretenda entrar en España, deberá disponer de una Prueba Diagnóstica de Infección Activa (en adelante PDIA) para SARS-CoV-2 con resultado negativo, realizada en las setenta y dos horas previas a la llegada a España", reza la norma. Y la única PDIA admitida para el nuevo coronavirus es la PCR.

"Soy alemán y vengo por negocios", afirma un pasajero de un vuelo de Frankfurt que ha llegado con retraso. "No tengo el virus, me hice la PCR el viernes, cuando me enteré de que España había empezado a exigirlas". Con sonrisa diplomática, el germano evita enseñar el documento con su diagnóstico. Arrastra una maleta casi de bolsillo, que esconde lo justo para un viaje exprés. Aterrizaje a mediodía y directo al taxi. ¿Y luego? "Voy directo al hotel". El alemán se monta en el primer vehículo de los que hacen fila frente a la terminal. Al volante, la desesperación se palpa. El segundo taxista reconoce que llevan más de cuarenta minutos parados. "Antes, Barajas era destino seguro, llegabas a primera hora y, antes de comer, ya habías echo el agosto". El 'bicho' ha convertido el día a día al volante en una rifa.

 "Ya no hay paradas seguras, las carreras llegan de donde menos te lo esperas". ¿La tarifa plana al aeropuerto? "Bajar la bandera son treinta euros, independientemente de donde te montes". El viaje después del viaje tampoco es igual que hace unos meses. Varios conductores aseguran que uno de los destinos estrella es la Plaza del Carmen. Cerca de este enclave se extiende toda una telaraña de hoteles de tres a cinco estrellas. Los alojamientos que todavía siguen abiertos se rifan a los pocos visitantes que, con la que está cayendo, aún aterrizan en la base madrileña. "Algunos, cada vez menos, te piden que les lleves a Atocha".

"¿Qué familia puede pagar cuatro PCR además de los billetes?"

La segunda ola azota a toda Europa y, pese a la mejoría de los datos, España sigue en alerta roja. Después de semanas de riesgo extremo, el país logró este lunes disminuir su incidencia por debajo de los 400 positivos por cada 100.000 habitantes, todo un triunfo si se tiene en cuenta que hacía más de un mes que las estadísticas oficiales superaron, sin retorno, esta barrera. El objetivo de 25 positivos de incidencia queda lejos y el Gobierno ha acelerado para tapar cualquier fisura. Incluida Barajas.

Aerolíneas y voces del sector turístico ya han cuestionado la medida. Frente a la norma española, la política de otros gobiernos europeos es más benévola con el viajero extranjero. La estrategia de estados como Italia, donde es el país de destino ofrece una PCR gratuita para el viajero a su llegada, hacen de sus territorios destinos más atractivos. La norma del Gobierno español obliga al visitante a sufragar su test diagnóstico. "¿Qué familia puede pagar cuatro PCR además de los billetes, que ya suponen un fuerte desembolso?", traslada a La Información una azafata de Raynair con No en todos los casos: se salvan al imperativo aquellos para los que España solo es una escala en su periplo hacia otro país. Sin contar a los visitantes  de paso, la sanción por aterrizar sin diagnóstico puede llegar a los 6.000 euros.

La balanza entre salud y economía asegura la polémica. La Asociación de Líneas Aéreas (ALA) ha asegurado que la última exigencia sanitaria ha frenado las reservas y pide que se opte por las pruebas de antígenos, más rápidas y baratas. Por su parte la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM) rehúsa valorar el pasaporte sanitario, pero pone sobre la mesa que la escena ya es desalentadora, si se tienen en cuenta los cierres decretados por Madrid y el resto de CCAA que impiden el flujo de ciudadanos incluso dentro del territorio nacional. 

El primer lunes de pasaporte sanitario en Barajas transcurrió sin incidencias. "Algunos pasajeros se quedaron en tierra por no traer el documento", afirma el pasajero francés. Otros, tal y como trasladó Aena, habían embarcado con un diagnóstico anterior a las 72 horas previas. El despliegue de Barajas también se dio en bases El Prat , en Barcelona.  La escasez de visitantes agilizó un proceso que ha convertido un código QR en la pantalla del móvil en el mejor salvoconducto. La nueva normalidad. 

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